top of page

MARIA PAULINA BAENA #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA


¿Quién es María Paulina?

Ni idea. Pues un ser humano como cualquier otro. Soy mujer, familiar a morir. Muy volcada hacia mi trabajo y hacia los que me rodean. Periodista desde siempre. Esa soy yo en pocas palabras (risas). No en vano soy Youtuber.

¿Cómo fue crecer en tu casa?

Rico. Soy muy familiar. Toda la vida los he tenido a ellos. Estas preguntas me generan una cosita acá (señala el estómago) porque nunca me las hacen (risitas). Toda mi vida ha estado atravesada por ellos. Han sido claves para mi desarrollo profesional y para todo, incluso para La Pulla. Al principio no le gustaba a mi hermano grande y mi mamá le tenia un poco de miedo, mi papá sí fue más fresco. Pero volviendo a la pregunta, crecer acá ha sido un parche. Ellos son de verdad un colchón muy abullonado que me permite caerme las veces que quiera. Soy cercana a todos. Tengo una relación súper robusta. Me puede faltar lo que sea menos mi familia. Recuerdo la relación con mis dos hermanos, nuestros viajes a mi finca en Armenia (mis papás son de Armenia), casi todas las vacaciones y algunos puentes. Ha sido de mucha complicidad, camaradería, de mucha… buena onda. Ha sido completa.

¿Crees que heredaste de alguno tu carácter?

Si, a ver… Creo que tengo de todos. Soy pequeñas dosis de cada uno. Digamos que mi papá —que ya entenderás si sale ahorita— es un ser humano súper chistoso y amiguero. Es un hombre que donde va deja huella y sin duda lo recuerdas. Es mi cómplice y amigo. Saque de él esa “cheveridad”, esa soltura. Mi mamá es súper pendiente de mis cosas y de todos en mi casa. De ella también saqué ese tacto, el pensar antes de actuar, el preocuparme por los demás. Ella es supremamente prudente, tiernísima, conversadora y muy estratégica, y yo soy eso un poco, aunque a veces me falta porque soy muy impulsiva. De mis hermanos, que son como mi papá: personas auténticas. Hay de todo un poco.

¿Cómo ha sido el proceso con tus padres desde que emprendiste el proyecto con La Pulla*?

De cercanía absoluta. Desde el principio estuvieron muy pendientes. Critican todas, con buenas intenciones. Les gustan unas, maldicen otras. Pero más allá de cosas de forma, su apoyo ha sido incondicional. Yo creo que ellos se sienten felices. Que yo tenga esa visibilidad hace que el reflector también los alumbre a ellos porque, de una u otra forma, es un trabajo que viene apoyado por ellos. A pesar de que mi familia es muy conservadora y La Pulla es muy liberal —en todos los temas— nos entendemos en la diferencia. Muchas personas me preguntan como puedo hacer LP* con un papá TAN conservador. Pero creo que a ellos les gusta ver esa otra cara de cómo pienso, lo que proyecto y cómo lo asumo. Cada uno en su orilla, pero todo bien entre nosotros.

¿Cómo fue ser criada por unos padres “tradicionales”?

Yo crecí en una familia típica tradicional colombiana. Con las típicas normas. Estar en un colegio femenino de monjas, donde te censuran mil cosas, donde te dicen que hay cosas que están mal hechas cuando de verdad no lo están. Yo fui parte de todo eso, de esa armazón conservadora. ¿A qué hora llegas? ¿Con quién te metes? ¿Eres la más educada? ¿Actúas de acuerdo al deber ser? Crecí entre esa obsesión de “la niña de la casa”. Tengo dos hermanos hombres y yo estoy en la mitad entonces tenía las restricciones clásicas. No voy hacer un juicio de eso, pues ellos crecieron así, pero creo que con las herramientas que uno tiene ahora, en el periódico donde crecí intelectualmente, rodeada de estas personas de La Pulla, con formas de pensar muy a la vanguardia, pienso que no debo devolverme a eso. Si debo dar unas peleas en casa, pues las doy y ya. Tampoco es que sean tan radicales.

¿Por qué haces lo que haces?

Bueno, desde siempre he tenido un interés por relacionarme con la gente. A mí no me gustaba pensar qué era lo que iba a estudiar cuando estaba en el colegio, pero sabía que tenía que ser algo en lo que estuviera moviéndome todo el tiempo, que no fuera monótono, repetitivo, algo que me sacudiera todos los días. Yo pensaba mucho en humanidades. Dude mucho, hasta que decidí estudiar comunicación, si bien no era una carrera profunda en sus contenidos —y eso lo descubrí al muy poco tiempo de estudiarla— sí me obligaba a estar conociendo gente. Empecé a hacer periodismo y luego empecé a estudiar ciencia política. Pero fundamentalmente, sabía que tenía que estar en contacto con la gente y conocer todos esos otros mundos, esas historias de la gente que me parecen fascinantes.

¿Cómo fue llegar a La Pulla*?

La Pulla fue una idea que vino a mí. Me despertó y me abrió los ojos. Me demostró además unas cosas que tenía dormidas. Digamos mi histrionismo, espontaneidad. Me la pasaba en el periódico (El Espectador) investigando cosas, pero esto era otra forma de entender el periodismo, de entenderme a mi, de relacionarme con otros compañeros y amigos desde una relación más seria, pero también de mamadera de gallo. Cuando LP* llegó empecé siendo la presentadora y haciendo los guiones. Llegó por arte de magia un poco. Fuimos consolidando, cuidando y alimentando la idea. Y hoy es lo que es en muy poco tiempo.

¿Qué es lo más difícil de ser periodista en Colombia?

Yo creo que lo más difícil de ser periodista es salirse de las lógicas clásicas con las que nos enseñaron a hacer periodismo. Eso lo voy a desempacar un poquito más. A nosotros nos dicen: usted debe llenar las páginas de un periódico, usted debe hacer una noticia de esta forma, usted debe entrevistar a una persona de tal manera y usted debe tomar una distancia con sus fuentes, y esa palabra tan horrible que es la “objetividad”… En el momento en que uno es capaz de meterle un poco de rebeldía a este asunto y puede dotar al periodismo de emocionalidad es cuando uno da resultados más interesantes. Finalmente la gente piensa y siente como uno. Uno es periodista, pero no es más que un ser humano, que le pasa lo mismo cuando lee una noticia que lo indigna. Entonces asumir esas emociones como propias, mostrarlas con esa sinceridad, hace que uno y el otro se conecten. Si yo me distancio de mis fuentes, si siempre busco la “objetividad”, si tomo esa pose del narrador omnisciente siempre pues no me involucraré, no me ensuciaré. Y si no hacemos emocionante nuestro oficio, si no revelamos pasión, la gente va a pasar la página. Todo esto sin olvidar el rigor, claramente. Pero si creo que uno puede experimentar y salirse de madre un poco.

¿Qué le hace falta al periodismo en este país entonces?

Que la gente logre conectar las emociones. Que los periodistas logren, con rigor —que es lo básico— conectarse con sus audiencias. Y conectarse se puede leer de muchas maneras: con emocionalidad, sinceridad o belleza. Pero sí creo que es necesario meterle menos distancia. Saber a quién se le habla. Hablar de formas sencillas, cero acartonadas —eso está mandado a recoger—. Le hace falta despelucarse.

¿Cuál ha sido el reto más grande con La Pulla?

Muchos. Hay tres retos. Saber que La Pulla es un proyecto finito que tiene una conclusión. Yo tengo un sentido trágico de la vida y sé que todo tiene su fin en algún momento. Sabiendo eso, creo que sería podernos reinventar. Coger esas ganas, esa emoción, esos argumentos y encausarlos hacia otro formato. La Pulla ahora esta en su boom, la miran, la buscan, esperan el siguiente video, pero eventualmente va a pasar y habrá una crisis que tendremos que aprovechar para reinventarnos. Otro es un reto personal, el principal reto ha sido este “ser famosa” que me irrita un poco. Yo no soy así, tengo mi privacidad. Salir a la calle y que te reconozcan o que te madreen, pucha, es un asunto para mí. Difícil. Ahora, he podido lidiar con eso y soportarlo, pero ese grado de exposición me ha costado trabajo. Creo que también hay otro reto en hacer los videos. ¿Cómo hacer para que sean todo el tiempo creativos? Que no sean el mismo que el anterior, invitar personas, poner objetos, incluir los errores. No hacer de esto un puesto de perros calientes. Hay que meterle creatividad y es un trabajo de todos los días, y esto no es fácil.

¿Cuál ha sido la “madreada” que más te ha impactado?

Curiosamente solo me han madreado una vez de frente en la calle. Fue una revelación para mí. Sucedió en Corabastos. Yo estaba grabando una serie web que hice, me levante a las 4am, fuimos a ver cómo funcionaba, y cuando estaba pasando por un corredor lleno de gente, me topé con un señor de frente (mímica de cara contra cara) y me dice: “deje de echar tanta pulla, hijueputa”, yo quedé fría, blanca. Nunca me había pasado. Ya me había untado mucho de aceite y dejado resbalar las cosas en redes sociales. Ya me había acostumbrado a que la gente dijera cualquier cantidad de estupideces y huevonadas en Twitter y Facebook pero de frente nunca. Yo pensé que el troll era troll virtual, pero en Corabastos me encontré con el troll real que podía ponerme el bulto de papas en la cabeza. Fue lo más escandaloso.

¿Crees que ese reconocimiento te ha cambiado de alguna forma?

Sí, claro que me ha cambiado. Era como si yo estuviera en una superficie, normal, haciendo mi trabajo, siendo como soy, escribiendo mis ideas… Pero esto lo que hizo fue subir la superficie y hacer que saliera mi cabeza. Lo que pasa es que ahí está la persona tal cual era antes. De cambiar, por ejemplo que me entrevisten (risas) o de pronto que tenga más angustia de decir las cosas claras, de no enredarme y salir a la calle y que me reconozcan.

¿Cómo manejan la censura?

Nosotros vamos hasta donde podamos. Hasta donde nos lleguen las ganas de comunicar algo. Nunca hemos dejado de hacer un tema por miedo. Afortunadamente estamos en un medio que nos apoya y permite eso. En el momento en que nos censuremos pierde todo sentido La Pulla. No tiene sentido hablar bien de alguien en La Pulla. Sería un sinsentido. Nosotros hablamos mal, porque nos interesa sacar esa cloaca de cosas que nadie ve, porque o se las comunican muy difícil o de una forma muy rimbombante o simplemente no se tocan, por que hay unos “intocables”. Nuestro principio es: hable de todo, como quiera, cuando quiera.

¿Alguna vez los han amenazado?

En el primer video, como yo era una total inexperta, empecé a ver una cantidad de comentarios que me asustaron un montón. El primer video era de perseguidos políticos. Muchos uribistas me dieron mucho palo, hasta que vi un comentario que decía “vamos a matar a esta hijueputa”. Yo me paniqueé, entré a la oficina de Fidel Cano, nuestro director, le conté, y me dijo que no me preocupara. De ahí no pasó. De “amenazas” no, espero que nunca pasen. Eso sí sería… No, pues horrible. En un video dijimos, entre chiste y verdad, “por favor no nos maten”. Siempre he sido depronto ingenua con ese tema, pero creo que ya hemos evolucionado. Obvio vemos que matan a periodistas y líderes políticos, van graneaditos, los matan poquito a poco. Pero aspiro a que no nos pase porque todavía nos queda harto por hacer. Nos han respondido, eso sí. La más importante, se me estaba pasando: fue que el mismo presidente nos hizo una “contrapulla”. ¡Nos estaban contestando desde presidencia! ¡Y con un video!. Me imagino el embolate en la Casa de Nariño. Siquiera nos responden en video y no con otra cosa o mandándonos a la mierda. Eso demuestra hasta dónde somos capaces de llegar y que unos chinos jóvenes y una chinita, sí pueden alcanzar las altas esferas si hablan claro y de frente.

¿Qué tanto siguen el efecto de sus denuncias?

Digamos que nuestra misión no es investigar después del golpe. Lanzamos el dardo, la pulla y que se revolotee o revolucione el que se tenga que revolucionar. Obvio nos da curiosidad. Nos inquieta saber como lo habrán tomado los de Coca-Cola cuando hicimos la denuncia del azúcar o cómo reaccionaron los senadores a los que nombramos. O que pensaría el procurador con el video que le hicimos. O qué dijo el fiscal cuando cinco minutos después de elegido lanzamos la pulla. Pero no indagamos qué pasa después, no nos compete. Por eso es que tiene responsabilidad. No podemos salir con una ligereza, saber qué decimos y cómo lo decimos.

A calzón quitao ¿Maria Paulina toma bebidas azucaradas?

Sí… (Risas). Me encantan pero obviamente ahora me cuido en la calle tomándome una Coca-Cola. Aunque no creas, después de investigar tanto, dejé de tomarlas como 2 semanas —record impresionante en mi vida—, pero obviamente hay males que toman tiempo quitarse de encima.

¿Crees que hay algo que te defina?

Sí, yo creo que soy… Si tocará ponerle un adjetivo sería autentica, sencilla, muy sensible. Lo demás es una arandela. Hay una esencia que es esa y está siempre. Monto moto, me fascinan, tengo un gato que adoro —por ahí esta—.

¿Cómo definirías la feminidad?

No sé, no estoy tan segura. No me siento tan experta tampoco. La vivo desde como soy yo. No me gusta dar cátedra de cosas que no he estudiado. Hay diferentes tipos de feminidad, uno la vive según como la sienta y como su momento de la vida se lo permita. Pero no te sabría decir un significado o que después me cacheteen por decir cualquier cosa.

¿Qué es lo más difícil de ser mujer?

Digamos que en mi campo, la credibilidad. A una mujer le creen menos. Es “menos rigurosa, más farandulera, más bonita”. Lo difícil es estar —suena cliché— pero estar al mismo nivel de los hombres. Y eso no significa igualdad. Lo hablábamos con Catalina Ruiz cuando hicimos una pulla. Darle a todos por igual no es la clave y el secreto para que se solucionen todos los problemas. Ponen igual cantidad de baños en un centro comercial para hombres y mujeres; eso es igualdad. Pero no, resulta que cada quién hace cosas en el baño distintas y ahí la igualdad no vale. Hay que ser más creativos. Por ejemplo, tú que tienes un hijo de 1 año y te doy el mismo horario que a un hombre soltero. Pues no. Eso también es igualdad, pero tampoco vale. Pero se me olvidó la pregunta y no sé como llegué allá (risas). La gente dice hablemos de “humanismo” pero no, es desconocer un problema particular. Obvio hay que trabajar en Derechos Humanos para todo el mundo, pero no es simplificar, homogenizar.

¿Cómo aportas tú a cambiar lo que no te gusta?

Yo creo que La Pulla es como correr esa milla extra. Yo lo hubiera podido hacer distinto, hubiera podido seguir haciendo notas, que seguramente no muchos leen, o que al cabo de una semana no recuerdan. Pero con La Pulla, nosotros —porque somos un grupo— pero yo como cara, demuestro que las mujeres sí podemos hablar duro, de frente, hablar de temas importantes, ser jóvenes, tener ímpetu. Creo que es mi milla extra. No sé si cambie el mundo, no me interesa, no pienso así. Soy más escéptica, pero así me siento bien. Así me echen flores o dardos (risitas).

¿Crees que el sistema nos tiene miedo a las mujeres?

No sabría. No se si es miedo o ignorancia o pereza. Pero creo que hay cosas que no termino de entender de cómo funciona esa lógica hacia la mujer. El ser mujer u hombre es algo que está muy pegado en el cerebro, pero siento que no hay cabida para lo híbrido. Es como una imagen tatuada. Un ejercicio que Catalina ponía, que fue muy divertido era: cuando le preguntan a un auditorio que se haga una imagen en la mente de la palabra “humano” la mayoría de gente se imagina un hombre blanco, con el pelo hasta la nuca. ¿Por qué? ¿Por qué la palabra humano se relaciona con un hombre? Es una construcción social un poco perversa, muy mentirosa. No es que uno odie a los hombres ni mucho menos. Hay un imaginario de las mismas mujeres frente a los hombres y frente a uno mismo que es casi imposible de desestructurar. Y no creo que se solucione con discursos o movilizaciones. Es muy difícil.

¿A qué mujer admiras o te inspira?

Yo soy más de ídolos cercanos. He aprendido de muchas. Tengo una amiga que se llama Sara Malagón. La conocí en el periódico. Ella es un faro impresionante, una mujer supremamente inteligente, sabia. A Juanita Vélez, que es mi mejor amiga de la universidad, nunca le he oído una queja, fuerte, imperturbable, amorosa. A Alejandra Rozo, de mi colegio, inmensa, firme en sus convicciones. A María Del Mar con la que tengo charlas hermosas. A todas mis amigas del colegio, de mi pandilla, con las que me veo frecuentemente… Crecí entre mujeres.. A mi mamá, abuela, mis tías, a Mary (que es como mi segunda mamá).

¿Hay alguna cualidad que compartan estas mujeres?

No, y eso es lo chévere. Todas son tan distintas y tan hechas a su medida que lo disfruto más así. Cada una tiene su swing particular. Uno está con la gente con la que se siente bien en últimas. Hay gente que no me mamo y no aguanto ni 5 minutos. Y se me nota, no puedo ocultar mis sentimientos. Me vendo tenaz con mis caras. Puedo decir que esas mujeres son mi zona de confort, son una llegada a un refugio sano y seguro. Para mí eso es clave. Si algo comparten es su lucha interna, su fortaleza, la mayor virtud. Tal vez ese es el hilo que las une.

¿Qué admiras de los hombres?

Admiro la sencillez. Pero no lo estereotiparía como “esto es ser hombre y esto es ser mujer”. Los hombres cercanos en mi vida, mi novio, mis hermanos, mi papá son súper sensibles. Y eso es “supuestamente una cualidad femenina”.

¿Crees que dentro de las etiquetas tienes un lado masculino?

Sí. Por eso me dan risa estas cosas. El ser hombre se ve como fuerte, macho, grande, imponente… Todos los hombres que conozco y adoro son todo menos eso. Entonces la macha soy yo: por hablar duro, montar en moto, jugar fútbol… Eso es tradicionalmente masculino y aquí estoy totalmente mujer. Creo que todos estamos en un híbrido. Definitivamente por eso es tan complejo el debate del género. El sexo lo definen los cromosomas, XX es mujer y XY hombre. Eso no se discute. Pero hay una cosa rara que es el género, la construcción social. Yo en últimas puedo ser ultra masculina porque hago lo que supuestamente hacen los hombres.

¿Te sientes bella?

Risas. No sé. EEE, sí. A veces sí, a veces no. Pero sí, digamos que me quiero. Tengo mis días y fases, pero sí, estoy cómoda. Me siento bien. Es difícil serlo siempre. Uno trata de meterle su onda y estilo, pero al final da pereza.

¿Qué ha partido tu vida en dos?

Creo que todavía no ha llegado ese suceso. Y espero que no llegue (risas). No mentiras, esas vainas son buenas. Pero que yo diga, esta era yo antes y esta ahora, no. Porque como te digo, podría decir frívolamente que es La Pulla, pero como te dije, no siento que me haya cambiado en absoluto. Soy la misma, mi esencia y forma de ver la vida. Obvio me apretó cosas y me hizo creer en lo que uno hace y es capaz, pero algo que me haya hecho una persona de dos piezas, no. Prefiero estar compactica por ahora (risas).

¿Qué te emputa?

Bueno, varias cosas. Pero que me ignoren es algo terrible para mí; desde chiquitica. Otra cosa es que si mi agenda se me llegara a perder sería tenaz, es como mi oráculo. Creo que también la gente sin humor. Sin ese algo particular. La masa de gente que sigue a otra, que esta embrutecida caminando en fila india, no me emputa, pero sí, no me interesa. Me gusta la gente con convicciones sea como sea (risas). Ah bueno y una palabra que me emputa es la “tolerancia”. ¿Qué es esa vaina? “Es que tienen que tolerarse”, como diciendo “démonos pasito”. Me parece que nos ha impedido ser sinceros la tal “tolerancia”.

¿Tienes un lado oscuro?

No sé. Creo que todas las personas lo tienen. Déjame y pienso.

¿Cuál es el tema que más te apasiona investigar en tu trabajo?

A mi me fascina el medioambiente. Lo descubrí estando en el periódico. No sé por qué me encanta. Creo que hubiera podido ser bióloga, bióloga marina o ecóloga. No me preguntes por que me transporta tanto. Y el género, otro que comencé a vivir ahora, con La Pulla. Siempre has estado expuesta como mujer, y lo sabes, pero con La Pulla lo empecé a explorar más, fue muy evidente.

—¿Qué lado oscuro? Me quedé pensando. De pronto lo esquizofrénica que soy con el orden. No te puedo decir que soy del estilo de no tocar las rayas de la calle, pero podría llegar a serlo. Es mi loquera, mi cable suelto (risitas).

¿Qué le dirías a la María Paulina de hace 10 años?

Hace 10 años tendría 16. MMM. En ese momento era SUPER ÑOÑA en el colegio. Le diría que no fuera tan ñoña, de verdad (risita). Que eso no importa tanto como explorar unas cosas que eran claves en ese momento. Que explorara más y se relajara. Incluso se lo seguiría diciendo a la de hoy. Que se soltara más el pelo.

¿Qué te reta?

Ese miedo a fracasar. Siempre estoy medida en mis decisiones. Quisiera ser más emprendedora; emprender, fracasar y levantarme. El miedo. Es parte fundamental de la condición humana y de la evolución, pero soy muy miedosa. Creo que siempre me escudo en el discursito del miedo para simplemente hacer nada y es paila. Lo cierto es que el miedo le permite a uno estar alerta. Si no le tienes miedo a esa culebra que esta ahí, pues nunca experimentarás correr lo más rápido que has corrido. Activa en el cerebro cosas que uno no se imagina que puede hacer. Poder verlo cara a cara y sentirlo es muy valioso, pero atravesarlo lo es aún más y eso me cuesta. Y eso que me fascinaría tirarme en paracaídas, amo bucear, montar moto rápido, cosas que supuestamente dan miedo. Pero el miedo al fracaso, en términos profesionales, me asusta un montón.

¿Qué quieres ser cuando seas grande?

Pequeña. No mentiras. Pero sí… Yo quisiera volver a ser chiquita si eso se pudiera, aunque suene torpe. Sin preocupaciones, máscaras, nada. Ser una principiante.

¿Te reivindicarías con alguien?

No, creo que no me arrepiento de nada. No cargo con esa cruz. Ojalá lo que haya hecho lo haya hecho bien. Ahora, uno no sabe qué efecto mariposa tienen sus acciones, pero dentro de las que conozco, no la he cagado (risitas).

*Ha estado muy difícil (risas).

__

Una canción Signos, Gustavo Cerati

Un libro El extranjero, Albert Camus

Un apodo que odiaste Maripau (risitas)

¿Qué es la sexualidad? Libertad

¿El pudor? Miedo

¿El aborto? Decisión

¿La seguridad? Paz

¿La felicidad? Instante

¿La religión? Conversación

¿La política? Discurso

Un sabor Fríjoles de mi finca

Una parte del cuerpo Cóccix, por su ortografía

¿Que te enamora? Sentido del humor

Una frase “Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ’superado’” A. Einstein

//

Sigue su proyecto en: La Pulla - El Espectador

Gracias por hacer lo que muy pocas personas se atreven. Máxima admiración

@Mygrlstory

5 Objetos

Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Black Instagram Icon
bottom of page