- 25 ene 2017

BOLDWOMAN SERIES_ EDDY GOMÉZ #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA

¿Quién es Eddy Gómez?

Bueno. Yo soy una mujer de 35 años. Hija de mis papás indiscutiblemente. Cada vez me doy más cuenta de eso. Me trazaron a su imagen y semejanza, en una mezcla de los dos. Soy muy familiar. Me considero una persona tranquila, un poco caprichosita (risas), lo necesariamente caprichosa. Soy gestora cultural, a veces digo que soy una todera. Trabajar en cultura y construir un emprendimiento es casi que hacer de todo. Trabajo en cultura hace como unos 12 años. He pasado por muchos lugares, pero en mi vida laboral, siempre he estado relacionada con la música. Yo estudié artes visuales con énfasis en medios audiovisuales, después estudié gestión cultural. Pero cuando empecé a trabajar lo hice siempre en la música. Soy una mujer casada a mis 35 años, me da risa decirlo, me siento rarísima diciéndolo (risas)… Muy amiguera, me encanta parchar con la gente.

¿Por qué haces lo que haces?

Cuando salí del colegio tenía un fascinación por el cine, por lo audiovisual. Me presenté a Cine en la Nacional pero no pasé, entonces estudié Artes Visuales. Cuando entré a la universidad, se me abrió un mundo que nunca busqué, me acerqué a las artes en general y al mundo cultural. Cuando terminé de estudiar artes estaba clarísimo que yo no iba a ser artista, eso se sabe. Tu ves a tus amigos artistas que tienen todo el talento, la personalidad, el genio para hacerlo, pero yo estaba segura de que no tenía tanto talento y dos, que tenía otras habilidades para aportarle al arte y la cultura. Entonces decidí estudiar gestión cultural, estaba muy apasionada por los proyectos que pudieran transformar sociedades, la vida de las personas, el cotidiano, y tenía esta gran pasión de saber y entender cómo podía hacerlo. Siempre tuve la habilidad de organizar cosas. Como me gusta estar con gente y hablar y hacer proyectos, me nacía naturalmente organizar, reunir a la gente, hacer un proyecto, etc., además lo disfrutaba mucho. Fue natural decidir hacer esto y aportar desde ahí a la cultura y al arte. No creo que hubiera estado exponiendo mi obra en una galería o transformando la vida de las personas a través de una obra de arte. Y así me empecé a apasionar por conocer personas y proyectos alrededor del arte y la cultura, y bueno, me empecé a encarretar con este tema, y como soy caprichosa, me ponía metas con respecto al trabajo que tenía que lograr sí o sí.

Cuando llegué de estudiar de Argentina a Bogotá, en la tesis de grado había estudiado el proceso de transformación cultural de la ciudad durante las Alcaldías de Mockus y Peñalosa y me obsesioné con el proyecto de la Red de Bibliotecas Públicas BIBLORED. Quería trabajar ahí. Tenía que hacerlo. Era el proyecto más visionario para mi en ese momento. Hacer bibliotecas en lugares descentralizados de la ciudad promoviendo el acceso a la lectura, al arte y a la cultura. Esto representaba lo que yo pensaba que necesitaba una ciudad como Bogotá. Yo iba todos los días a la Biblioteca Virgilio Barco para pedir una cita con la directora, pues yo tenia que trabajar ahí. Una cosa llevó a la otra, y empecé a trabajar en BIBLORED. Fue una experiencia muy bonita, me permitió conocer diferentes rincones de la ciudad, como vive la gente y se relaciona con la ciudad. Y entrar ahí fue conocer una Bogotá infinita. Entender su belleza y complejidades. Ver formas de vivir y existir y conocer también las problemáticas que tiene una mega ciudad como Bogotá. Después trabajé con el Festival Internacional de Música de Cartagena. Durante 4 años trabajé con mujeres increíbles que creyeron y le dieron la oportunidad a mujeres jóvenes gestoras como yo. Agradezco a mis jefas de ese momento que me hayan puesto unas responsabilidades muy miedosas, por que estas responsabilidades se convirtieron en una enorme posibilidad de aprender y construir. Esta fascinación por el arte y la cultura y los proyectos que han transformado nuestro país, me hizo pasar por el Mercado Cultural del Caribe, Idartes, La Filarmónica de Bogotá, El Teatro Jorge Eliecer Gaitán, Los Festivales al Parque, etc. Sin embargo, paralelo a todo esto, fui construyendo un proyecto con mi hermano Diego en el 2007, llamado Llorona Records — Gestión cultural y Sello independiente—. Mientras iba y venía con mis aventuras, Llorona siempre estuvo ahí. Y de repente, después de llenarme de experiencias laborales muy chéveres, en el 2014 pensé “es hora de estar full time con mi emprendimiento”.

Cuando trabajas en el sector público con programas de fomento al emprendimiento, es una historia… pero cuando uno lo lleva a la practica, juepucha… No es tan fácil. Llorona Records ha sido un reto muy interesante de vivir, hemos logrado consolidar una empresa sólida tanto en la parte misional como administrativa, y esta base es indispensable para salir adelante. También hemos construido proyectos propios que amamos y que nos han llevado a conocer muchos lugares de Colombia, personas y proyectos increíbles.

¿Qué quieres transformar a través de tu trabajo?

El arte y la cultura tienen un poder transformador en la sociedad. Por un lado, me interesa desde el emprendimiento, lograr que la gente pueda hacer posible sus ideas, y encuentren la ruta para que sus proyectos de vida se puedan hacer realidad. Y por otra parte es fundamental realizar proyectos que le permitan a la gente tener acceso al arte y la cultura, y así tener la posibilidad de abrir otra dimensión de sus vidas, hacia la creatividad. También creo que como habitantes del planeta, sí tenemos una responsabilidad con la sociedad y a través de nuestro trabajo podemos contribuir a eso.

¿Qué te motiva a levantarte?

Me motivan muchas cosas. Y no solo en la dimensión del trabajo. Mi esposo, mi familia, salir a caminar, tomarme un café. Mi proyecto familiar es una motivación muy importante. Y en el trabajo, es el reto de toda esta carreta tan profunda, todos estos sueños. Muchos proyectos se convierten en estas cosas utópicas, la motivación es cómo resuelvo para que se pueda hacer, para poder hacer realidad todas esas ideas que tenemos. Hay motivaciones profundas, espirituales, ideológicas, pero creo que el reto del gestor cultural es “¿Cómo hago esto?”. La plata, el plan de trabajo, las alianzas… Se vuelve un poco el diario vivir de lo que yo hago. Todo es resolver. Como dicen “del dicho al hecho hay mucho trecho”. Y mi motivación es cómo las ideas se vuelven realidad.

¿Cómo fue crecer en tu hogar?

Mira, yo crecí en una familia súper convencional. Mi papá trabajando, mi mamá en la casa cuidándonos. Tengo dos hermanos hombres. Fui la niña del medio. Afortunadamente tuve una vida tranquila, una relación familiar muy feliz. Pero realmente, y hablando del rol de la mujer, fue difícil construir mi idea de mujer. Creo que la he ido construyendo con el tiempo. El rol de mi mamá fue muy importante, con sus hijos, en la casa, mi mamá es todo lo que representa ser una gran mamá, pero en mi familia había cierta dinámica machista, con lo cual, no me sentía muy conforme, y lo vine a resolver años después. Crecí alejada de la idea de la mujer que se supone debe ser. No sé en contraposición a qué o rebeldía hacia qué. Para mí era chocante ver que el rol de la mujer tenía que ser así o el del hombre así. Pensaba “Un momento, no siento que encaje en ese rol que me están poniendo”. Si bien mi familia es súper amorosa, siempre me sentí conflictuada en encajar con ese rol de mujer que me proponían cumplir, mi idea de ser mujer se alejó mucho de ese estereotipo.

¿Crees que rompiste algún molde familiar?

En mi familia son muy vanidosas. Esa idea de usar tacones, maquillarse, etc., yo nunca me sentí identificada con eso. Yo quería ponerme tenis (risas). Es más, hoy en día me visto igual que en mi adolescencia. Todas las mujeres de mi familia, representan esta clase de vanidad, o este entendimiento del cuerpo con la ropa, maquillaje y demás. Nunca estuve en ese molde y me sentía rarísima. Siempre para mi familia fue: ¿qué le pasó a esta niña? Pero yo siempre me mantuve en ser como se sentía mi alma y espíritu y representarlo a través de lo más superficial que es lo que más se ve y es la forma de vestir. Creo que hoy en día ya hay un entendimiento mas complejo del rol de la mujer y lo que debe ser o no ser. Mis primas, y las mujeres de mi generación son otros tipo de mujeres, hijas de otra generación, de otras vivencias, oportunidades. Se abrió un nuevo espectro. Ya hay otro entendimiento de la relación mujer-hombre, de las posibilidades, del rol dentro de la familia. Casualmente en la generación de primas de mi edad ninguna ha tenido hijos, y la única que se ha casado soy yo… ¡Y YO! (risas). Es como ¿tú?, ¿qué pasó?, se rompen los esquemas del deber ser. Se rompen e inmediatamente generan transformación. La generación de nuestros padres tenía muy claro el trazado, el camino del deber ser. De repente nada esta de eso está pasando conmigo, ni con mis amigas, ni con las mujeres de mi familia. Y seguramente esto se replicará con las nuevas generaciones. Uno se cree súper “open mind”, pero seguramente nuestros hijos nos darán tres vueltas (risitas).

¿Cómo definirías la feminidad?

Me parece… MMMM, es difícil. Ese término esta lleno de ideas preconcebidas, esta cargado de prejuicios. Siento que se ha tildado de femenino ciertas cosas. Y la feminidad como las mujeres, es diversa. Yo nunca sentí que cabía en la caja de ser femenina. Y en la adolescencia pensaba “Oh drama”, esta relación con los hombres… Yo no era como mis amigas y decía “no voy a conseguir novio”. Sin embargo, creo que tengo otra manera de vivir mi feminidad. En el fondo es algo que le pertenece a las mujeres. Y a las mujeres como sea cada mujer. Yo no soy más femenina por vestirme así, o hablar asá. Yo soy femenina en el entendimiento de la mujer que yo soy y de cómo me relaciono con el mundo y lo que quiero decirle. No nos metan en estereotipos, cada mujer vive su feminidad como quiera, y es más bonito pensarlo así que cuadricular el concepto.

¿Algún concepto que se te ocurra?

MMM, no se. Es complejo. Hay muchas formas de habitar el mundo. En este momento se están redefiniendo los conceptos: qué es ser mujer, qué es lo femenino. ¡Imagínate las dimensiones que eso tiene!

¿Alguna mujer que admiras/ te inspire?

He tenido la fortuna, y ahora que lo pienso, de estar rodeada de mujeres increíbles. Eso me parece inspirador para mi y para entender el rol de la mujer en la sociedad. Las mujeres de mi familia, con mi mamá quizá hayan diferencias, pero ella es el ejemplo más grande, cada día que pasa me parezco más a ella y le agradezco a la vida porque es gracias a ella todo. En mi vida laboral todas mis jefas han sido mujeres, y es raro pues vivimos en un mundo en donde la presencia masculina es muy fuerte. Estas mujeres me enseñaron a trabajar, a ser mujer en el mundo de los hombres. Mujeres capaces, poderosas, amorosas, divinas, rumberas, coquetas (risas), un montón de cosas. Son un referente para lo que soy como mujer.

¿Qué es lo más difícil de ser mujer?

No sé… Es poder vivir en el mundo de los hombres, y poder contrarrestar el ego masculino que es tan fuerte. No lo he descifrado. Es como estar siempre en una lucha de poderes. Siento que el machismo se da en esta lucha del poder: de quién manda, quién tiene la razón. Hallarme en esta lucha me da pereza. Me pregunto cómo lo puedo resolver. Me pregunto por qué pasan estas cosas, y más en un ambiente laboral o cuando se construye colectivamente. En lo laboral es un reto como mujer, poder entender cómo equilibrar los egos.

¿Le dirías algo a una figura masculina en tu vida?

Que realmente si uno supera el ego, puede entenderse en su relación con los otros como un complemento. Creo que desde ahí se construye más. Ahí me gustaría caminar. Superemos este paso. Y encontrémonos desde lo que aporta cada quien.

¿Crees que el sistema nos tiene miedo?

No sé si miedo. Creo que estamos en otra era donde las mujeres tenemos muchas oportunidades que antes no teníamos. Creo que aún falta un montón para llegar a una igualdad de género al 100%. Aún las mujeres somos subestimadas. No sé si el sistema nos tenga miedo, pero todavía hay muchas inequidades con respecto a todo lo que podemos hacer las mujeres en la sociedad. Las mujeres hemos entrado cada vez más, en pie de la lucha, representando y demostrando que somos capaces y no solo de trabajar, ser jefas y líderes de proyectos, básicamente podemos todo (risas), ser unas súper profesionales, ser mamás, esposas, etc. Creo que hay mujeres fenomenales, y seguramente cada vez que escalemos más podremos dejar ver de todo lo que somos capaces. Falta que se abran las puertas para que las mujeres podamos tener cargos de mayor importancia, tener las mismas condiciones salariales que todos los hombres, no sé si estas puertas están cerradas por miedo o por las estructuras sociales en las que hemos crecido que tienen ideas tan determinantes sobre las mujeres y los hombres.

¿Qué sientes que es lo más transgresor que has hecho?

¿Lo más transgresor? Juepucha… La verdad no me siento tan transgresora. Siempre he sido muy llevada de mi parecer. Siempre me ha gustado sentir que he estado donde he querido estar. No sé si eso sea transgredir, hacer lo que a uno se le de la gana. Pero me gusta sentir que he sido dueña de mi vida y mis decisiones, dejándole su parte al destino, pues claramente no se puede controlar todo, y así he podido estar donde he querido. Es un logro desde mi concepción de la vida. Cambiando ideas que tenía de mi misma, del deber ser, de lo que otros piensan de mí. Pero así transgresora, transgresora, no. Más bien he sido bien tranquilita (risitas).

¿Una lección que no olvidas?

Algo que intento tener presente en mi vida, que lo vi en mi papá, mamá y en las personas que más admiro es, —puede sonar ridículo—, buscar hacerle el bien a la gente. Ser buena onda, ser justo. No importa quién seas, cómo seas. Ser tolerante, generoso. Son las cualidades que más admiro. En las situaciones más difíciles sé que nada me va a quitar eso. Se vuelve un principio desde el cual intento construir todas mis relaciones.

¿Un logro del que te sientas orgullosa?

(Silencio largo) La vida tiene muchas dimensiones. Estuve enfocada en el trabajo mucho tiempo, pero me di cuenta que tocaba pensar en las otras cosas. En el trabajo he tenido muchas satisfacciones. Pero no sé si puedo hablar de UN GRAN LOGRO. Me gusta mi vida en este momento y lo que he logrado. Me gusta haber encontrado una persona linda para compartir mi vida, para mí eso es un logro. Creo que son logros que se suman a la vida y me hacen decir “estoy acá y he caminado bien, he aprendiendo en este camino”. El logro es hoy, es ser quien uno es. Poder habitar el mundo así.

¿Te sientes bella?

Sí… (pausa). A mi manera.

¿Qué te emputa?

Me emputa la gente como… Conchuda (risas). Que den por hecho cosas y sean conchudas. Me sacan de quicio. Me emputa la gente que llega tarde, la gente que incumple la palabra. Y cuando yo lo hago, porque en algún momento nos pasa a todos, me emputa más (risas). Me emputa la gente paila, la gente que es mala con otros ¿Que necesidad? Ahí están resumidos.

¿Dónde está tu masculinidad?

(Risas) La obvia en mi nombre (risas) No sé. Yo creo que tengo bastante de masculino, en la idea de lo que es ser masculino. Es también una etiqueta. En mi forma de vestir. ¿Tú qué ves? (risas).

¿Qué te dirías a ti misma, si pudieras devolverte en el tiempo 10 años?

Tengo claro en este momento qué me diría: y es que confíe en mi intuición. Es el consejo más grande que me doy a mí misma.

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¿Una canción? Amor eterno, Juan Gabriel

¿Un libro? Las Edades de Lulú, Almudena Grandes

¿Un apodo que odiaste? Mi nombre se presta para muchos apodos: Edificio

¿Qué es la sexualidad? Complicidad

¿El pudor? Inseguridad

¿El aborto? Una posibilidad

¿La seguridad? Vital

¿Un sabor? El mango biche con sal

¿Una frase? (“Juan Gabriel es dios”, mentiras).“Todo pasa por algo”