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MARIANA MATIJA

Mariana Matija: ni feminazi, ni veganazi

Tal vez la búsqueda de la perfección puede enloquecer, pero es una certeza que ni el veganismo, ni el feminismo lo harán. Por eso, Mariana Matija creadora del blog Cualquier cosita es cariño, es la muestra de que el cambio desde la valentía es posible.

¿Cómo define a Mariana Matija?

Me parece una pregunta muy difícil, es algo que en los últimos meses he pensado mucho. Uno tiende a responder en referencia al trabajo o cosas que uno hace. Ya no sé qué contestar, diciendo eso me siento toda atrevida.

Yo soy bloguera, pero eso es lo que hago, el medio, no el eje de lo que estoy haciendo. Cuando era profesora decía docente… es difícil. Ahora estoy en paz respondiendo que me defino como una activista que defiende la idea del activismo imperfecto.

¿Activismo imperfecto?

Mi experiencia en esto, desde hace años, que me empecé a dedicar a esto de una forma más activa, he visto que las personas tienden a hacerle a uno un escaneo general para ver uno en donde está metiendo la pata: "Tus zapatos y tu celular…”

¿Cómo ha sido su proceso al encontrar un interés y a la vez querer comunicarlo?

Siempre ha sido desde mi casa, desde que tengo memoria. Cuando tenía como ocho años, a raíz de que estaba ligeramente obsesionada con tener carnés de cosas, se me ocurrió que quería hacer un club de ecología para dar carnés a mis amiguitos.

Ahora miro en retrospectiva y veo que sentía una responsabilidad con ellos, todos esperaban a ver “qué va a decir Mariana que hagamos”.

Después, durante un tiempo abandoné un poco la idea, pero lo tomé enserio cuando me fui a vivir sola en Chile, en donde me di cuenta de qué cosas compraba, ya que es muy distinto a que la mamá tome esas decisiones por uno. De ahí para allá, todo fue como en efecto dominó. Siempre estuvo en mí, pero ese momento fue el que me llevó a decir “voy a escribir para personas”.

¿Cómo coordina su trabajo como diseñadora con su estilo de vida? tal vez uno lo relaciona con volantes, carteles o publicidad y la acción de vender y consumir.

Yo estudié diseño visual y no gráfico, por lo cual el enfoque no tenía mucho que ver con la publicidad. Creo que a gracias a la gente con la que me he relacionado he tenido la fortuna de no trabajar en torno a vender cosas, sino en proyectos educativos y difusión de cosas que me parecen interesantes. Diseñar el reporte de una organización que hace certificación de producción responsable de café, diseñar los volantes para los caficultores de Caldas...

Trabajando como profe si entré mucho en conflicto, hasta que me mamé y paré. Es un rollo, yo por ejemplo, les decía que trajeran todo digital. Es ridículo porque gastan un platal. Las muestras finales son ridículas, son hasta seiscientos mil pesos para un stand, que está de un día para otro, y que termina a dar en la basura.

¿Qué ha sido lo más difícil?

La gente (risas). He sido yo, la obsesión con la perfección, y yo se que suena super “boleta” y a entrevista de trabajo (risas), y la verdad, creo que es lo más difícil no solo para mí, sino para la gente, porque los que no se acercan a estas preguntas es porque les da miedo tener que comprometerse con todo o tener que hacerlo.

Yo por ejemplo uso el blog, hago el hosting reducido en carbono, pero yo no puedo controlar desde donde se conectan quienes me leen o cosas así.

A nivel personal, en mi propio camino, y en lo que observo en los que me leen, veo que todos quieren hacer todo bien desde el principio.

¿Cree que tiene que ver ser mujer con el tema de querer cuidar y proteger el medio ambiente?

Sí, total. Cuando yo entro a mi blog, si veo los comentarios, la mayoría son de mujeres.

Yo sé que manejo una forma de expresarme y un lenguaje gráfico que puede ser más cercano a las mujeres. Pero sé que hay una cuestión cultura, y eso no me lo inventé yo, eso lo tienen muy estudiado.

La cultura del macho ve el cuidado del otro como algo femenino, y los valores femeninos son una cosa infravalorada en esta sociedad. Por ejemplo, en torno al tema del consumo de la carne, me estoy leyendo un libro que se llama La política sexual de la carne, y hacen un análisis sobre cómo la cultura machista tiende a ver el consumo de carne, versus el consumo de vegetales. Hay un análisis histórico súper teso en donde muestran lo tradicional, de aún cuando hay escasos recursos, las pocas veces que hay carne, se le reserva al hombre ya que es quien necesita más fuerza, pues supuestamente esta da la fuerza.

Estas son narrativas que no vienen de ayer, sino que están desde hace miles de años y por eso es tan difícil que la gente se las saque de la cabeza, no es solo: “a mi chiquito me enseñaron que se come carne” sino que es una cultura que lleva matrillándonos la cabeza con esta idea de que la carne da fuerza y de que comer vegetales es femenino, y que cualquier cosa femenina es débil, frágil o no lo suficientemente válida.

Mi mamá, que es medio nerd, me ha guiado. Le comenté sobre las mujeres que escriben en el blog, y ella me mencionó a Carol Gilligan y la teoría de la ética del cuidado, en donde se establece que los hombres y mujeres crecemos con una visión muy diferente, en donde todo aquello que tiene que ver con el cuidado del otro, está relacionado con las tareas convencionales de la mujer.

El cuidado del planeta es el cuidado del hogar grande, y desde la visión súper heteropatriarcal, es el hombre quien lleva la plata a la casa, pero es la mujer quien elige qué se compra. Son cosas pequeñas, pero que refuerzan una narrativa.

¿A qué se enfrenta todos los días como una persona consciente y como mujer?

A mí misma (Risas).

Yo no sé, depende. en el fondo sí, yo creo que las cosas, en temas de vivir con los ojos más abiertos sobre la huella que se está dejando en el planeta, lo ponen a uno en unas situaciones muy incómodas, y al final uno solo tiene que lidiar con uno mismo, y en cómo se responder a eso.

Tengo que lidiar con la frustración, aunque a veces es un asunto externo, termina siendo algo propio. Algunas veces me preguntan sobre qué es lo más difícil del veganismo y yo digo: “juemadre, la gente, la gente es lo más difícil” A mí no me importa dejar de comer lo que sea, todo se puede “veganizar”.

¿Qué pasa con el tema de la “feminazi” y la “veganazi”?

Yo vivo en una burbuja, aunque no todos los que están a mi alrededor están tan metidos en el cuento como yo, ninguno tiene problema con mi forma de ver las cosas. No como algunas otras personas lo viven.

¿Pero es consciente de que existe esa segregación?

Sí, claro. No lo he vivido de cerca, pero lo he sufrido. Yo pienso que en toda medida es un mecanismo de defensa, una falta de comprensión que no permite que se muestren las cosas como son.

Como las mujeres que protestan desnudas y las llaman feminazis…

Sí, o como los vegetarianos que a la hora de comer dicen “hay cadáver en tu plato”. Creo que es algo de desconocimiento… falta de comunicación y mecanismo de defensa.

A veces se que es bueno ponerse en los zapatos del otro, y entender su contexto, nos explica muchas cosas. A mí me queda más fácil por mi esposo que está igual o más loco que yo.

¿Qué es la valentía?

Creo que es hacer las cosas aunque uno tenga miedo. hay quienes piensan que la gente valiente es la que no tiene miedo, pero no, son aquellos que a pesar del miedo hacen la cosas.

Hay un grupo de sus talleres que se llama Gente Valiente ¿cómo nace esa relación?

A mí se me ocurrió pensando en la reflexión que yo hacía frente a los comentarios que recibía en el blog: “es que mi pareja, mi familia…”

Esa es gente que quiere hacer las cosas pero que su entorno no se lo permite, no saben buscar, no tienen acceso a la información o facilidad en su contexto.

A mí me pone en conflicto la narrativa de mostrar que todo es fácil, en su versión más simple y reducida. Yo sé que quieren que la gente no se agobie, pero es una confusión muy grande, ya que el mensaje de facilidad hace que se frustren. La gente se quiere meter en este camino es difícil, pero lo hace.

¿Se considera valiente?

Sí, no en todos los aspectos ni circunstancias, al lado de una cucaracha no, (risas). Pero en general, el resto de la vida sí.

Pienso en la valentía, no como en un superhéroe, sino en atreverme a hacer preguntas incómodas. Yo tuve la fortuna de crecer cerca de gente muy valiente, mi mamá me ayudo a formar pensamiento crítico, eso es una forma de valentía. la sociedad y las costumbres nos dicen cosas, pero cuestionar es de gente valiente.

* Fotos del Instagram de @marianamatija

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