LIA SAMANTHA #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA
*Todo en un increíble acento chocoano.
¿Quién es Lía?
(Risas) ¿Quién es Lía? Una loca (risas). La loca de la familia. Bueno, a veces hablar de uno es bastante difícil, pero puedo decir que soy una persona… Espiritual, que sigue el corazón por encima de todo. Esa misma espiritualidad me ha hecho una artista, también. Soy vegetariana, mamá de una niña de 4 años. Soy cantante —desde que nací fue de mis primeras pasiones—. El diseño de modas también llego a mi vida de la mano de la música. Creo que eso es lo que puedo decir de mí. Es muy difícil definirse. Pero esas son cosas que tengo bien presentes.
¿Por qué el diseño de modas?
Mira, antes de saber de qué se trataba la carrera y el arte dentro de la moda, va a mi padre. Mi padre es sastre y mi abuela modista. Crecí viéndolos trabajar en sus maquinas Singer plana, mientras cosían escuchaban música. Mi abuela cosía colchas, bordaba, tejía... Cantante también. Entonces el diseño de modas me llega como un legado familiar. De manera empírica. Con el tiempo, ya lo entendí y empecé a estudiar. En primer semestre yo no entendía absolutamente nada. Era como entrar a ver álgebra, por la cual perdí noveno en el colegio (risitas). Yo no entendía de patronaje, medidas, escalar tallas… Pensé que la había embarrado, pero en segundo semestre vi una materia que se llamaba historia del traje y eso cambió todo. El profesor nos dejó un trabajo de investigación de la historia del traje, y cuando lo hice —fue muy apasionante— descubrí que todo lo que yo me ponía tenía un significado. Así como la música había sido el vehículo para expresar lo que yo sentía y pensaba, la moda también había estado ahí siempre. Cuando vi que la moda es una consecuencia de los cambios sociales, del universo, yo dije “MARAVILLOSO, no es superficial como la gente lo ve”. Entonces ya me sentía mucho mejor, la gente decía “Lía es muy chévere pero es muy fashion” y cuando la gente dice eso no te toma en serio. La moda es algo muy serio. Lo que comunica el vestuario en mi día a día. Desde ahí fue un amor muy grande. Entendí el significado del vestirse. Por esos días andaba analizando a la gente en la calle, porque por su manera de vestir podía fantasear en qué trabajaban o de donde venían. Para mí el vestuario siempre ha sido importante. Desde niña. Y pasan los años, y uno se carga de más cosas y más cosas. Y esto hace parte de quien es uno. Que esto no es adorno, son amuletos de protección, son tu energía pero en otra presentación.
¿De donde vienes y cómo fue crecer en tu casa?
Bueno, mi abuela llegó hace 40 años a Bogotá. Llegó con sus hijos. Muchos de ellos ya habían tenido a sus hijos en el Chocó y la segunda generación de nietos sí nacimos en Bogotá. Puedo decir que tuve una infancia HERMOSÍSIMA, lo puedo decir ahora que veo que los tiempos han cambiado tanto y que veo que mi hija ya no puede jugar a lo que yo jugaba en ese tiempo. Las cosas han cambiado… Tuve una infancia increíble rodeada de 14 primos. La creatividad, los juegos eran muy chéveres. Se me olvidó por qué te estaba diciendo esto, me volé (risas). Pero sí, mi abuela llegó hace 40 años, y puedo decir que mi casa era como un Palenque. Siempre se preservó la cultura afro. Mi abuela siempre ha sido una mujer que nos inculcó nuestra cultura. Nos habló de ser conscientes del racismo —desde el colegio— y yo creo que tanto mi abuela, mis tías y mi papá son los que tienen la culpa de que yo sea así. Mi papá tiene unas ideas bastantes revolucionarias. Siempre lo vi diciendo lo que pensaba, no importaba el lugar o la persona que fuera (risas). Frente al presidente, si le tenía que decir la verdad se la decía. Mi papá es de un carácter bien fuerte y soy el resultado de todo eso, creo yo. Pero además de haber vivido en ese palenque donde se preservaba la cultura —cuando llegábamos donde mi abuela con un poquito de acento rolo (hablando rolo forzado), mi abuela decía “vos por qué hablás así, vos sos chocoana y los chocoanos hablamos así” (acento chocoano exagerado)—. Entonces no era un tema de vergüenza sino de orgullo. Nos expresamos diferente. El racismo se vivía todos los días, pero ese mismo racismo fue lo que me hizo acercarme a la cultura afro, pero no afrocolombiana, sino en las raíces. Hace muuuuchos años cuando uno llegaba a Colombia, decía en la valla: “Bienvenidos a Colombia” y aparecía el indígena, el mestizo, el blanco… Pero nunca el negro. En la televisión un negro HMMMM. Tener a una Mabel Lara, una Claudia Lozano haciendo lo que hacen… O tener una Miss Colombia negra… Era muy difícil. En la TV los negros que aparecían eran empleados del servicio; cuando en mi familia las mujeres que yo veía no eran empleadas del servicio —no digo que no sea digno— pero trabajaban en otras cosas e incluso mucho más que los hombres. Tener esos estereotipos en medios de comunicación no es bueno para una comunidad que necesita tantos héroes. Gente de la generación de uno, del lugar de uno logró romper esos paradigmas —por ejemplo Chocquibtown—.
Creo que ese racismo, hizo que quisiera estar presente en un país como Colombia. La historia empezó atrás, África. Y ahí entendí que no somos esclavos. No es nuestra cultura. Las connotaciones negativas a las que estamos ligados, son consecuencia de la esclavitud. Pero si hablamos de África, Egipto es la cuna de la civilización. Se lo debemos a Egipto y Egipto es norte de África. No hablan de los reyes y de los muchos aportes de los afro. En la moda, cuando yo llego a estas telas (ver foto 1), y me entero de que eran las telas usadas por los ancestros, reyes y reinas, UFFF, eso me trajo una carga muy interesante. Uno se siente muy atraído por estos colores, patrones, el arte plasmado. Pero lo bello de esto no son los “colores”, es el significado. Lo que realmente representan estos códigos que siguen trascendiendo los años, la globalización… Se sigue mostrando, y que sea a través de la moda que supuestamente es “superficial” es lo que me MMMMM (mímica de emoción). Y este estudió de las telas, me ha llevado a entender otras culturas, que también con color, patrones, que no provienen de África —mentiras, aunque todos venimos de África— se encuentran en culturas distintas como la Wayuu —en la mochila—, y ellos no se conocen, pero son exactamente lo mismo. Mi más reciente colección se llamó “Te Amo Tanto”, porque todos esos códigos que están presentes en el vestuario ancestral de todo el mundo, sea blanco, negro, verde, morado, hablan de amor. Cuando estas culturas se encontraban no tenían que hablar mucho, el amor es como un filtro que agudiza el ojo para entender arte, me hago entender… A esto me ha llevado, a ligar la cultura afro con la indígena. Nos hemos enriquecido mucho al encontrarnos e intercambiar saberes.
¿Cómo ha sido ser mujer en Colombia siendo negra?
MMMJJJMM. Digamos que ser mujer siempre ha significado ser la que manda, en todos los proyectos en los que he estado (risitas). No es porque yo quiera mandar, sino porque creo que las mujeres tenemos la sensibilidad de llevar las cosas por el buen camino. Y los que han compartido conmigo lo han sentido y se han dejado. Soy la única mujer de una banda de reggae —Voodoo Souljahs—, éramos 13, luego 9, 6 y ahora 3 y ser la mujer de la banda nunca fue ser la linda, la consentida, la que hay que cuidar antes y después del concierto. El ser mujer me fluye: hay que hacer esto, hágale aquí, hágale allá. Y esa es mi mamá, mi abuela, mis tías. Los referentes que tengo son mujeres de armas tomar. Son mujeres que se han abierto caminos solas. Ser mujer ha sido tener la iniciativa de todo y de mediar en las situaciones difíciles. Siempre he tenido mucha fortaleza, la verdad. Cuando en la banda se dañaba el ampli del bajo era la primera en cargarlo. Hay que hacer las cosas. Ahora que estoy leyendo y entendiendo más de esa mística de las mujeres, creo que somos increíbles. Puede sonar a frase de cajón, pero después de dar vida, ¿qué más? Si somos capaces de dar vida, ¿de qué no somos capaces? Si tan sólo supiéramos lo que realmente somos. No es el papel de parir y parir y parir, cocinar y limpiar —no digo que este mal, pero no creo que sea la única función de la mujer—. Si el hombre tuviera o compartiera estos roles, la mujer sería mucho más poderosa. Yo lo puedo sentir con mi marca de ropa, que se vino gestando 18 años y que hace 3 años se reveló.
¿Crees que podrías definir la feminidad / lo femenino?
HMMM, ¿Cómo definir lo femenino?… Yo creo que lo femenino se podría definir en una energía perfecta. En que logra tomar las decisiones perfectas y camino correcto. Tenemos ese don. Cuando yo era pequeña recuerdo que mi mamá era muy impulsiva, pero ahora la entiendo. La inteligencia de las madres es el amor. Actúan por amor, sin pensarlo. Creo que es algo que define a la mujer. Si hubieran más mujeres presidente —voy averiguar cuantas mujeres presidente hay en el mundo ahora— pues no habrían guerras… Somos las que parimos y no creo que mandaríamos a un hijo a matar a otro. Ahí ya cambia la cosa.
¿Cómo se llaman tu mamá, abuela y papá?
Mi mamá se llama Esnereida Rendón y mi abuela María Manco de Lozano. Mi papá se llama Jorge Tadeo Lozano —con todo y apellido—.
¿A quién admiras?
Admiro a muchas mujeres. Pues en la vida a mi mamá, UFFFF, completamente. Y de artistas a Erykah Badu. Ella… She is my icon, es lo más. Me encanta Solange, más que Beyonce. Alicia Keys, Lauryn Hill, ella marcó un momento muy importante. Acabo de conocer una mujer de la política, es la viceministra de cultura, se llama Zulia Mena. Ella fue gobernadora del Chocó. Hablé con ella y me dejo impresionada. Qué mujer, qué personaje. Es una mujer que no tiene rivalidad, y ningún tipo de egos con otras mujeres, sino que siempre está en modo construcción. Lo que hizo en el Chocó, se vio y lo hizo una mujer. Históricamente siempre ha habido el mismo presupuesto para hacer obras en el Chocó, siempre… ¿Por qué solo pasó cuando estuvo ella? La madre, la protectora. Y cuando hablas con ella, no se siente que tiene un discurso aprendido de política; ella es política. Desde niña su proceso ha estado ligado a la comunidad, a ayudar, a aportarnos a unos entre otros. Eso de feminismo y machismo nada qué ver, porque sabe que tenemos es que estar unidos y complementándonos. De las mujeres que me siento feliz que haya llegado a mi vida y que me siento feliz de estar diseñando para ella. También Diana Uribe. La tengo acá (señala muy alto). La admiro grandemente. Nos queremos full.
¿Qué crees que comparten estas mujeres que admiras?
Comparten que son ellas mismas. Sin que exista un hombre. Son ellas, con su propia luz. Me encanta ver mujeres brillar.
¿Qué es lo más difícil de ser mujer?
Vivir en este mundo (risas). En un mundo que no está diseñado para nosotras. Es bien difícil. Nuestra naturaleza nos lleva a esa perfección. Somos una versión chiquitica de la tierra, la tierra es perfecta. El mundo no ha recordado el poder de las mujeres. Se les ha olvidado que venimos de una mujer. Entonces, eso. El mundo no tiene la sensibilidad de la mujer.
¿Cuál es el mensaje que quieres dar con todo lo que haces?
Que buena pregunta (gran sonrisa). Precisamente la marca de ropa —más allá del gusto por el vestuario— surge cuando pensaba: “¿Qué me pondré cuando tenga conciertos con mi banda?”. Yo quería que el vestuario comunicara lo mismo que yo cantaba en mis letras. Para mí son dos lenguajes que tienen que ir de la mano definitivamente. La moda y la música siempre han ido de la mano. Beyoncé no sería tan exitosa sino se vistiera como lo hace. Lady Gaga…
¿Por qué el interés por resaltar tus raíces?
Pues precisamente porque no había visibilidad de nuestra cultura. Entonces, cuando te encuentras que tus ancestros no fueron “sólo” esclavos, te quieres abrazar más fuerte a lo que eres y ayuda a que no te sientas afectada cuando en la calle te gritan cosas o te discriminan. O al entrar a una tienda, y es así.
¿Cómo has enfrentado esa discriminación?
Hace poco me pasó en Forever 21. Un vigilante se me fue detrás. Me persiguió durante todo el recorrido. Cuando pedí hablar con un supervisor decían que no era así. Muchas de las chicas que lo vieron fueron solidarias conmigo. Lo más curioso es que el vigilante tenía descendencia afro y no lo sabía. Él estaba simplemente educado para entender que lo afro está ligado a connotaciones negativas. Lo único que pude decirles fue que conocía fundaciones que trabajaban en pro de los derechos de los afro y que cuando quisieran podían ir a capacitarse para tratar a la gente afro que llegaba a su tienda. Hay mucha ignorancia, hay que educar. Es complicado.
¿Cómo enfrentas el ser madre y empresaria al tiempo?
Lo más difícil de ser madre es estar feliz y positiva 24/7. No quiero ser esa mamá que habla y actúa diferente. Entonces, el ser mamá me ha llevado a un aprendizaje increíble. Estoy consciente de ser mejor persona todo el tiempo, porque tengo que dejarle muy buen ejemplo a ver si aporta algo bueno a este mundo. Que mi hija lo vea.
¿Te sientes bella?
(Entre risas) Sí, sí. Me siento feliz, y creo que eso es sentirse bello.
¿Un suceso que haya cambiado tu vida?
Han habido muchos. HMMM. Un suceso que haya cambiado mi vida. Bueno, tengo que hablar de Colombiamoda. Definitivamente haber aparecido ahí en el 2014 cambió mi vida, en todo el sentido. Cambiado como persona, exigido bastante, UFFF. Aprender demasiado. Mi vida antes de Colombiamoda 2014 y después de Colombiamoda.
¿Qué te emputa?
¿Qué me emputa? (con voz de empute y risas). Sabes qué me da mal genio, hablar con alguien, contarle con todo el romanticismo y toda la cosa y al final que me pregunten algo que nombré en la conversación. Eso me da mal genio, que no me pongan atención.
¿Tienes un lado oscuro?
HMMM, Sí. Inseguridades, muchas inseguridades.
¿Cómo las enfrentas?
Mira que cada vez que me llegan oportunidades en las que sé que me comporto de manera insegura, estoy siendo consciente de eso.
¿Dónde está tu masculinidad?
Creo que soy bastante masculina y creo que viene desde la gestación, porque pensaron que yo era un niño. Mi mamá pensó que venía un niño y mi papá esperando “por fin viene el niño, el varón”. Yo creo que eso influyó en algo. También crecer entre muchos hombres. He estado rodeada de muchos hombres.
¿Qué admiras de los hombres?
MMM… Nada, no mentiras. Eso que dicen que son tan prácticos. Pero yo los he visto tan embolatados, quisiera verlos en un parto (risas) a ver qué tan prácticos son. De pronto esa practicidad sentimental, no son tan arraigados —pero quizá eso no lo admire, solo lo tengo muy presente—. No sé. No hay nada que no tengamos las mujeres.
¿Cuál es tu pócima secreta para vivir?
En estar bien conmigo misma. Ser coherente con lo que pienso y hago. Estar en buena energía con las personas con las que trabajo. Pedir disculpas cuando cometo un error. No puedo avanzar si el alma no está tranquila.
¿Qué le dirías a la Lía de hace 10 años?
Uyyy. ¿Qué le dirías a la Lía de hace 10 años? Que la admiro. Que la admiro. HMMM. Que aunque hace 10 años nadie creía en ella, yo sí creía en ella (risas). Eso le diría.
¿Qué quieres ser cuando grande?
Seguir haciendo arte. Considero que el arte es lo único que logra cerrar brechas. Desde que tengo 15 años, he tenido la oportunidad de viajar gracias al arte, y eso es lo que me ha llevado a encontrarme con personas maravillosas. Me veo haciendo arte con mi banda, haciendo conferencias y viajar mostrando lo que hago. Somos una obra de arte, quiero seguir inspirando a través del arte.
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Una canción: Te invito, Herencia de Timbiquí
Un libro: El principito, Antoine de Saint-Exupéry
Un apodo que odiaste: Flacuchenta
¿Qué es la sexualidad? Conexión
¿El pudor? No sé
¿El aborto? Negación
¿La seguridad? Coherencia
¿La felicidad? Ser yo
¿La religión? No existen
¿La política? Política y religión no deberían existir
Un sabor: Limonada de coco
Una frase: AMORRRR
Una parte del cuerpo: Mis labios
¿Qué te enamora? La humildad de una persona
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Gracias Lía por vibrar en tantos colores. Que fluya la creatividad.
@MyGrlstory