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ANA MARÍA QUICENO

¿Quién es Ana María?

Me gusta que preguntes quién soy y no responderte con qué hago. Soy un ser humano con ganas de entender el misterio de la vida y lograr experimentar la existencia de la manera más amplia posible. Eso soy.

¿Qué haces?

Vivo en Chile hace 5 años y trabajo en gestión y producción cultural. Gestiono dos eventos: 100 En 1 Día Santiago, un festival de intervenciones urbanas y participación ciudadana, y Citylab, un meetup para compartir, difundir y experimentar creatividad. Como productora he trabajado en 3 festivales de cine diferentes y en otro festival de intervención urbana. Además, trabajo mucho con temas de alimentación saludable tratando de entender todo lo que significa lo que comemos, cómo nos alimentamos y cómo todo eso nos ayuda a ser más claros, tener más energía, estar en coherencia con nuestro cuerpo, nuestra salud, nuestra intelectualidad… El alimento no es algo separado, tiene que ver con todo nuestro ser.

¿Cómo terminas involucrándote con este tema del alimento?

Siento que nuestra generación se vio enfrentada a varios cambios fuertes de códigos y de percepciones de la vida. Nuestros papás venían con un chip y a nosotros nos tocó otro y uno de esos es la alimentación; mis abuelos, por ejemplo, jamás se preguntaron sobre eso porque crecieron en el campo, cultivaban lo que se comían y la alimentación era completa y saludable. A mis padres les tocó la explosión del fast food y meter a la casa un microondas. A nosotros nos tocó preguntarnos: ¿De dónde viene la comida? Y ¿Cómo llega hasta nuestra mesa?

En mi casa, mi hermana fue la primera que empezó a cuestionarse este tipo de cosas. Un día llegó diciéndonos que las salchichas eran lo peor, eran el picadillo de lo que quedaba de los animales, hecho una tira que te comes y no tienes ni idea qué es. Es absolutamente dañino para el cuerpo. Comenzó con el tema de las salchichas y los embutidos y después fue ampliándose a la carne, el pollo, el cerdo. De ahí, mi mamá y yo comenzamos a pararle bolas y a ser conscientes del tema. Y es un viaje de ida porque empiezas a preguntarte sobre todo lo que normalmente comes: queso, leche, azúcar, sal, frutas y verduras... todo.

Hace unos 15 años sacamos la carne animal y los embutidos de la casa. Y ha sido un proceso largo de aprendizaje que llegó a su clímax hace 3 años cuando nos fuimos las tres – mi mamá, mi hermana y yo- a hacer un retiro de alimentación consciente en Argentina, con un personaje muy conocido en este mundo de la alimentación viva que se llama Néstor Palmetti. Hicimos un retiro de 10 días y sentí como si hubiera metido la cabeza en una licuadora porque todos los conceptos y lo que sabía sobre la alimentación, el cuerpo, la energía y la salud, todo era una grandísima mentira y tenía que re-aprenderlo. Allá no era un détox, era un retiro en donde concibes al ser humano como un ser holístico donde todo tiene que ver con todo. La alimentación tiene que ver con tu mente, tus relaciones, tu pasado, lo que quieres hacer, tu motivación en la vida, tu espiritualidad, con todo.

¡Comer es un acto político absolutamente!, cuando comes estás declarando muchos statements de la vida, de quién eres, qué quieres y qué piensas. Entonces bueno, para resumirte un poco, para mí la alimentación ideal está basada en frutas, verduras, frutos secos, alimentos fermentados, deshidratados, germinados, y hechos a través de todo esos procesos que olvidamos por ser procesos más lentos. El intestino tiene más neuronas que el cerebro, por eso mantener sano tu sistema digestivo y tu flora intestinal te hace tener más clara la vida, tus relaciones y tus emociones.

Hablando de los actos políticos, ¿qué es lo más transgresor que ha hecho?

Bueno lo transgresor igual depende de quién lo vea. Siento que he hecho muchas cosas que para mí no son transgresoras pero para otros ojos sí lo son.

Como cambios de vida relativamente radicales. Tal vez el más transgresor fue el último salto que di y fue en un momento en el que estaba viviendo en Bogotá, en una zona de confort demasiado estable, casi que una… una arena movediza porque estás ahí y te vas hundiendo lentamente pero no te das cuenta… y decidí dejarlo todo, cambiarlo todo, irme a otro país sin saber exactamente cómo iba a hacer las cosas pero sabiendo que quería un cambio. En ese momento tenía una agencia de comunicación digital junto a mi socio, novio, carro, vivía en Rosales, yo qué sé, un montón de comodidades y de repente decir: “Me voy a Chile, quiero hacer proyectos culturales que le aporten algo al mundo, no sé cómo ni con quién pero quiero hacerlo”. Y llegué a una ciudad nueva a buscar dónde vivir y a empezar de cero.

¿Cambiar tus hábitos de alimentación no lo consideras como transgresor?

Lo que te digo, para mí no lo es porque ha sido un proceso de varios años, ha sido un proceso lento. Veo lo transgresor como un cambio abrupto, no sé pero lo siento así.

¿Cómo fue crecer en tu casa? Que además son un trio súper poderoso…

Mis papás se separaron cuando yo tenía como 6 años, y mi hermana 4. Me acuerdo perfectamente el día en que nos reunieron a mi hermana y a mí, estábamos jugando y nos dijeron: “Niñas tenemos que decirles algo: Se acabó el amor entre nosotros entonces nos vamos a separar. Papá se va y ustedes se quedan con su mamá”. En ese momento llegar a entender “se acabó el amor” era demasiado imposible, mi hermana y yo los miramos, nos miramos y seguimos jugando. No fue esa ruptura dramática con violencia o tristeza, no. Mi papá simplemente se fue y quedamos un trío de mujeres. Fue un momento en el que mi mamá se empoderó muchísimo porque se dio cuenta que tenía que sacar adelante a sus dos hijas chiquiticas, criarlas, educarlas, mostrarles de qué se trata el mundo y lo hizo con el amor y la entrega más increíble. Nos enseñó a ser súper independientes. Mi mamá es paisa entonces nos enseñó a ser echadas pa’lante, alegres, que nos fuera muy bien en el colegio. Mi mamá trabajaba muchísimo, no tenía tiempo de sentarse con nosotras a hacer las tareas; nosotras llegábamos del colegio, hacíamos las tareas solas y cuando ella llegaba en la noche solamente las revisaba. Entonces siempre tuvimos que ir un paso más allá.

Crecí en un trío demasiado hermoso, femenino, que perdura hasta ahora, y cada vez que nos encontramos es mucho amor, mucho respeto y admiración la una por la otra.

Con mi papá sigo teniendo una relación cercana y amorosa.

¿Qué te cuestionas en este momento?

Uno siempre está en un tema del momento; la alimentación es transversal a todo pero ahora pienso mucho en dos temas particulares. Primero, en las relaciones amorosas. Siento que en Occidente fuimos criados con un tipo de relación muy específica, codificada, cerrada, sesgada y uno en algún momento se pregunta si hay otras maneras de amar y de tener relaciones. Y empiezas a investigar, a leer y te das cuenta que históricamente hay infinitas, hay mil maneras de hacerlo pero en este momento todavía están muy under, todavía son nichos muy pequeños, luchas muy chicas. El otro tema es la mujer. Estoy absolutamente sintonizada con este resurgir y alzar la voz de la mujer desde muchos lugares y cuando uno se da cuenta que ha vivido mucho tiempo sin cuestionarse eso y que ahora es un tema del que se habla, se lee, se escucha, tú misma reflexionas sobre lo que ha sido tu vida. También me parece muy interesante el tema de las generaciones…

¿Cómo así generaciones?

Lo que te decía, que nuestros abuelos vienen con un chip, nuestros padres con otro, nosotros otro. Nuestros hijos son quiénes nos van a enseñar del futuro, de las nuevas dinámicas de todos los aspectos de la vida, porque el mundo cambia demasiado rápido. Y cuando digo generación me refiero de 10 a 15 años de diferencia. Es impresionante el cambio y cómo el mundo entero se replantea de generación en generación. Y lo que se viene ni lo imaginamos, todos esos cambios tecnológicos, ambientales y sociales me parecen una locura. Otro tema en el que pienso constantemente es sobre el propósito de la vida. Como empecé diciendo estoy en esa búsqueda de descubrir el misterio de la existencia y de vivir la vida en su mayor expresión. Para mí, la vida es un regalo universal, hacemos parte de una creación absolutamente misteriosa para el ser humano, somos un canal súper abierto y perceptivo que se puede conectar con todo de acuerdo a cómo lo desarrolles, ya sea a través de la meditación, la respiración, la intuición, las plantas medicinales, somos un canal que se puede conectar con taaantas cosas. Siento que tenemos que mirar hacia el basto universo y conectarnos con todo eso, puede sonar hippie y loco pero lo siento profundo y hay muchos mecanismos para eso.

¿Qué le dirías a la Ana María de hace 10 años?

A veces pienso qué le diría a la Ana de hace un año y sería: “Ey, no tienes ni la más mínima idea de lo que se viene este año”. Es que en un año te puede cambiar la vida 180º. Yo creí haberlo vivido todo a mis 23 cuando estaba haciendo la tesis de la universidad sobre formas experimentales de habitar la ciudad, me había ido a vivir a Buenos Aires, había vuelto a Colombia, estaba por irme a Santiago de Chile a hacer la práctica de la universidad, me había enamorado más de una vez, mejor dicho, había hecho y deshecho (risas). No sabía lo que se venía en 10 años. No me arrepiento de nada, todo ha sido perfecto. Eso sí hay que estar preparado para vivir, que es súper intenso.

¿Qué piensas de la menstruación?

Creí pensando que la regla era lo peor; por qué sangre, por qué a las mujeres, por qué todos los meses, por qué los cólicos. Satanizándola. Luego fui dándole respuesta a todas esas preguntas, aprendiendo y encontrándome con mujeres que me iban dando luces al respecto. Tuve un hito en el tema hace 5 años cuando conocí a una chica que me abrió todo el libro respecto a la menstruación y fue la primera persona que me habló de la copa menstrual, esa fue la llave, creo que acá ni las vendían en ese momento o por lo menos, yo nunca había visto una en mi vida. Cuando me habló de la copa, me dijo esta es la manera de recibir tu sangre, verla, olerla, ver el color, no sé, la puedes echar a tus plantas o al agua, no a la basura. También tuvimos una conversación sobre los ciclos y cómo estamos conectadas con la luna. Cada cuarto de la luna es un cuarto de nuestro mes, en un cuarto estamos abiertas, creativas conectadas, en otro cerradas, introspectivas, en uno queremos plantar, en el otro cosechar y todo eso pasa en un mes y si uno no lo entiende va a estar súper confundida: ¿Por qué ayer estaba feliz y hoy triste? ¿Por qué hace una semana se me ocurría de todo y ahora no se me ocurre nada? Es importante entender los ciclos y amigarse con ellos.

A través del conocimiento de mi ciclo, empezó otra relación con la planificación. Cuando empecé a planificar con pastillas sentía que no era yo, mis sentimientos y emociones no eran mías y después de sólo dos meses, de manera muy intuitiva decidí dejar de tomarlas. Y es un tema heavy porque somos las mujeres quiénes tenemos que tomarnos una pastillita de estrógeno y progesterona diaria por toda la vida cuando realmente somos fértiles sólo 3 días al mes. También había un miedo terrible a quedar embarazada, y bueno, los miedos son ignorancia y es cuestión de no darse a la tarea y el esfuerzo de averiguar, entender tu cuerpo, tu ciclo menstrual, tu sistema reproductivo, tu conexión con la luna. A mí el método del condón me parece que está perfecto, es una planificación compartida.

¿Qué piensas de la masturbación?

La masturbación es otro tema tabú de la mujer. Yo vine a masturbarme tranquilamente a mis 23. Antes lo hacía pero con miedo y cierta culpa, pensaba que estaba muy mal lo que estaba haciendo. Y eso que los hombres hablan de hacerse la paja desde que tienen como 10 años, y es normal y el que más se hace la paja es el más chévere. Muy loco. Ahora lo disfruto, me encanta, relajada con eso….

¿Qué piensas de la maternidad?

Siempre tuve miedo a tener un embarazo adolescente, crecí pensando que si me pasaba me tiraba la vida. Con mi hermana lo hablamos en un momento y casi hasta hace muy poco vivimos con temor de quedar embarazadas, terror, pucha me va a cambiar la vida totalmente… no sé… el último año me he relajado con el tema.

Siempre había dicho que no quería tener hijos y mi justificación era que el mundo estaba cada vez peor para traer otro ser. Mucha contaminación ambiental, corrupción, violencia, maltrato, locura humana… y por otro lado, con qué herramientas voy a criar a una persona para enfrentarse a esto. Súper pesimista, pero luego pensando en mí y en lo que ha sido mi vida, y también pensando en lo que te decía de las generaciones, puede que en un futuro el mundo sea increíble vamos a poder viajar físicamente a la luna, a Marte y eso cambiará la percepción del mundo… en todo caso ahora estoy más abierta, y este ser humano va a vivir su vida y le van a tocar otras condiciones, otro contexto.

Llevo muchos años de mi vida disfrutando mi existencia, viajando, trabajando, aprendiendo, viviendo conexiones y relaciones con personas maravillosas, y digo bueno en qué momento quiero parar esta vida para dedicarme a cuidar y a criar a alguien… pero después veo ejemplo de familias y personas que tienen hijos y se les abre un mundo nuevo de posibilidades, crecimiento y aprendizajes, siguen viajando y haciendo sus cosas, agarran al hijo del brazo y siguen descubriendo el misterio del universo.

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Una canción “You Will Return”, Quantic

Un libro Shanghai Baby, Zhou Wei Hui

Un agüero Las doce uvas todos los diciembres, pongo mi vida en esas doce uvas

La felicidad ¡El agua! Soy adicta al agua en todas sus expresiones.

El sexo Un viaje de ida, un descubrimiento profundo de uno mismo

El Aborto Una decisión

El dinero Un sistema que hay que saber hackear

Un Sueño Uno que voy a cumplir pronto que es conocer Australia y Asia

Un sabor Mangostino

Una parte del cuerpo Los labios

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