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DIANA AVELLA #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA


–Toda esta charla sucede mientras Diana hace el almuerzo a su hijo Juandi, que está por llegar del colegio–

¿Quién es Diana?

Diana Avella es una mujer de 31 años. Es mamá. Es licenciada en lengua castellana y artista del movimiento Hip Hop. También soy hija, amiga, hermana —tengo unos hermanos lejanos que casi nunca veo—. Eso soy.

¿Qué hace Diana?

Yo en estos momentos trabajo con el distrito. ¿Qué hago para ganar plata? Eso. ¿Qué hago para ser feliz? Hago música. Escribo canciones de rap. Canto, me presento regularmente. Me presento donde siento que mi labor es importante. No me gusta presentarme en bares —casi siempre ya están ebrios (risas)— y me gusta que me escuchen el regaño. Me presento en procesos organizativos, en lanzamientos/conversatorios y en festivales grandotes, nacionales e internacionales —de Hip Hop y de no Hip Hop también—.

¿Cómo llegaste al Hip Hop?

Lo conocí muy joven. Soy de un barrio que se llama Santa Rosa de Lima, arriba de Las Cruces y abajo del barrio Los Laches. El vivir tan cerca de Las Cruces en la década de los ochenta —siendo yo una niña, permitió que para mí fuera familiar el rap—. Y ya en los noventa, empecé a escuchar rap, en una emisora que se llamaba Radio Clandestino, que ya no existe, y empecé a salir a la calle con mi primo. Comencé a bailar break dance a la edad de 11 años, a grabar música en cassettes de la emisora y a componer mis canciones. Ya más grande las empecé a cantar, antes me daba pena. Empecé a rapear, a hacer freestyle. Terminé cantando con un grupo que se llama “Mediadores del nuevo pacto” (todavía existe). Siento que cuando me meto algo en la cabeza, hasta que no lo logro no estoy tranquila. La primera vez que canté en un barrio, en una concha acústica chiquitica, recuerdo haber soñado con pisar las tarimas más grandes de Colombia, ahí arrancó todo. Tuve un grupo “Por razones de estado” (es un libro de Noam Chomsky) que hice con Lucía Vargas, al tiempo que me lancé como solista. Era un rap “político” y en Colombia no existía. Era raro mezclar rap con política acá. En otros países ya estaban bandas como “Public Enemy” y “Immortal Technique” haciéndolo. En el 2007, cuando mi hijo estaba en proceso de gestación, recuperé mi trabajo como solista, y a los 3 años saqué mi disco que se llamó “Nací mujer” y ahora estoy sacando mi segunda producción musical. En relación a ¿Por qué el Hip Hop? Siento que el Hip Hop me ha permitido hablar claramente sobre quién soy yo. Y hablar sin tapujos. Yo creo que es por eso el Hip Hop y no otra música.

¿Cómo ha sido “ser mujer” en el Hip hop colombiano y hablar de política?

Ha sido de mucho aprendizaje y experiencias, positivas siempre, porque siempre voy a lo positivo. Siempre aportan a la vida. Siento que a los hombres no les gusta el liderazgo de una mujer en el Hip Hop. No les gusta que una mujer hable duro, que diga cosas inteligentes y que sea buena artista. Que tenga determinaciones. Hay hombres que eso les cuesta y sobretodo en el Hip Hop donde la mujer ha sido un accesorio, la que hace coros, baila o canta “bonito”. Digamos que eso siento en torno al ser mujer. Y hablar de política… Pues en todos los aspectos siempre será criticado. “Por qué no hablar mejor de su vida, del ser mamá, etc.”…Poner temas políticos sobre la mesa será mal interpretado siempre. Hay que entender que este mundo no fue diseñado para nosotras las mujeres, y que nosotras hemos tenido que construir mundos paralelos para liderar y poder surgir. Uno de esos mundos, es mi mundo del Hip Hop: político, contestatario y feminista. Desde ahí, he intentado proponer, hablar… Y así como hay personas que no les gusta, hay unos que lo necesitan. Hay mujeres que en el interior de su casa escuchan “Nací mujer” y se llenan de fuerza, y otras que escuchan “Mi vital argumento” —canción que le hice a mi hijo— y se sienten identificadas porque son mamás y están luchando solas. Para eso sirve la música. Cada vez que una persona que en la calle me pare y me pida nuevas canciones, yo lo voy a seguir haciendo.

¿Cuál ha sido la crítica más dura que has tenido por parte de los hombres frente a tu carrera en el Hip Hop?

Las críticas han venido por momentos. Cuando arranqué mi carrera musical la crítica era “Si es mujer, ¿por qué canta música de hombres?” o “¿Por qué está en un movimiento musical masculino?”. Luego sobre lo político de mi mensaje “¿Para qué hace rap político si para eso están las noticias?” Quien narra es quién tiene el poder, ¿no? Y en el rap la mayoría eran hombres narrando sus historias…

En mi rol de gestora cultural, he enfrentado muchas críticas. Liderar y enfrentar procesos siendo mujer es difícil y más en el ámbito público. Pero también me ha dado la oportunidad de visibilizar mi liderazgo y mostrarle al mundo, que uno puede ser buen artista, buena mamá y también buen trabajador. Los hiphopers somos buenas personas. Somos honestos. Que hay focos negativos y gente negativa, la hay. Pero hay gente muy bella y juiciosa.

Cada etapa trae sus retos y unas luchas. Me interesa plantear todo desde un punto positivo. Cuando pasa algo difícil, siempre llega algo bueno detrás. Siento que las mujeres tenemos esa capacidad de moldear el mundo a nuestra manera. A nosotras se nos dio la ventaja que no se les dio a los hombres —expresar lo que sentimos—. Los hombres callan muchos dolores. Y están dolidos por cosas que no dicen… Quien calla, se enferma. Es claro que a las mujeres que queremos liderar nos dan muy duro, pero es maravilloso el poder que tenemos para hablar y hacer las cosas. La virtud de las mujeres: enunciar y hacer las cosas realidad.

¿De dónde vienes?

Yo vengo de una familia bien humilde, económicamente. Soy de una casa que prácticamente era un rancho de adobe. (¿Sabes que es el adobe? El barro con que hacen casas). Estudié en un colegio de monjas. Mi papá… pues nunca estuvo. Madre soltera. Muchas necesidades. Cosas tan básicas como no tener un cuaderno. Muy tesas. Muchas dificultades económicas. Cuando falleció mi abuela fue más duro, era como mi mamá. Mis onces del bachillerato las hacía haciéndoles ensayos a mis compañeros. La universidad también. Imagínate el destino de las peladas de mi barrio: tener hijos, emplearse en un supermercado (no digo que sea deshonra), pero yo tenía sueños. A veces es un pecado para la gente pobre tener sueños. Es un delito (risitas), pues, ¿cómo los haces realidad? Es teso. Me presenté al Sena y no pasé. Hasta que pasé en la Pedagógica (Ciencias Sociales) y la Distrital (Lengua Castellana). Pero escogí la Distrital para escribir mejores canciones de rap (sonrisota y risas). ¿Imagínate la locura? Mi mamá me apoyaba. Pero ¿Quién piensa en eso? Tuve que trabajar mucho para pagar la universidad. Quedé en embarazo, pero de alguna forma logré hacer todo. Siempre andaba con mi hijo en el coche, termos, pañales y crema No. 4. Así mismo me he recorrido el mundo. Mi mamá tiene mucho carácter, muy exigente. Y esa soy yo… De ahí vengo, no tuve ciertos privilegios, quizá hubiera hecho más. Pero también siento que es un ejemplo cuando uno no cree que puede más. Siempre se puede, que no quiere es otra cosa. Todos esos ñeritos que van a “Hip Hop al Parque”, que son unos ñeritos igual a mí —porque también soy una ñerita del barrio Santa Rosa— sí lo pueden hacer… Estudiar, trabajar e igual hacer rap. Gracias a una de mis letras, había una foto mía en mi barrio, colgada en el Hotel Marriot de California en una expo. Entonces, ya está. Hay que hacerlo. Tampoco me escudo en el discurso de la pobreza para justificar cosas, lo que digo es real, es real. Todavía vivo en uno de los barrios más calientes de Bogotá, pero no porque me toca, sino porque quiero. Me gusta vivir cerca a mi familia, amigos. Uno sigue en la lucha. Yo trabajo, ahorro juiciosa, tengo mis proyectos… Nunca le he quitado nada a nadie. Soy carroloco, hacer cosas e inventarme cosas.

Sí se puede.

¿Qué motiva tu discurso?

Yo creo que el ser mujer, el ser ciudadana, colombiana, suramericana, de la periferia… (Risas). Y en relación cuando hago letras enfocadas al Hip Hop, pues el amor que le tengo. Siento que sin la música ¿Yo qué hubiera hecho? Trabajar en un supermercado (Sin que sea malo, yo algún día quisiera tener uno)… Pero uno quiere ciertas comodidades y más cuando tiene un hijo. Creo que a la gente hay que decirle cosas inteligentes. No creo en el rap del autonombramiento: “Yo represento, yo canto mejor que este o aquel”. Creo que hay que contar historias. Cuando la gente escucha se puede sentir identificada. Ya que uno rapee bien o mal, eso es una percepción personal según los gustos, pero creo que es mi lugar de enunciación. Hacer historias.

¿Cómo ha sido llegarle a tu público? Sobretodo a las mujeres.

Siento mucho cariño y apoyo. En todos los momentos. Mujeres muy tesas. Mujeres que me han rodeado de fuerza y coraje para hacer las cosas. Y la llegada de mi música al público, ha sido muy positiva. Me encuentro gente que comparte lo que mi música ha hecho en sus vidas. Historias bellas y fuertes. Canciones que han acompañado situaciones. Siento que soy un instrumento, más que una artista. Hago el almuerzo (risas porque lo está haciendo), arreglo la casa, soy mamá, trabajo en el distrito y escribo canciones. Recojo las historias de los demás. De mirar tanto afuera y adentro.

¿Qué quieres lograr con tu música?

Sacar mi segundo disco y presentarme en festivales en Europa de Hip Hop. Y que la gente valore el rap hecho más inteligentemente, que dice menos bobadas.

—Pausa: llegan su hijo y su mamá—

¿Qué mujeres te inspiran?

En general todas las mujeres. Mi mamá, mis tías, mis amigas. Las mujeres que están en mi cotidianidad. Y más reconocidas: admiro a Jineth Bedoya (Periodista) víctima de la violencia de género por parte de los paramilitares, Patricia Ariza (Teatro), Rigoberta Menchú (Activista Indígena), trabajó la dignificación de los pueblos indígenas en Guatemala. Mujeres como ellas, que aparte de su rol como mujeres, han hecho cosas por sus comunidades, entorno… Mujeres tesas haciendo lo que hacen.

¿Crees que podrías definir lo femenino?

Lo femenino… MMM… A veces me cuesta juntar el hecho de ser mujer con lo femenino. Tal vez tenga un concepto errado de lo femenino. Quizá pienso en algo rosado, una falda, etc. Son esos estereotipos que le venden a uno. Me gustaría definir más el hecho de ser mujer. Me gusta esa palabra. Es más contundente y rima mejor (risas). ¿Cómo defino el ser mujer? Tener mucha fuerza, mucha constancia, mucha disciplina y amor. Esa mezcla en los hombres es difícil. Por ejemplo, son muy buenos con la disciplina y la constancia, pero a veces les cuesta la comprensión y la empatía. La economía del cuidado —como lo citan las feministas— aunque muchas veces es criticado pues se nos otorga a las mujeres cuidar, criar, es lo que nos permite cuidar de otros. Gracias a eso existimos. Es la idea de cuidar la vida, el otro, el trabajo, lo que se hace.

¿Qué es lo más difícil de ser mujer hoy en día?

¿Lo más difícil de ser mujer hoy en día? Hoy en día y hace muchos años: enfrentarse al estereotipo de lo femenino y al miedo. La lucha más grande de las mujeres es contra la fuerza de los hombres hacia las mujeres. Creo que ellos también tienen miedo de perder el rol que les fue “obligado”, porque también ellos sufren de estos estereotipos (liderar, proveer).

¿Crees que el sistema nos tiene miedo?

Yo creo que sí. Yo creo que al sistema le conviene más una muchacha que venda ropa interior, que una muchacha que impulse el parto natural. Siento que los sistemas económicos prefieren a las mujeres con necesidades (se refiere a la necesidad de comprar cosas todo el tiempo que no son tan necesarias). Hay un mercado que necesita mujeres que respondan a su demanda. Todas son inteligentes —tanto las del botox como las pensantes— pero que tengan un desconocimiento de su real libertad reproduce unas prácticas de consumo que les convienen. Vende más el botox, la crema antiarrugas, que el estar cómodas con nosotras mismas.

¿Cómo te le paras al sistema?

Yo estoy en un punto medio, donde no necesito del sistema completamente pero también vivo de él. Yo aparezco en tele, en radio, y eso es darle una cara a lo comercial. Pero creo que hay que ser consecuente con lo que uno dice y hace. No convertirse en el estereotipo. Eso es teso. Nadie le puede decir a uno cómo se tiene que vestir, ser, hacer. Mi aporte desde mi música es la autenticidad. Decirles “uno crespo es chévere”. La pregunta es hacia adentro. Muchas veces la gente me dice cómo tengo que vestirme, pero no estoy de acuerdo con eso. En el Hip Hop naciente —porque es un mundo naciente en Latinoamérica— quiero poder ser autentica, fiel a mis estándares. Soy una mestiza que asume lo que es, y aunque no “venda” comercialmente, en mis viajes y experiencias, he entendido que sí se puede llegar lejos sin payasearse (risas).

¿Te sientes bella?

Sí, claro que sí. A veces más con el pelo crespo (risitas). El momento cuando me siento más bonita es cuando estoy en tarima botándola toda con mi música o haciendo lo que me gusta. No precisamente cuando me arreglo para la fiesta.

¿Hay algo que haya partido tu vida en dos?

Pues, lo que diría toda mujer que ha tenido un hijo: MI HIJO. Y sí. Musicalmente, laboralmente, es una ruptura positiva. Me llevó a ser más profesional, más juiciosa… Abre más posibilidades para ver el mundo. Pero también y sin duda alguna: la música. Eso sí ¿sin eso que sería uno? Yo siento que la música revuelca la vida de la gente y es muy bonito.

¿Qué te emputa?

MMM, que cuestionen mi liderazgo como mujer. Que me quieran ver desde una perspectiva de incapacidad. Que no crean lo que puedo hacer. Y otra cosa que me paso qué día: Estaba en un conversatorio de música y había un man que manoteaba a la organizadora del evento. No podía escuchar mucho, pero se veía que no era una conversación de amigos. La nena estaba sola y nadie alrededor fue capaz de frenar al man, fui la única. Agredir así es tenaz. Que respeten.

¿Tienes un lado oscuro?

Esa misma fuerza que tengo. A veces quisiera ser menos fuerte, me entiendes. A veces voy contra la corriente. Y por demostrar que puedo, lo hago. Creo que a veces hay que relajarse, soy muy estresada en las cosas y quiero que todo sea perfecto. En búsqueda de eso, a veces puedo no ser tan noble. Esa “debilidad” es necesaria. No siempre se puede ser tan fuerte. Me cuesta, pues mi historia de vida me ha llevado a ser fuerte desde que nací, sin papá, agarrándome de un tubo de la cama (su mamá nos contó que cuando nació su primera reacción fue agarrarse del tubo de la cama) (risas). Siempre ha sido ser la verraca. Esta mal ser así siempre, no se puede luchar contra la corriente todas las veces, eso le queda bien a los salmones pero a mí no (risitas). Y obvio ese lado oscuro me saca el mal genio, pero no es que esté brava todo el tiempo. Solo que cuando lucho por lo que quiero me meto tanto en eso, que puedo ser seria para muchos. Y no está bien alejar así a la gente. Es desgastante.

¿Te reivindicarías con alguien?

Reivindicarme con alguien… De pronto sí… Es algo personal, pero relacionado al tema de ser mujer quisiera reivindicarme con todos esos hombres que les he hecho daño con mi fuerza (carácter). Con esa fuerza desbordante y azaradora. Intimidados con mi fuerza o a quienes les he dicho algo feo. A mis parejas, con quienes he sido muy fuerte y les he puesto estándares de comportamiento demasiado altos (risas). Con el papá de mi hijo, quien tiene quinientos mil errores y la ha embarrado —no es la persona de mi vida— pero con el que yo tampoco he cedido. Creo que uno puede construir desde el amor pero sin ser estúpida. Se puede abrir a alguien, pero con amor. A veces es mejor un hijueputazo que decirle a alguien cosas hirientes. Somos mujeres tan inteligentes que lo podemos usar para herir. Y creo que hay que reflexionar ese otro lado de la historia. Estoy en un momento de perdonar esas cosas.

¿Sientes la masculinidad de alguna forma?

El único espacio donde me siento masculina, es cantando. A veces me dicen “usted canta como un hombre”, y yo pienso pero es que yo aprendí a cantar con hombres. Yo empecé a rapear donde me decían “cante como un varonsito”, y cantando como un varonsito es que he llegado a donde he llegado, básicamente. Ahí me siento masculina. En las otras áreas, me siento re chica. Y me siento masculina, no por la fuerza, pero como en la postura e imponencia en tarima y la voz.

¿Qué admiras en los hombres?

Su humor y que son grandes y fuertes y pueden cargar cajas cuando uno se trastea (risas). Mentiras…

¿Qué le dirías a Diana de hace 10 años?

Hace 10 años estaba rapeando, viajando… Le diría que siga adelante, que estudie… Sabes que yo me siento muy tranquila con lo que he hecho en mi vida. Tal vez arreglarme más las uñas, pero es algo que aún puedo hacer.

¿Qué quieres ser cuando grande?

Yo le he dicho a Patricia Ariza que quisiera ser como ella. Me gustaría también fortalecer las posibilidades que tengo como mujer, madre, amiga. Yo soy de ayudar en todo lo que hago. Poder ayudar a más parche, mujeres, para que salgan adelante.

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Una canción Como la cigarra, Mercedes Sosa

Un libro Ursúa, William Ospina

¿Qué es la sexualidad? Chévere

¿El pudor? De las monjas

¿El aborto? Derecho de toda mujer

¿La religión? Cuando hay un Domingo libre (risas)

¿La política? Derecho de todo ser humano

Un sabor Guanábana

Una frase “Qué chimba la vida”

Una parte del cuerpo Mi espalda

Un apodo que odiaste Diana Afea

¿Que te enamora? Que me hagan reír

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Gracias Diana por ser tan real! Siempre estará en el corazón haber podido entrar ese día a tu vida.

@mygrlstory

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