ANNA GÓMEZ #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA
¿Quién es Ana?
Bueno, soy cáncer (risas). Creo que soy una chica que se ha vuelto bastante consciente de lo que la rodea. Trato de mantener mi vida muy en lo esencial. Es decir, ser práctica en mis pensamientos y práctica en mis decisiones. Aunque suene como un cliché, odio complejizarme. Las mujeres a veces somos así… sobre-analizamos y sobre- dimensionamos todo y reaccionamos de maneras que ni nosotras mismas entendemos. Por eso decidí que no quiero ser ese tipo de mujer, decidí que quiero ser alguien práctico, no por eso frío. Quiero vivir mi vida de la manera más esencial, desde los amigos que tengo hasta los objetos que me rodean. Que a esas personas yo les aporte y ellos me aporten; que sea un crecimiento mutuo, y respecto a los objetos, que estéticamente me gusten y que tengan un significado para mí.
¿A qué te dedicas?
Actualmente llevo la dirección de las cuentas de moda en una agencia de comunicación y PR. Son cuentas de marcas internacionales que están aquí en México y me dedico a hacer estrategias creativas y de comunicación. También estoy trabajando en un proyecto mío que se llama Archivo. Este proyecto apenas está empezando, está en pañalitos, le estoy trabajando con una amiga. Está enfocado a ser un compendio y una plataforma que impulse y dé a conocer las marcas de moda independiente mexicanas.
¿Por qué nace este proyecto?
Nace por la falta de espacios y plataformas de información sobre la moda mexicana. Actualmente no hay un archivo ni un compendio sobre qué ha sucedido y qué está sucediendo en esta industria (que además es muy joven en México). De hecho no sabemos, o por lo menos hay muy poca información, de esas historias detrás de los diseñadores mexicanos o sobre lo que están haciendo. Creo, y es el propósito que tenemos con Archivo, que debemos comenzar a construir una memoria para crear una identidad nacional sobre el diseño de modas mexicano. La oferta que hay actualmente de diseño en México es increíble, está a nivel global y compite perfectamente con las marcas de cualquier país, pero necesitamos más espacios para comunicar estas marcas. Adicionalmente, con Archivo, queremos ir un paso más allá del exposure y brindar, no solo contenidos propios sino una plataforma que beneficie de manera comercial a los diseñadores y marcas.
¿Cómo y cuándo surge la relación que tienes con la moda?
Fue bastante chistoso (risas). Creo que surgió desde que era muy chiquitica. Me acuerdo de una vez que estaba viendo un periódico donde había una publicación con una modelo que, no sé por qué ya que no era para niños, traía la ropa para recortar y dije: ¡Yo quiero ser esa modelo! Obviamente después entendí que no era exactamente lo que quería hacer. Y también recuerdo perfectamente que una vez estaba viendo mi closet, tenía como 7 u 8 años, y pensé: ¡Tengo que aprender a vestirme! Así que le pedí a mi mamá que solamente me comprara ropa de colores primarios porque en mi cabeza fue como: si aprendí a pintar y la base fueron los colores primarios ahora me quiero aprender a vestir usando lo mismo.
Ya sabes, como que fue una cosa de siempre, la curiosidad de entender a partir de qué generas un estilo propio.
¿Qué expresas a través de la moda?
Ok (risas) pues mira, no sé… qué buena pregunta. Nunca lo había pensado pero como te decía, creo que estoy enfocada mucho en el tema de mantener lo esencial en mi vida. Así que trato de que mi guardarropa exprese eso. Digamos que hace un tiempo, no tanto, tomé la decisión de que quiero que toda la ropa que tenga sea ropa un poco atemporal, que sea de calidad. Es decir, no quiero seguir comprando en Zara ni quiero seguir comprando en tiendas que tengan una producción masiva con implicaciones sociales y ambientales. Quiero que la prenda que me compre, así tenga que invertir más, sea duradera, de calidad y tenga un valor importante para mí.
Significa entonces, no acumular por acumular, no consumir por consumir, no definir tu personalidad ni felicidad a partir de los objetos que te rodean. La moda nos ayuda a proyectar nuestra identidad pero cuando hablo de lo esencial, es precisamente a no definirnos por cuánta ropa tenemos o llenar un guardarropa con 80 pantalones o 20 zapatos. Es, en cambio, ser selectivo.
En muchas ocasiones han denunciado que una de las formas de cosificación sexual de la mujer se da a través de la moda ¿qué piensas sobre eso?
No lo creo tanto. Creo que la cosificación puede venir a raíz de los medios de comunicación y de cómo cada uno plasme sus propios contenidos y la noción de lo que es una moda en cierto momento. Pero yo no creo que los diseñadores en sí, quienes están creando el producto, quienes están creando sus marcas, lo hagan pensando en una cosificación de la mujer. Creo que es al contrario: para muchos diseñadores a lo largo de la historia, su musa, sea una mujer específica o no, es el cuerpo femenino, y hasta el día de hoy se trata de hasta qué manera juegas y descubres y experimentas con el cuerpo de una mujer para mostrarlo. No creo que eso sea cosificarlo, para mí eso es celebrarlo, ¿sabes?
¿Cómo haces para evitar la cosificación y en cambio empoderar a la mujer a través de la moda?
Creo que obviamente esto es como un tema que ya lleva un tiempo ahí cocinándose. Entonces el tema de la cosificación tiene que ver un poco con que si la mujer se define como se ve o por el tema del cuerpo perfecto, cosas así. Pero creo que de mi parte la única manera que lo puedo hacer es no caer en ningún estereotipo, en ningún área de mi trabajo ni en los proyectos que yo tenga. Sin embargo considero que actualmente hay muchas tendencias a que esto ya no suceda como por ejemplo las campañas con mujeres de talla grande, con un look andrógino, o que no se retoque nada en Photoshop… Y aunque pueda caer en un simple rollo de tendencias, al final son esfuerzos y si son esfuerzos masivos pues la gente llega a ellos. Entonces realmente creo que está habiendo un cambio; no todo el mundo lo va a aceptar ni a todo el mundo le va a llegar pero en esas generaciones que son más jóvenes y más abiertas a entender, sí está habiendo como una reprogramación trascendental de cómo se considera una mujer sobre todo respecto al tema de la moda.
¿Qué consejo le darías a alguien con quien sueña estudiar diseño de modas o convertirse en un diseñador?
Creo que lo más valioso que he aprendido es que uno a veces ve las cosas muy lejos, inalcanzables. Al final, cuando vas conociendo a la gente, a las editoras, a las personas que están en ciertos lugares importantes, te das cuenta que realmente es cuestión de ir a tocar una puerta, presentarte, decir lo que tienes. Pienso que es ser muy sensible en la relación que creas con los demás. Al final, quieras o no, todo se basa en las relaciones personales que tú fomentas y es tanto lo que tú puedes hacer por los demás, como lo que ellos pueden hacer por ti. El chiste es ser creativo en qué manera te haces notar y no sentirte menos que nadie. Simplemente hay cosas que pueden parecer súper lejanas, pero realmente nada es imposible.
¿Cómo defines la feminidad?
Creo que para mí la feminidad es… Nunca lo había pensado tal cual pero creo que es aceptar quién eres, tanto tus sombras internas como tus luces. Creo absolutamente que cuando aceptas quién eres, con lo bueno, lo malo, lo que te gusta y lo que no te gusta es cuando comienzas realmente a vivir en tu propia piel y a proyectar eso. Para mí la feminidad no es tener el pelo largo, no es maquillarme o usar vestido, no son valores físicos. Está en reacciones, pensamientos, en la manera de resolver o afrontar situaciones, creo que va por ahí.
¿A qué mujer admiras?
Admiro a Danielle y Whitney de Sakara. Me encantan ellas. 1) porque se ven increíbles y me gusta que se usen ellas mismas en la comunicación de su proyecto. Y 2) las admiro muchísimo porque tienen 3 años más que yo, empezaron con este proyecto hace 4 años, y ya tienen una oficina de 80 personas. Han crecido cabrón, son bussiness woman súper jóvenes. Tienen muy claro quiénes son y hacia a dónde van. Justo sus mensajes son de empoderamiento hacia la mujer, de entender las necesidades que nosotras tenemos, las cuales son súper distintas a las que pueda tener un hombre, respetarlas y celebrarlas. Entonces ellas hicieron de este estilo de vida y de estas ideas algo real, un negocio que además funciona, o sea, están cabronas.
¿Qué le dirías a Ana 10 años atrás?
Que no tenga miedo. Que se escuche a sí misma, que escuche su intuición sobre todas las cosas. Que se acepte 100%, que no se juzgue a sí misma y que no sea dura.
Finalmente, ¿qué lección no olvidas?
Cuando tenía 21 años que estaba a dos semestres de acabar la carrera tuve un rollo súper raro que no entendí ni cómo pasó. Me empezaron a dar unas crisis de ansiedad durísimas, fue de la nada, me dio mucho miedo, tiró lo que yo creía que era. Me derrotó, me tumbó y me borró. No podía salir porque tenía muchísimo miedo de todo, de mí, de lo que pensara, de que me volvieran a dar. Fue un proceso que no fue muy largo pero el rollo de salir de eso y confiar en mí otra vez y reconstruir la persona que yo era, fue todo un reto. Fue empezar de cero a reconstruir quién era, a creer de nuevo en mí y en las personas que me rodean. De ahí vino todo este tema de lo esencial, y de dejar de ver mucho en lo superficial y en los objetos, en cosas que no te sumaban ni te hacía crecer como persona.
Y esa fue una lección bastante dura que no olvido.
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Una canción: Baltimore, de Nina Simone.
Un libro: The power of now, Eckhard Tolle.
Un apodo que odiaste: Gomitas.
Sexualidad: Descubrimiento
Pudor: Una barrera.
Aborto: Huevos
Seguridad: Concepto personal.
Felicidad: Luz
Religión: Un invento
Sabor: Chocolate.
Una frase: The grate affaire is to move.
Una parte del cuerpo: Las boobies.
¿Qué te enamora?: La música.
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