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BOLDWOMAN SERIES_ CARMENZA ROJAS #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA


¿Quién es Carmenza Rojas?

Bambazú (carcajada). Es una chocoana de 28 años que nació en el úuuultimo rincón de Colombia: en Punta Ardita, Juradó, Chocó. Una tierra de nadie, ¿sabés? Una tierra de nadie… y de la familia, los González. Eran siete familias las que se instalaron ahí, aunque aún no se sabe cómo llegaron. Mi bisabuelo era un hombre navegante, comerciante… él terminó en el Chocó, terminó en el Baudó; allá conoció a mi bisabuela —que como siempre se esconde—, no se sabe muy bien de dónde venía, pero era una africana en condición de esclavitud. Y él se enamoró de ella y se fueron a vivir a Punta Ardita. Mi bisabuela tuvo como dieciocho hijos. El linaje de mi familia es racista, aunque yo soy producto de una mezcla de razas. Negro, blanco e indígena. Soy chocoanísima.

¿Cómo fue tu infancia?

En el momento en que yo nací mi mamá decide venirse a vivir a la ciudad (Cali) porque llega la guerrilla al Chocó, en el ‘87. Mi papá era dueño de muchas fincas, él se quedó en Juradó y mi mamá se vino conmigo. Llegamos al Distrito de Aguablanca, al barrio Calipso. Yo nunca viví la pobreza porque en mi cabeza siempre hubo riqueza, yo mantenía jugando en la calle, y entre mi tío, mi papá y mi mamá me pagaron colegios privados en Cali. Entonces el contexto en el que yo crecí no era el contexto del lugar donde vivía, además cada seis meses me llevaban al Chocó, y el Chocó es TAN abundante… Yo no crecí con un pensamiento de escasez, como se puede llegar a pensar de una persona que viene del campo a la ciudad. ¿Qué sí viví? Viví violencia sexual producto de un abandono, porque claramente mi mamá no podía estar conmigo todo el día, entonces yo mantenía en la casa de una amiguita. Ella era supremamente maltratada, —y ahora lo digo porque para mí eso estuvo bloqueado mucho tiempo— pero el papá de ella hacía que yo le tocara el pene. Yo no tenía consciencia de todo eso, tenía ocho años y vivía en mi mundo mágico.

¿Qué es para vos la feminidad?

Yo crecí entre ser mujer y negarme la feminidad un poco. Por mucho tiempo fui la mejor amiga de los hombres… Siempre fui la única negra del parche. En ese entonces la feminidad era un coco, era algo que yo no quería. A mi me encantaba el hip-hop, hice capoeira durante siete años, entonces fue una época de defenderme. Yo no quería que me vieran ninguna parte de mi cuerpo, yo no quería ser una mujer débil. Fueron muchas confrontaciones, mi refugio fue capoeira, después conocí la samba… estudié trabajo social, no sabía por qué pero un día dije “es que yo quiero volver al Chocó”. Ahora es diferente, para mí la feminidad es TODO, es la vida. Es el cómo me relaciono con la naturaleza, conmigo misma, con mis hermanas, con mi mamá. Es el reconocimiento de mi útero, de mis dolores como parte de las cicatrices que me hacen mujer.

¿Cómo es tu relación con el Chocó?

Pues es mi vida, lo amo… seré su gobernadora, ocuparé todos los puestos políticos y comunitarios necesarios para que el Chocó como estado tenga todas sus necesidades básicas resueltas, declarándose un patrimonio inmaterial y natural de la humanidad: porque eso es. Para mí es mi vida, el Chocó es todo… Es por lo que abro los ojos todos los días; fue la tierra que me devolvió la vida, la tierra que me hizo encontrarme conmigo misma. Hago parte y seguiré trabajando en procesos sociales, culturales, artísticos y ambientales con mujeres. Vengo de una familia que ha estado allí en el “darle” al Chocó, mi papá fue alcalde, ha sido personero… Pero también con un discurso que se repite todo el tiempo donde te educan diciéndote: “es que este territorio es lo peor, es que aquí solo hay pobreza, es que aquí no podés crecer, es que te tenés que ir a la ciudad para ser alguien…”. Todo para mí ha sido un des-aprendizaje y una de-construcción.

¿Qué más te motiva a levantarte todos los días?

La “Universidad Itinerante de Artes” que estamos construyendo con un parche de amigas en el Chocó. Porque eso nos está dando sororidad, nos está haciendo cuestionarnos sobre la vida, sobre la educación que hemos tenido. Sobre la injusticia social, no como algo externo a nosotras sino como algo que también reproducimos, y de lo cual somos 100% responsables. Por eso me levanto, me levanto por la danza, por la bendición del útero, por la sanación, la liberación, la alegría, que es el método de danza afro mediante el cual estoy trabajando. Me levanto por EL HAMBRE DE CONOCIMIENTO DE ÁFRICA que tengo (sonrisa). Me levanto por abrazar a mis hermanas de vida, me levanto por poder brindarle a todas las personas del Chocó nuevas oportunidades, para que no sea “lo que nos toca” sino “lo que decidamos”.

¿Qué es lo más difícil de ser mujer, de ser mujer negra?

Bueno de ser mujer: el patriarcado. De ser mujer negra: el patriarcado, el racismo, el capitalismo y el neoliberalismo. De ser mujer negra y chocoana: el hecho de que para la gente del común no podás ser más que empleada del servicio o prostituta. O los comentarios de “ay pero habla bien, ay pero es bonita”. Es todos los días sobreponerte no solo a tu crianza que ya está mediada por el colonialismo, sino a la población que está educada sobre ese colonialismo. Entonces… me cansé de luchar, ¿ya no lucho sabés? Luché mucho para no sentirme mal. Luché mucho para encontrar que amo mucho al Chocó. Mi familia solo me decía: “Váyase ya de este país, váyase”. Pero Bambazú es artista. Es artista social. Y en esta sociedad es más complejo aún. Ahora todo ha cambiado mucho, ahora ellos me creen y me apoyan en lo que estoy haciendo. Yo entendí que ser artista social es la acción más política que un ser humano puede tener en la vida. Y por eso ahora ya no me da rechazo decir que voy a ser gobernadora de mi tierra… Porque es un gobierno que YA estoy haciendo, no es un gobierno de elección popular.

¿Qué es lo mas transgresor que has hecho?

Casarme con un gringo (carcajada). Me casé con un gringo a los 21 años. Yo hacía parte del movimiento feminista de Cali, aún hago parte, pero en ese momento éramos activistas, guerrilleras de pensamiento, trabajadora social de la Univalle, imagináte. Jamás creí en el matrimonio, y ahora no creo —con más fuerza aún—. El pensamiento fue así, y voy a ser 100% honesta: Yo era novia de un chico que me daba mucho amor, ¡me daba tanto amor! Y de repente nos alejamos, pero un día él me dijo: “Ve tengo un amigo gringo que compró una tierra en el Chocó, está haciendo un hostel, y está necesitando que alguien se case con él por los papeles”. A mí se me pararon los pelos de punta. Y el primer pensamiento que tuvo Carmenza Rojas fue: “Me voy a casar con este man, a los dos años me separo y la tierra vuelve a ser chocoana”. (Silencio) ¡De repente me enamoré! (carcajada) ¡Me requete enamoré! ¡Cuando me casé me casé con un desconocido! Estaba totalmente enamorada, y con los años me di cuenta que no era que estaba totalmente enamorada, estaba totalmente perdida de mí misma y de mi amor propio. Ahora lo respeto, lo valoro, le agradezco. Es mi compañero y con él tenemos un proyecto en conjunto para aportarle al Chocó, cada vez más conscientes. Él me ha hecho transformar mi pensamiento sobre Norteamérica. Ahora lo acepto, lo amo, y me di cuenta que las fronteras no son nada, son una invención más del colonialismo.

¿Con quién te reivindicarías?

Conmigo misma. Me di muy duro por “haberme casado con un gringo”. Hasta de cometer acciones que iban en contra de mí misma.

Hablemos un poco de la sexualidad. ¿Qué es la sexualidad para tí?

Uf, pues para mí un trauma… hasta los 20 años que un chico me mostró la sexualidad tántrica. Allí conocí el poder sanador, de realización espiritual que hay a través de tu sexualidad. Eso es para mí ahora. Un vehículo de claridad. Un vehículo de realización. Aún uno tiene sus descaches, de buscar sexo por placer. ¡Pero la sexualidad tántrica es tan bella! Sí… es el amor.

¿Te sentís bella?

¡Ay total! Soy la negra más bella del mundo (risas). Realmente… por dentro y por fuera. Acepto todo de mí, me amo como soy. Han sido noches y días y años de llorar, de gritar, llevarme por delante a muchas personas, vengarme de muchos hombres… Ummm… pelear con muchas mujeres.

¿Qué pensás de la competencia entre mujeres, de la envidia?

Lo peor en el mundo es pelear con una mujer. Si el infierno es algo, es pelear con una mujer. Para mí eso es colonialismo, patriarcado, educación… y MIEDO.

¿Creés que el sistema nos tiene miedo?

¿A nosotras las mujeres? ¡Obvio! Y ha creado todas las ideologías, todos los mecanismos para que ese miedo se instaure en nuestros ovarios y haga que desde allí operemos.

¿Y el feminismo, no será una ideología creada por el sistema?

Bueno, yo soy feminista comunitaria étnica, ese es el feminismo que construyo día a día. El feminismo es la reivindicación teórica de la posición de exclusión y olvido que si no generamos nosotras, nadie genera. Lo que es la opresión frente al feminismo son las interpretaciones de él, que son interpretaciones que llegan a través del miedo, del odio, del sexismo... Hay muchos ismos pero éste ismo en particular, este feminismo es el que le ha dado valor y voz a la base de la esclavitud desde hace siglos, que es la esclavitud femenina, de la que nadie habla. Pero el feminismo se fundamentó bajo una clase social de mujeres letradas, ¿que quiénes eran? Mujeres blancas. Entonces, mientras las feministas pensaban, ¿quiénes cuidaban las casas de ellas? Las negras. Yo me reconozco desde el feminismo negro, lo estoy promoviendo. Y es diferente el feminismo negro citadino, al comunitario.

¿Cómo es tu relación con las mujeres del Chocó con las que trabajas?

Ah pues son mis abuelas, mis primas, mis tías. Es una relación de familiaridad…Yo siento lo que ellas sienten, ellas no tienen que convencerme a mí de nada. Yo soy negra chocoana que ha estado entre la pobreza, la riqueza… Entre el mundo de pensamiento occidental y el mundo de pensamiento negro. Soy un puente.

¿Cómo te reconectaste con tu territorio?

Primero fue Brasil, yo ya sabía que en Brasil la historia del negro había sido diferente. Y a mí siempre me gustó el Chocó, era mi lugar favorito, de vacaciones. Pero mientras estudiaba trabajo social, un día me di cuenta de que había algo muy extraño dentro de mi familia: algo muy extraño que se llamaba racismo (risas). Eso fue un choque muy duro, yo terminé con un nacido en el hígado a los diecinueve años. —Yo siempre muy veloz en la vida—, y cuando me salió ese absceso hepático mi mamá que estaba viviendo allá,me dijo “te venís para acá” y me fui a vivir al Chocó a recuperarme, cancelé la universidad un tiempo y me fui. Allá empecé a hacerle entrevistas a la gente, a llenarme de preguntas y lloraba mucho, no sabía por qué. En esa recuperación le conté a mi mamá que había sido abusada sexualmente a los catorce años. Me reconecté con mi mamá, aunque ella siempre me decía “nunca con un negro, menos con un negro chocoano”. Después ya comencé a trabajar allá con la gente, empecé a trabajar inspirada por mi abuela que fue la mejor cantadora y bailadora de rucas, tamboritos, chigualos y gualíes; murió de una enfermedad en el hígado (risas), a través de ella conocí al grupo de cantadoras “Las quinceañeras”. Luego conocí a mis tías las cantadoras de alabaos “Las Tejada”, tías también de un gran hombre chocoano llamado Jahleel quien dirigía en ese momento el Festival de las Migraciones en Bahía Solano. Él y yo chocamos mucho, así mismo nos amamos.

¿Cómo ha sido ese rol masculino en tu vida?

Bueno primero mi papá nunca estuvo. Y yo siempre he elegí estar acompañada de un hombre. Los hombres que elegí fueron hombres que me catapultaron a cualquier situación de la vida —positiva o negativa—. Pero por el desamor que yo me tenía creaba situaciones para que la oscuridad fuera siempre el resultado final, para yo volver a decir: “vio es que los hombres no sirven”.

¿Cómo lograste sanar el abuso, todo eso…?

Bueno no es un punto acabado. Cada día estoy en transformación. Decidí la transformación como camino de vida. Y la decidí después de estar en las drogas con quien fue mi esposo, y después de conocer a una amiga que se llama Natalia Roa quien estaba en un camino espiritual en ese momento y fue un gran espejo para mí, me di cuenta de que cualquier duelo y cualquier dolor se puede superar. Decidí tomar ese camino. Fue cuestión de elegirlo, elegir ese camino. Eso fue. Después elegí también a Isabel Córdoba quien tenía un proceso de investigación sobre abuso sexual y danza, ella me ayudó mucho. En ese camino el yagé me eligió a mí, me fui para Brasil donde conocí el Candomblé, y me reconocí, me curé. Allí desarrollé lo que yo ya sabía que tenía: mi poder como terapeuta. Me lancé, rompí el miedo. Y tengo un método, se llama Método Bambazú. La palabra Bambazú significa estremecimiento, rebeldía, y a mí me gusta la rebeldía, he sido rebelde toda la vida. Solamente hay que saber para qué la rebeldía. Ahora la rebeldía es para ser mujer, para romper cadenas mentales. Para ser mujer negra, para romper las cadenas de la esclavización. Para ser mujer negra chocoana, para defender mis derechos, hacerlos valer y por ahí derecho los de todas mis ancestras y las niñas con las que estoy trabajando, las ancianas, las curanderas, las parteras. Ahora yo no veo mi vida sin ellas. Yo soy la mujer negra en todas las mujeres que aún no logran ver su mujer negra. Y la mujer negra es la que lo sostiene todo, ¿quién está en la base, de la sociedad? Nosotras.

¿Alguna mujer que te inspire?

Muchas me inspiran. Mi mamá, mi hermana. El recuerdo creado de mi abuela, “Las Tejada”. Todas las mujeres con las que trabajo. Las mujeres de mi cotidianidad. De mujeres famosas que me hagan sentir orgullosa, pues Goyo, Lía Samanta, Zully Murillo, ¡todas las chocoanas! Todas las cantoras del mundo me hacen sentir orgullosa.

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Una canción Yo aprendí – Danay Suárez

Un libro Mujeres que corren con los lobos – Clarissa Pinkola

¿Qué es la sexualidad? Vida

¿El placer? Realización

¿El pudor? Miedo

¿El aborto? Decisión

¿Un sabor? Borojó

¿Una parte del cuerpo? Mi útero

Una frase No soy de aquí, ni soy de allá.

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Sigue su proyecto en:

Fundación Mareia https://web.facebook.com/artecomove... Método Bambazú

Gracias hermana por mostrarte tan profunda y honesta ante el mundo. Eres una gran inspiración.

@MyGrlstory

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