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¿No le gustan? Déjelas ser


Las emociones son como brisas, van, vienen, a veces cálidas, otras veces frías. La vida misma le enseña a uno cómo ir dirigiendo la barca, es decir, mi barca es diferente a la suya, la construimos de materiales diferentes, cada cual tiene sus propias grietas, sus arreglos, y está hecha de diferentes materiales. Como su peso es diferente al mío pues así mismo será su barca, está diseñada justo a la medida de cada quien; así son las emociones, son tan propias y sagradas que explicarlas con palabras resulta casi imposible; son inefables.

Ellas tampoco están ahí porque sí, es decir, ni usted ni yo las pedimos. De alguna forma el alma las invoca pero las emociones son solo acompañantes, van al lado de los procesos, no hay uno sin lo otro.

Acaba de pasar VenusRX y hoy [3 de mayo] Mercurio arranca directo, días en los que todo lo que parecía oro y no lo era dejó de brillar, fueron épocas para entender qué era necesario sacar, qué se debía cultivar y qué tenía que salir para darle la bienvenida a lo que está por llegar; si no se saca el mueble viejo, el nuevo no tiene lugar para acomodarse.

Las emociones son una extensión del ser (yo no amo igual que usted ni usted ama igual que sus papás o su pareja), ellos se han forjado como una espada en el fuego, a imagen y semejanza de cada ser; se ama, se añora, se desea y se repele de diferentes formas.

El 75% del cuerpo humano está formado por polvo de estrellas, un estudio realizado por el astrónomo Chris Impey de la Universidad de Arizona así lo confirmó. Toda la materia orgánica que posee carbono tuvo su nacimiento en las estrellas, el surco más antiguo del Universo estuvo conformado por helio e hidrógeno.

Somos producto de algún vestigio del recuerdo de millones de estrellas que en su fallecer dejaron esporas para formarnos, claramente el orden divino no deja nada al azar porque el azar es el mismo Dios, el cosmos, el amor, el todo. El Universo no se preocupa por seguir existiendo, él solo existe, fluye y por eso así, el todo que lo compone, nosotros, lo seguimos haciendo, fluimos.

Fluir…

La RAE define esta palabra como el hecho de brotar con facilidad y abundancia [las ideas] de la mente o [las palabras] de la boca, ¿difícil a veces, no? Ni el mismo cosmos en su infinita sabiduría y omnipotencia puede prever cómo habrá de sentirse uno cualquier día, nadie le enseña a uno a fluir, uno lo aprende, lo convierte en una acción intrínseca al hecho de estar vivo y ya, sucede. A veces se fluirá con exacerbada facilidad, no habrá piedra que detenga el río ni árbol que cambie su curso. El ser solo está dotado de magnífica destreza para nadar como lo hacen los peces en el agua; en otras ocasiones el nudo en la garganta se hará tenso, la respiración no será tan fluida y el hablar se congestionará un poco; el hablar y el sentir.

Los barcos fluyen, navegan, deben hacerlo para no hundirse, haya marea baja o haya tempestad, es imperativo mantenerse flotando para evitar descender. Así las grandes olas ayudan a aligerar la marcha, entonces, después de todo, la tormenta no es tan mala, ¿verdad?

Pues no, he comprobado durante mis últimos años de vida (sobre todo desde que empecé a estudiar astrología) que no hay momento más enriquecedor y formador que aquel que nos pone de frente con quien somos y con lo que llevamos adentro, las historias, las cicatrices, las lágrimas y los triunfos. Nos enseñaron desde pequeños a satanizar el hecho de sentir, desde el más profundo amor hasta el más doloroso y mísero desafecto, nos dijeron que era malo, que nos ponía en desventaja y que eso nos encarcelaría.

Como es arriba es abajo, si nosotros entramos en estados de efervescencia también lo hacen las estrellas. Mercurio acabó de salir de su fase retrógrada y arranca directo, empezará a fluir con más normalidad al igual que nosotros, ayudando en los procesos de toma de decisiones. Durante las próximas semanas las dificultades con las comunicaciones también mejorarán y los asuntos dónde hacía falta un poco de luz se harán más claros.

La clarividencia es otra forma del funcionar del alma, hace parte de su psique. Con Mercurio directo tendremos acceso a información sagrada de nuestra intuición e imaginación, esto afortunadamente nos permitirá recobrar la sensación de sincronía que tan ausente estuvo durante los últimos tres meses.

Se sentirá una onda de generosidad y abundancia con nuestro tiempo y energía, observaremos a las personas desde otra perspectiva, es el tiempo perfecto para encontrar belleza en las diferencias. Esto estará apoyado por un sextil entre el Sol y Neptuno que tuvimos ayer, un aspecto que favorece de manera magnífica la intuición, la inspiración y la creatividad así como la bondad, el humanismo y la espiritualidad. Canalizando este tránsito de manera adecuada podremos alcanzar logros con mayor facilidad y ayudar a otros a hacerlo.

Pues bien, estamos caminando el sendero hacia el solsticio de verano en el hemisferio Norte, nos preparamos para vivir cambios de conciencia producto de todo el sancocho retro que hubo en los pasados meses, el verano cósmico que se aproxima será muy diferente a los anteriores.

Salud, amor y prosperidad para todos, que vengan los cambios, de peinado y de conciencia, que vengan las despedidas, de personas y de conductas, que vengan las bienvenidas, de nuevos ciclos y maneras de pensar. Avanti.

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