MARION REIMERS #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA
¿Quién es Marion Reimers?
(Risas) Es una definición muy difícil ¿No?
Soy un individuo en constante cambio y aprendizaje, con muchas ganas de mejorar, de aprender y de, eventualmente a través de ello, poder tener un impacto positivo en mi entorno.
Hoy en día me dedico al periodismo de deportes. Tengo 31 años, soy mexicana de ascendencia alemana. Soy mujer. Perdón, esto va a sonar muy cliché pero es así, definirse a sí mismo es muy complejo. Cumplo muchos roles ¿No? Para algunos soy hija, para otros soy hermana, para otros soy pareja, para otros soy amiga, para otros soy empleada, para otros soy colega, para otros soy una "feminazi", para otros soy una persona con muy mal carácter, para otros soy una persona muy bondadosa, así que depende pues desde el ángulo en el que se me vea.
¿Cómo fue tu infancia?
Yo vengo de una familia paterna en donde soy la tercera generación nacida en México de ascendencia alemana; de una familia materna que sobrevivió a dos guerras, que viene de una madre que es la persona más valiente, inteligente y capaz que yo conozco (me imagino que todo el mundo dirá eso de su madre)... de una familia en la que tuve la fortuna de crecer con mucho privilegio, en el sentido de que tuve una familia que me crió con mucho amor. Nunca me faltó nada, y eso me hace ver el mundo desde otra óptica.
Crecí siendo parte de una minoría, crecí teniendo un nombre raro en este país, crecí siendo rubia, crecí siendo extranjera, aunque yo nunca me he considerado extranjera ( yo siempre he dicho que mi corazón es mexicano y mi pasaporte también). Con el tiempo fui perteneciendo cada vez a más minorías: soy una mujer que habla de deportes, soy lesbiana, soy feminista, es decir, soy la minoría dentro de las minorías.
¿Qué enseñanzas te ha dejado el deporte?
El deporte me enseñó disciplina, respeto por el rival, trabajo en equipo. Me enseñó a hacer no únicamente una buena perdedora sino una buena ganadora, porque hay veces que se nos enseña mucho que hay que ser un buen perdedor pero no se nos enseña a ser un buen ganador ¿No? Burlarse en la cara del derrotado, regocijarse en el éxito... Marcelo Bielsa dice que el éxito es efímero y que el éxito corrompe, y yo me quedo mucho con eso.
De historia del arte a ser la primera mujer en ser nominada a los premios Emmys Deportivos ¿Cómo fue ese camino?
Yo siempre supe que quería estudiar comunicación, lo supe desde los 16 años. Había sido campeona nacional de karate y me surgió la oportunidad de ir al campeonato mundial del karate o de ir a estudiar al extranjero. El karate no es un deporte olímpico, por eso me di cuenta que yo no iba a vivir de ser karateca. Decidí entonces irme por la segunda opción: estudiar en Italia historia del arte y fotografía. Yo quería ser fotógrafa de National Geographic.
Cuando regresé a México, entré a la carrera de comunicación. Tuve un accidente de coche muy fuerte y casi me muero, entonces mi padre, al cual hoy en día le agradezco enormemente, me dijo: "Mira tú eres una mujer muy privilegiada pero yo ya no te voy a pagar otro coche, te vas a tener que meter a trabajar". Entonces empecé a buscar trabajo. Había un casting en Fox, hice el casting y no me fue muy bien. Sin embargo, quien en ese entonces estaba a cargo, gracias a que yo hablaba 4 idiomas, me contrató para que tradujera las conferencias de prensa de los futbolistas. Entonces yo entré como traductora. De ahí, pasé a ser asistente de redacción, luego redactora, luego reportera y luego empecé a conducir el noticiario del fin de semana.
A mí me encantaban los deportes porque los había practicado y porque me gustaba el espíritu del deporte. Sin embargo yo no sabía quién había sido campeón en el 93, no tenía ni idea de nada de eso. De chiquita veía a Michael Jordan y me pasaba cinco minutos viendo la tele y le decía a mi papá “salgamos al patio a jugar”. Yo quería hacer lo mismo que él, yo quería saltar y clavar la pelota, yo quería jugar fútbol como los súper campeones. Yo no era tanto de los datos estadísticos.
Entendía el juego y poco a poco empecé a crecer en eso, me titulé y me di cuenta que tenía que encaminarme hacia el periodismo. Entonces me fui a Argentina a hacer la maestría en el diario La Nación y ahí entendí que el periodista es periodista y después viene la extensión. De ahí me fui a trabajar como periodista de deportes a un diario de circulación nacional, de noticias generales. Cubrí política, judiciales, sociales...y pos así fue, así salté de la historia del arte al periodismo de deportes. Fue una cosa muy orgánica y de mucha coincidencia también, pero conforme iba yo avanzando en el periodismo de deportes, me empecé a enamorar más y dije "Carajo esto es lo que yo tengo que hacer, entiendo el juego, entiendo los deportes, entiendo el tema, nada más tengo que empezar a aprender los datos".
¿Has sufrido alguna discriminación por ser mujer?
Muchísimas…
Me ha tocado ir a eventos, a los que voy con colegas y en los que llega cualquier hombre interesado en proponerles un negocio, y yo me quedo parada a un lado porque a mí no me saludan, no me hablan, no me voltean a ver, y otro tipo de discriminaciones. Muchas veces llegué muy cansada a mi casa llorando y diciendo: "Yo ya no me voy a dedicar a esto, elegí el camino equivocado, yo no voy a ser periodista de deportes".
¿Qué es lo más difícil de ser periodista deportiva en México y en general en Latinoamérica?
Que no me puedo dedicar na' más a hacer mi trabajo. A ver, no es un ambiente fácil, pero mis colegas hombres se tienen que dedicar exclusivamente a su trabajo y no tienen que pensar en todas las ramas de alrededor. La credibilidad, siendo periodista deportiva, es sumamente compleja. Tienes que a veces esforzarte dos o tres veces más que un hombre. Por ejemplo, a veces he pensado seriamente antes de salir de mi casa ¿Me voy a poner esto hoy o no? y he terminado por elegir pantalones por encima de un vestido. Es decir, debes aprender a insertarte en la dinámica de un mundo en donde los hombres van con el jefe a cenar, chupan, se van de putas. Yo no puedo hacer eso, y no porque no pueda, no quiero, ¡no quiero ir de putas! ¡Yo no quiero ser su amiga! Pero si me invita a cenar, queda mal. Me entiendes ¿no?
Te hago un brevísimo paréntesis. Es muy difícil para mí ahorita lo de Versus porque tampoco puedo escupir donde como. O sea, yo nada más quiero ir a hacer mi trabajo y la verdad Versus no debería existir, lo amo, es un proyecto que hago con todo mi amor, pero Versus no debería existir. Esa es una frase lapidaria para mí: ¡Versus no debería existir! No debería yo dedicarme a pelear cosas que ya deberían estar enterradas.
¿De dónde nace y cuál es el objetivo de la ONG Versus?
Nace de las cosas que veo todos los días, de cosas que me desgastan y que me cansan y que considero que no deben seguir pasando. Surge del deseo y la necesidad de incorporar una mayor diversidad a un mundo como el de los medios de comunicación y, en especial, del periodismo de deportes. Por eso decidimos abrir una puerta a quienes se quieran acercar y quieran conocer una visión distinta del mundo.
En Versus pretendemos tener contenidos más diversos porque ojo, hemos hablado de un montón de cosas pero hay una cuestión que se nos olvida: los contenidos en deportes giran en torno a los hombres. No se habla de la rama femenil más que cuando son juegos olímpicos o el mundial femenil. El periodismo de deportes cuenta un montón de historias y esas historias tienen que ser transversales, esas historias tienen que ser equitativas y tienen que reflejar lo que somos como sociedad. No somos una sociedad únicamente de hombres, héroes y grandes atletas. Somos una sociedad de fracasos, y de mujeres, y de hombres, y de diversidad, y de trans, y de un montón de cuestiones, y todos tienen que tener cabida. Los medios tienen que ser un reflejo de la sociedad, no la sociedad un reflejo de los medios.
A ti Marion ¿Cómo te ha afectado o te ha transformado la fama?
Para empezar quisiera ser muy puntual en una cuestión, y esto me lo enseñó Andre Jimenez (amiga colombiana), con su acento barranquillero que no sé imitar. Me dijo "Marion la fama es presurosa, el prestigio se hace esperar". Y esa es una diferenciación fundamental que hay que tener, la fama y el prestigio no son el mismo concepto. Yo quiero prestigio no quiero fama, eso por un lado, pero tengo fama, tengo fama de feminazi, tengo fama de loca, tengo fama de enojona, tengo fama de mal carácter, tengo muchas famas. Otra vez...a ver...yo no llegué a donde llegué nada más siendo buena, llegué a donde llegué siendo cabrona.
Pero la fama es rara porque tienes que evitar que las críticas te lleguen al corazón y los halagos a la cabeza, y eso no es fácil. La gente que debería tener fama, es la gente que le busca la cura al cáncer o que hace una labor mucho más loable que la mía, yo soy una chica que habla de deportes. Pero pues sí, es raro porque por ejemplo mis seres queridos, mis afectos, mi pareja y mi familia, no eligieron mi profesión, es una profesión que elegí yo. Para ellos tampoco ha sido fácil, y eso ha sido lo más difícil, y sobre todo, el hecho de insertarte en una lógica de constante crítica, de constante cuestionamiento y de absoluta vulnerabilidad.
¿Qué consejo le darías tú hoy a esas chicas y chicos que sueñan con llegar a ser periodistas deportivos?
(Risas) Quiero clarificar que yo no me considero nadie para dar consejos, ni para darle una guía de nada porque yo no tengo idea de nada. Lo que sí creo es que, por un lado, primero hay que ser periodista y después viene la extensión. Hay que aprender a ser periodista y después todo lo demás sin importar a lo que te dediques: a los espectáculos, al deporte, a la política. Todo tiene que tener el mismo rigor.
Por el otro lado, todo en la vida, cualquier decisión, es una constante renuncia. Elegir algo es renunciar a algo más; no se pueden tener los treinta y dos sabores de la heladería porque te indigestas.
Y por último, a las chicas mucha constancia y mucha tolerancia a la frustración. A los chicos también, esto va por igual. Pero particularmente a los chicos, tienen que salirse de su comodidad, porque el haber nacido formando parte de un género, es un privilegio pero eso no significa ser merecedor de todo, al contrario, es una mayor responsabilidad. Los hombres hoy en día, siendo privilegiados por parte del sistema imperante, tienen una responsabilidad. Recuerden que la violencia no significa únicamente un ataque, la violencia también significa una omisión. Cada día que omiten algo, son parte de la violencia, cada vez que voltean a ver a otro lado, cada vez que se hacen de la vista gorda y no se voltean con el otro y le dicen "Marica, esto que estás haciendo está mal", son partícipes de esta violencia, son cómplices y tienen las manos igual de llenas de sangre que el que golpea a su mujer a puertas cerradas. Que no se les olvide.
¿Qué es lo más transgresor que has hecho?
(Risas) Para empezar, romper con mis propios paradigmas: enfrentarme a mis paradigmas familiares, enfrentarme a los prejuicios propios y de mi familia y de ahí, de lo particular a lo general...
Tengo un episodio muy fuerte cuando estuve en Argentina, fue con un periodista que me triplicaba la edad en una discusión sobre Codesal (Edgardo Codesal es árbitro y ginecólogo. Pitó la final del mundial de Italia 90 entre Argentina y Alemania) en la que dijo “Bueno, ojalá los árbitros se empezaran a dedicar otra vez a lo que realmente hacen, porque son malísimos, como Edgardo Codesal. Para preocupación de Marion y de todas las mujeres mexicanas, ojalá no sea tan mal ginecólogo como es árbitro". Yo tenía 25 años y era la primera vez que salía del país y yo lo paré en seco. Después pensé que me iban a correr pero afortunadamente tuve el apoyo de todo el mundo. Eso fue algo muy fuerte que me tocó vivir.
Sin embargo, creo que lo transgresor no es lo público, es lo privado, cuando uno es transgresor en lo privado lo demás viene solo.
¿A qué mujer admiras?
Admiro a la mujer anónima que no tiene la palestra ni el privilegio que yo tengo y le da, y le da, y le da todos los santos días, uta... Merece toda mi admiración, puta madre.
¿Tú te sientes bella?
A ratos. Hay días que me siento menos bella, pero hago un esfuerzo por sentirme generalmente bella... No sé si sea una buena respuesta.
¿Qué te emputa?
Puta madre... Muchísimas cosas: la injusticia, el abuso, la falta de empatía, que pongan palabras en mi boca (eso me puede poner loca) y lo que en México se conoce como el Don Vergas (busca en internet los memes de Don Vergas).
¿Cuál es tu lado oscuro?
El tema con mi lado oscuro es que, a diferencia de mucha gente que te va entregando las piedritas hasta que se llena la canasta de la confianza, yo entrego la canasta completa y voy sacando las piedritas...
¿Qué amas de ti misma?
Soy muy perseverante, soy muy generosa, soy muy noble y soy una pinche cabrona.
¿Qué le dirías a Marion 10 años atrás?
Le diría que piense antes de hablar, que no sean tan dura en sus juicios y que disfrute un poco más de la vida. Ah... y por último, que no hay prisa.
¿Qué lección no olvidas jamás?
Wow... Que tomar una decisión es una eterna renuncia.
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¿Una canción Marion? Marooned, Pink Floyd.
¿Un Libro? Crimen y castigo de Fedor Dostoievski
¿Un apodo que odiaste? Marioneta
¿Qué es la sexualidad? Intimidad.
¿Y el pudor? Una construcción personal
¿El aborto? Una decisión.
¿La seguridad? Una construcción.
¿La felicidad? Un impalpable.
¿La religión? Una decisión propia.
¿Un sabor? Ooh.. La felicidad efímera.
¿Una frase? El principio y el fin.
¿Una parte del cuerpo? Las manos.
¿Un vicio? Hablar.
¿Qué te enamora? Una conversación.. Siempre.
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