VALENTINA ROMERO #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA
¿Quién es Valentina?
(Risa) Bueno pues… yo soy Valentina, soy una persona que no tiene un lugar en el mundo (risa nerviosa) y estoy buscando dónde enraizarme. En este momento la ilustración y el tatuaje han sido mi punto de partida en esta búsqueda de libertad de movimiento pero enraizada en algún país. Yo estudié artes y estaba haciendo videoinstalaciones pero dejé de trabajar como artista hace un buen tiempo, y he estado trabajando como ilustradora, en Berlín me dediqué a eso. Y bueno, la ilustración y el tatuaje me han permitido esa libertad de movimiento que es lo que estoy buscando.
¿Cómo ha sido tu migración hacia y desde Berlín?
Mi motivo para irme fue de estudios y finalmente terminé trabajando. No se dieron los estudios allá, por… mil motivos diferentes. Pero estuvo muy bien, pues aprendí un montón de otras cosas, también me di cuenta de que no me quería dedicar a la vida de artista ni a producir obra, sino a algo más. Digamos que en este momento de mi vida estoy como –así suene súper manoseado– reinventándome. Porque siempre me han gustado mil cosas: cine, ilustración, video y ya he ido decantando, ya decidí que me tocaba decantar. Porque cuando uno quiere hacer muchas cosas es muy difícil. Y después de tres años y de estar ahí medio perdida y sentir que allá nunca iba a sentirme en casa, decidí dar este próximo paso, y es duro por que es empezar de cero otra vez. Voy a empezar una vida en Valencia, España con Maleza, botándole toda la energía para poderme mover por España de forma itinerante con el proyecto de plantas de poder.
Me gusta mucho eso de “decantar”, ¿te dolió esa decantación? ¿Cómo fue ese proceso?
Pues es un proceso de madurez, yo creo. Yo sentía que ya no estaba haciendo obra, que no estaba haciendo lo que era mi vida y me sentí un poco frustrada, pero después me empecé a dar cuenta que también me hacía muy feliz la ilustración. En Berlín trabajé por dos años como ilustradora en una empresa. Y era un proceso más transparente, como que a veces el arte es muy pretencioso. Conseguir vivir del arte implica mucho tiempo, tener un apoyo… y pues yo estaba sola y la ilustración me estaba dando de comer, y me pareció un ejercicio… más honesto. El arte me encanta, y me encanta ir a galerías, me habría encantado estudiar cine; fui a estudiar cámara, no se dio, pero ahora estoy con ganas de estudiar animación y de cierta forma lo estoy vinculando al proyecto de ilustración que estoy haciendo ahora.
¿Cómo se llama tu proyecto?
El proyecto de tatuaje se llama Maleza. Digamos que Maleza ha sido la plataforma para todo. Empecé a dibujar plantas y de pronto todos mis dibujos y mi proyecto de ilustración se empezó a derivar hacia las plantas. Sale un poco de estos 3 años en Berlín de estar en una ciudad re gris, donde el acercamiento a las plantas tiene una nostalgia… y la maleza finalmente es toda la vegetación, es todo lo verde. Y también me gusta mucho la palabra maleza porque viene de malicia, tiene ahí un doble sentido pero finalmente la maleza está en todo y en todos.
Y Maleza parte del interés personal de acercarme a la naturaleza como una manera de darle valor a las plantas que me han acompañado en la vida de ciudad y a la importancia que veo en compartir los conocimientos que de ellas se desprenden.
¿Te parece que hay algo de transgresor allí?
Sí. Bueno, me gusta la idea de la planta que crece en cualquier lado: en zonas grises, en una esquinita de concreto. Y lo mismo pasa con los tatuajes, que es un acercamiento muy urbano a la naturaleza. Finalmente se vuelven ornamentales, los tatuajes de plantas que estoy haciendo.
(Pausa para hablar con León, su hijo)
¿Cómo fue crecer en tu familia?
EMMM, re duro (risas). De hecho he estado en un proceso de cerrar capítulos y de reflexión. Porque yo crecí sin una figura paterna, y estuvo mi padrastro, que era… Pues, sinvergüenza. Y claro, hacer la paz con esa figura masculina tan presente. Y ya, fue chévere porque mi mamá también ha sido una persona muy fuerte. Pasar de ser ama de casa y de pronto quedarse en la calle y como ¿qué hago? De ahí salió el proyecto Mamá Nostalgia justamente, que fue de empezar vendiendo nuestras cosas y poco a poco se volvió un proyecto de segunda mano, dando una segunda vida a la ropa nuestra y la de otras personas. Y fue un proceso muy chévere porque fue dejar ir, desapegarse de un montón cosas y eso me sirvió mucho para todo el cambio de irme a Berlín, para ahora irme para España… Ya estoy súper desapegada de las cosas. Aunque a veces también es un video, porque también es importante quedarse quieta un rato, enraizarse. Mi búsqueda justo ahora es eso, es encontrar una casa, pero es difícil porque es algo que está muy metido en nosotros. Mi mamá no es de acá, mis abuelos se fueron de España huyendo de Franco para Chile y después con el golpe militar se devolvieron a España, mi mamá se quedó en Chile hasta donde pudo y al rato después de exiliarse conoció a mi padrastro en Bélgica y decidió venir a Colombia con él y conmigo. Y así le va quedando a uno un chip como de que uno no es de ningún lado. Y aunque sienta que Colombia es en parte mi hogar y haya sido muy bonito volver a Bogotá después de casi 3 años... no me veo viviendo acá, es difícil vivir acá, sobre todo para una mujer soltera con hijo.
¿Cómo ha sido ese movimiento tuyo teniendo a León?
Pues ha sido duro, he tenido que llegar a muchos acuerdos con el papá de León. Separarse fuera del país de uno, y con hijos, es UF, re complejo. Cada uno jala para distintos lados, cada uno quiere ser feliz haciendo lo que sea, y ya no es juntos. Es complejo.
¿Qué es para ti la feminidad?
(Risas). Bueno… es estar en paz con uno, estar tranquila. Todavía estoy entendiendo, no lo tengo muy claro. Tengo un montón de cosas aprendidas de mi adolescencia, de mi infancia que necesito desaprender. Estoy en el proceso, así que aún me cuesta decirte qué es ser mujer. Pero siento por ahora que es estar tranquila como mujer y saber cuáles son nuestras fuerzas y debilidades, y a partir de ahí hacer lo que queramos y podernos conectar con otras mujeres para hacer proyectos, para hablar, para conspirar. A mí esto es lo que más me empodera como mujer estas conexiones con otras mujeres. Cuando empiezas a hacerlo se empiezan a tejer unas redes muy orgánicas y poderosas.
¿Podrías mencionar alguna de esas redes poderosas?
Ahora mismo estamos en otro proyecto muy lindo con 3 amigas de cucos para menstruación donde la idea es que a través de la compra de uno de los cucos se le dona a una niña Wayuu toallas de tela. La idea es que sean diseños muy juveniles y logremos acercar la idea de ecología femenina al público más joven para que empiecen a popularizarse el uso de los productos reutilizables para menstruación, porque nos dimos cuenta que muchas mujeres aún los desconocen o tienen muchos Tabús con este tema. Estamos trabajando de la mano de la fundación Apunaja y la idea es lanzar en marzo la campaña de Crowdfunding para este proyecto. Las invito a conocerlo se llama Savia y la página web es www.mujersavia.org
¿Fuiste mamá joven, cierto?
Sí. 23.
¿Qué tal fue ese antes y después?, ¿qué fue lo que más cambió?
Pues a mi León me dio un norte. Es un motor muy poderoso. Y yo sí estaba como perdida en el mundo, digamos. Y León llegó y cómo que ¿qué vas a hacer? También todos los procesos en los que estoy ahora son para que León… pues crezca bien. Finalmente él es un espejo. Entonces es estar lo más limpio posible y sanar lo más posible. Ser más consciente de la vida.
¿Cuál es tu pócima secreta?
Tuve una formula que me ha funcionado mucho pero que también me ha dado palo. Y es mejor arrepentirse de lo hecho que de lo no hecho. Es como hacer, sin mente. Pero también trae resto de consecuencias, pero la vida es así, tiene altibajos. Pero es eso, hacer… sin mente.
¿Cómo ha sido tatuar, además de ser una forma de subsistir?
Yo siempre quise tatuar, recuerdo que desde chiquita me fascinó. Hacerlo ha sido chévere, ha sido sentirme un poco realizada. Pero no sabía las cosas tan bonitas que me iba a traer, sobre todo es la gente que he conocido a través del tatuaje; he conocido unas mujeres increíbles. Llegan y me explican cosas que yo no sabía o me traen plantas que ignoraba por completo. Y con todas se ha creado un vinculo, eso ha sido bonito. Es algo que no pasaba con las artes, uno está muy enfocado en su obra y está este ego del artista. Pero acá pasa algo muy diferente. Hay un intercambio económico –obviamente, me están pagando–, pero tú estás 3 horas sentada hablando con esa persona, la gente se abre, te cuentan cosas muy personales… y eso ha sido bien bonito del tatuaje. De hecho tengo una pequeña publicación ahora con algunas de las plantas más poderosas que he tatuado y con las historias de mis clientes, es un libro botánico de tatuajes, de Botánica de poder. Eso ha sido lo que más me ha gustado del proceso. Cada planta tiene una historia detrás y cada planta tiene una forma de empoderar.
Un proceso de memoria a través del tatuaje…
¿Y cómo es tu relación con las plantas?
Mi relación con las plantas viene desde el deseo. Desde el conocimiento que me dan y el respeto. Las plantas son una fuente de sabiduría y curación. Pero quiero llevarlo al nivel físico, lo necesito como parte de mi proceso. En España mi plan es ir a una comunidad auto-sostenible. Ya estoy cansada de las dinámicas de ciudad, quiero empezar a cultivar mis plantas, mi comida, estoy tratando de dejar de consumir, de comprar, trato de hacer las cosas yo misma. Pero quiero llevar esto más allá, quiero que se vuelva un estilo de vida. Hasta ahora he tenido la oportunidad de usar las plantas para usos medicinales míos y de León y de usarlas por ejemplo para el proceso de tatuaje y para los cuidados post. El líquido limpiador que uso es una mezcla de plantas como la Sábila, la sangre de drago y el árbol de té.
Ahora tuve la hermosa oportunidad de desarrollar SELVA SUR un kit para cuidados post de tatuaje con Laura Linero (De Flora Herbolario), una mujer que está muy conectada con las plantas y que con sus conocimientos alquímicos y talento formuló (a partir también de las plantas que yo recomiendo para los cuidados post) un Kit de Limpiador y crema hidratante de plantas tropicales, vegano, de comercio justo y libre de químicos. Y así ya no hace falta recomendar nada de ninguna farmacéutica o multinacional y apoyamos a familias colombianas productoras, algunas incluso desplazadas por la violencia.
¿Qué es lo más difícil de ser mujer?
Pues la maternidad. La maternidad en esta sociedad no está acomodada para que uno esté soltera, para que se esté moviendo por el mundo. Y uno de los motivos por los que estoy buscando quedarme quieta es porque León va a comenzar el colegio. Entonces estoy en la búsqueda de esta comunidad auto-sostenible porque quiero una donde yo también tenga tiempo también para mí. Yo amo ser mamá pero también amo dibujar y amo sentarme y estar concentrada en mis cosas y no pensar en él. No estar todo el tiempo entre las dos cosas y al final no estar en ninguna. Y eso ha sido difícil, porque esta sociedad no te da esos espacios.
¿Encuentras algo de patriarcal en eso?
Claro. Que las mujeres estén en casa y se dediquen a sus hijos y ya, y dejen de lado sus proyectos.
¿Con quién te reivindicarías?
(Silencio). No sé. Yo creo que con nadie. Creo que la gente que no hace parte de mi vida es por algo. Me reivindicaría tal vez con mi proceso como artista, pero no, tampoco. Ahora estoy muy contenta con lo que estoy haciendo.
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Una canción: Preciso me encontrar, Cartola
¿Qué es la libertad? Libertad de movimiento.
¿El sexo? Intercambio energético.
¿El aborto? (Silencio) Derecho a decidir, con todos los dolores que eso implica.
Un libro: Kitchen, Banana Yoshimoto
Un sabor: Ácido
¿Qué es la religión? No sé, tener fe. (Risas). Aunque yo tengo fe en muchas cosas y no las considero mi religión, porque las cosas en las que tengo fe están sujetas a cambio, no son hieráticas. Por tanto la religión podría ser algo Hierático?
Una parte de tu cuerpo: Mis manos
Una frase: The first step to self-sufficiency is to consume less.
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Sigue el proyecto de Valentina y de MALEZA en:
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¡Gracias Valentina por el poder que cargas en tus manos!
@MyGrlstory