MARU APARICIO & NATALIA GAMARRO #BOLDWOMEN #TODOPODEROSAS
¿Quién es Maru?
Soy María Aparicio, acabo de cumplir 24 años y… Bueno vivo en Córdoba, en la casa donde viví toda la vida. Convivo con mi familia. Eso me ha hecho querer mucho el lugar donde vivo. También en ese lugar, estaba a dos cuadras un cine; marcó mi adolescencia. Desde muy chica tuve un interés muy cercano al pensamiento sobre el mundo, digamos. En un momento quería hacer música, después quise hacer bellas artes y finalmente fui decantando hasta hacer cine. Terminé el colegio y estudié filosofía y cine, pero me quedé con cine. Para mí fue un descubrimiento encontrar que se podía ver el mundo a través de las películas. Intento dedicarme a eso. Estamos terminando el recorrido de la película “Las Calles”, es la primera película que dirijo.
¿Quién es Natalia?
¿Quién es Natalia? Es difícil eso. Pero bueno. Soy Natalia Gamarro, tengo 39 años y tengo una hija de 18 años. Creo que tengo una búsqueda… hacia ciertos lugares simples que me conectan con lo humano. A través de eso, he encontrado lugarsitos con los que me he encontrado muy cómoda, como ser profesora de yoga, ser… Antes que ser profesora, “ser”. Una búsqueda aquí y ahora. Esa disciplina me dio muchas cosas, muy valiosas, ligadas a otros aspectos de esta Natalia. El tema de la producción. Hay momentos que estoy muy calma, otros donde me meto de pleno. Nunca he producido una idea que no me atraviese. Viví un largo tiempo en Córdoba, hasta después de mi adolescencia… Fui madre muy joven, madre sola. Luego me fui a vivir a la Patagonia, pero me di cuenta de que estaba muy lejos y me hacía falta mi familia. Me siento muy conectada con la naturaleza, desde ahí parte la observación hacia un montón de cosas en el mundo. A eso le pongo condimentos que de alguna forma moldean lo que soy. Crecí con una madre MUY política. Los lugares pequeños donde he vivido me han hecho enamorarme de los simples.
¿Cómo fue ser madre soltera?
Ser madre, para mí es lo que me hace diferente al hombre. Gestar, tener una vida. También me completa, estoy íntegra. Es lo que conozco. Siempre he tenido fuerzas, una hija hermosa. Sí, es muy diferente de a dos y no una sola. No deberíamos pretender ocupar los espacios que el hombre ocupa. Dentro de la maternidad y la paternidad por más que uno dé todo, siempre estará la ausencia del otro. Pero no puedo decir que fue difícil, fue diferente.
Maru, ¿por qué el cine como respuesta?
Identifico que una de las cosas que más me han marcado en la vida, ha sido la música desde muy chiquita. Bueno, tuve la suerte, la fortuna, de nacer en una familia que me ha acompañado mucho y apoyado en lo que me gusta. En mi casa siempre habían discos. Tengo el recuerdo muy fuerte de Pink Floyd, como una banda que me marcó mucho en la adolescencia. A los 15 años vi a Roger Waters en Buenos Aires, y en esa catarsis adolescente me marcó mucho. Después llegué a la fotografía, porque en mi casa también habían muchas cámaras. Me resultaba llamativo. En el cine sentía que se reunían ambas cosas. Sentía que la imagen en movimiento tenia una potencialidad muy fuerte. Siempre estuve inquieta por lo que sucede en el mundo. Ese pensamiento de la existencia de lo que implica estar en el mundo y lo que somos los seres humanos. El cine, implica una mirada y forma de ver. Estar en una sala de cine y coexistir con otros puntos de vista. También encontrarme con un buen grupo de amigos haciendo cine y saber que podíamos salir y rodar. Todo se fue dando sin darme cuenta.
¿Cómo fue el proceso de trabajar juntas?
N: Este proceso me toca compartirlo con Maru y otra amiga que es Eugenia. Con Maru nos conocimos en un taller de fotografía, parece que estaba encontrado. Tiene que ver con la sensibilidad y la estética, el compartir imagen. Y con Eugenia, me une una forma de mirar al mundo aunque distinta a la vez. Ella es muy fuerte y tiene una gran generosidad que siempre me llamó la atención; que me hizo querer pensar y trabajar por “Las Calles”. Con el tiempo uno va rebobinando cosas que bueno, se hicieron en esto y lo hacen especial. La imagen —pienso bastante en imagen— ha sido mi sustento y práctica diaria. Son cosas que me habitan y no puedo separarlos ni aislarlos. Este proceso de habernos encontrado, fue por algo. Me siento muy agradecida, y tengo un vínculo muy fuerte con Maru. Las calles también me regaló a Eva (la actriz).
M: Para aclarar un poco, Eugenia, es la continuación de la historia que esta mujer inició. En relación a la pregunta, creo que el cine es una disciplina compleja, pues de alguna manera te obliga a trabajar con otros. Eso es lo más rico. Las ideas se van construyendo y complementando a partir del trabajo de muchos. Es muy lindo. “Las Calles” han sido un aprendizaje inconmensurable, pues no es fácil tomar decisiones desde lo formal para la película. Siento que no hubiera podido ser de otra forma, y como fue, fue lo mejor. Tener la posibilidad de haber conocido la historia, el lugar y esta gente que son hermanos para mí. También haber podido viajar, estar ahora en Colombia.
¿Creen que podrían definir la mirada femenina?
M: Yo, no sé. Creo mucho en la idea de la mirada. Hay gente que la discute y más desde el cine —el tema del autor—. Pero yo creo en las miradas. Creo que cada uno tiene una mirada diferente y es riquísimo. Es muy profundo lo que puede salir de una mirada. La mujer tiene una diferencia a la hora de mirar, quizá no todas las mujeres, pero reconozco algo común en todas. Creo que existe una sensibilidad propia de la mujer. Aunque también hay sensibilidad en los hombres, que son profundas e interesantes. Todo el tiempo nos complementamos con la mirada masculina. Cuando se producen esas mezclas es interesante. Hace parte de la búsqueda.
N: No sé si podría definirlo. Podría decir cosas que —trabajo mucho con mujeres en yoga— de alguna forma ha determinado cosas en mí. Hay cosas que son afines a nosotras. Cosas que nos preguntamos, como otras con las que no me identifico. Creo en la sensibilidad, en el potencial intuitivo de la mujer. Creo en las diferencias pero no desde lo competitivo. Somos diferentes, los seres, con más o menos de algo.
¿Cómo ha sido el rol de las mujeres en su vida?
M: Para mí ha sido igual de especial que el del hombre. Mi madre ha tenido una gran importancia. Es la mujer más cercana, una fortaleza para mí. Pero el amor incondicional viene de mis dos padres. Siempre he sido una mujer muy rodeada de varones, he tenido pocas amigas. Me ha pasado de tener relaciones largas, donde estoy muy acompañada de esa energía. He encontrado mujeres muy valiosas. “Las Calles” tiene una presencia femenina muy fuerte. Las mujeres que voy encontrando son pequeños tesoritos. Hay mujeres que también admito, artistas, músicas, que me parecen muy valientes.
N: A mí me tocó una madre muy… Una fuerza bastante especial. Me llevo años de mi vida, para salirme de ciertas cosas dentro de ese “rol de las mujeres”. Ella me parece que ha sido referente desde el momento que me gestó (risita). Y de resto muchas mujeres, que simplemente no han querido cambiar al mundo pero sí se han preguntado muchas cosas para la transformación del mundo, sin ser protagonistas, no sé si se entienda. A mí me ha llevado tiempo entenderlo. Esto de querer cambiar al otro o cambiar al mundo como si fuera la única verdad, ¿no? Creo que esto de cómo se toma la mujer o el género, que hoy se hablan, nos sirven para pensarnos a nosotras mismas. Me gusta entrarme al ser humano, no salirme de ahí.
Natalia ¿Desde tu trayectoria, habría algo que le dirías a las mujeres más jóvenes?
No, sería incapaz. Tengo una hija de 18 años a la que me cuesta decirle las cosas. La escucho mucho, la observo mucho pero a la hora de decirle cosas, no sé. Tuve una madre y un padre que me dieron las herramientas para ser libre. En distintas etapas de mi vida eso significó mucha responsabilidad, y ahora que soy madre y que además nos encontramos en muchos lugares como mujeres, me siento incapaz de decirle como “deben” ser las cosas. Cada uno tiene su proceso, su esencia. Para mí hay algo muy bonito del ser y es sentir y luego existir.
Maru ¿Qué crees que sea lo más difícil de ser mujer?
MMM, no sé si haya algo difícil. (Silencio). Creo que nos tenemos que hacer cargo de muchas cosas que no nos gustan o no deseamos hacerlas. A veces en algunos lugares hay que trabajar el doble. Reconozco que en algunos espacios no es lo mismo para mujeres que para hombres. Hay situaciones en las que me sentí extraña por ser chica. Ser mujer es ser muy valiente. Aunque el hombre tenga toda esta fortaleza física (que podemos ver), nosotras también tenemos mucha fortaleza de donde aferrarnos para hacer lo que nos gusta, lo que amamos y haga bien a otras personas. Creo eso básicamente.
¿En su industria han sentido un trato diferente por ser mujeres?
Ambas: No.
N: Yo me he sentido muy cómoda. Quizá si me siento que viajando soy más vulnerable hacia la fuerza de otro, la existencia del hombre. Que bueno… no llega a ser temor, pero sí me encuentro tomando precauciones que tienen que ver con el hombre.
M: En general para mí todo ha sido muy bueno. Nos han tratado muy bien a nosotros y a la película. Eso lo agradece uno mucho. Me pasó de ver en el ambiente publicitario en Córdoba que no hay muchas directoras. Pero en el cine hay muchas. Quizá en algunas ocasiones he sentido que no confían en el trabajo de una mujer hasta que lo entregas. Pero bueno, son cosas mínimas. He aprendido siempre de mis colegas hombres. Todos ellos siempre han sido muy respetuosos conmigo, con nosotras —en la peli—. Se aprende de lo bueno y lo malo.
¿Se sienten bellas?
N: Sí. Sí. Estoy en la edad y en el momento que me siento internamente muy bien. Me siento saludable, bien con mi cuerpo, con lo que hago y dejo de hacer.
M: Para mí, algo muy bueno que aprendí con las imágenes, fue entender que nada es perfecto. Me he dado cuenta que las imágenes bellas no son perfectas. La belleza no tiene que ver con la perfección. Con las películas no hace falta filmar con cámaras majestuosas o finísimas para hacer algo bello. Eso también lo he trasladado a otros ámbitos de mi vida. Encuentro belleza en cosas que me pasan, que veo. En cosas que quizá no son tan lindas, pero de alguna forma son bellas. Poder ver esa belleza me hace sentir muy bien. Me hace sentir en movimiento. En un plano visual, creo que las mujeres nos enfrentamos a muchas cosas de lo que se plantea como bello. Tenemos que aprender a ir lidiando y entender qué habla más allá de lo físico.
¿Qué les emputa, les molesta?
N: Voy a meditarlo.
M: Me molestan muchas cosas, y a la vez pocas. Me enojan mucho las cosas injustas y egoístas. Cuando una actitud hace daño a otro. Me enoja a una escala más grande, los políticos. Escucho mucho al otro, y trato de comprender al otro. Veo mucha gente que se enoja por muchas cosas y yo he decidido enojarme lo menos posible. Trato, a veces me resulta imposible (risitas) pero bueno.
N: Yo lo llevo a un lugar emocional. Como se mueven las emociones. Hace tiempo me estoy observando mucho y ante un enojo, que considero nace del egoísmo, lo trabajo hasta que se va. Ser compasivo con el otro y entender el por qué está así. Antes me enojaban las personas que no son claras o que ocultan cosas, que tiene que ver con una forma opuesta a la mía. En mis relaciones con los hombres, no me enojo, y eso ha sido un tema. En cosas que otras mujeres se enojarían rápidamente no doy importancia y causa sorpresa.
¿Creen que tienen la masculinidad acentuada de alguna forma?
N: Sí sí, el yang. Creo que tiene que ver con haber crecido con 5 hermanos y 1 hermana mujer. He aprendido mucho de eso y en la crianza los roles han estado invertidos. Mi mamá tiene una presencia de la energía masculina muy fuerte, y mi papá muy sensible. Me costó identificar mientras crecía, pero creo que gracias a eso es que logro una comprensión hacia el otro.
M: Yo sí siento una parte masculina. Quizá no masculina, pero complementada por lo masculino. Estoy más cerca de los hombres, una conexión natural. Me siento femenina pero creo que al compartir con amigos varones se mueven cosas.
¿Qué admiran en los hombres?
M: Admiro su simpleza, su simplicidad. Quizá las mujeres no tenemos mucho de eso (risitas). Admiro mucho al hombre sensible, los que se salen del encuadre masculino y “de los hombres” del “macho”. MMM, me gustan mucho los hombres, su forma. Admiro a los que cuidan a las mujeres. Eso.
N: Admiro, bueno. En esto de crecer con tantos hombres admiro su sensibilidad. No es casual que me encuentro con hombres muy sensibles en mi vida. Admiro esta parte sencilla, que creo que tiene que ver con una calma de la actividad mental.
¿Si se pudieran devolver en el tiempo 10 años, qué se dirían a sí mismas?
M: ¿Qué le diría a la Maru de hace 10 años? Bueno, hace 10 años tenía 14. No, le diría que sea muy fuerte y que siga deseando las cosas que le gustan.
N: ¿De hace 10 años? Que confíe en ella. Eso le diría.
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MARU
Una canción Mi elemento, Spinetta
Un libro Ver y poder
Un apodo que odiaste Cuando me llaman por mi segundo nombre, Eugenia, Euge
¿Qué es la sexualidad? De las cosas más bellas
¿El pudor? Cuidado instintivo
¿El aborto? Trabajar mucho como sociedad
¿La seguridad? La clave de muchas cosas
¿La religión? Problema
¿La política? Complejidad muy grande
Un sabor El cafesito con leche del bar
Una frase "Con sus rostros curtidos por el frío y el sol" (Me lo voy a tatuar)
Una parte del cuerpo Las manos
¿Que te enamora? Los días, la vida
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NATALIA
Una canción Plegarias para un niño dormido, Spinetta
Un libro Barro blanco, José Mauro de Vasconcelos
Un apodo que odiaste El apellido, Gamarro
¿Qué es la sexualidad? Creación
¿El pudor? Miedos
¿El aborto? Elegir
¿La religión? Pensamiento
¿La política? Acción
Un sabor Agridulce
Una frase En la mezcla está la pureza
Una parte del cuerpo Hombros
¿Que te enamora? La vida
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Maru & Natalia:
Fue un encuentro tremendo. En una cafetería compartiendo. Gracias por abrirse. Gran cariño.
@mygrlstory