top of page

LINA BRAVO #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA


¿Quién es Lina?

MMM, juepucha. Me parece difícil esa pregunta. Uno tiende a definirse mucho por lo que hace. Empiezo entonces por lo que hago. Soy psicóloga terapeuta, en temática LGBT con jóvenes y adultos.

¿Crees que hay algo que te defina?

Soy fuerte, seria… Pienso que me defino por lo que oigo. Soy sociable… (Risitas). De hecho me acuerda a un ejercicio de la maestría donde tocaba pararse en frente de alguien a repetir muchas veces la pregunta: ¿Quién eres? Y casi siempre empezaba por decir “soy hija de mi mamá” (risitas). Pero bueno, considero que soy fuerte, justa, busco la igualdad; no solo en términos de activismo sino que procuro que la gente reciba un trato igualitario.

¿De dónde vienes?

Vengo de una familia paisa, donde creo que siempre prevaleció el amor. Mis papás son el matrimonio perfecto que uno siempre ha visto. Somos una familia unida. Tengo una hermana mayor con quien comparto ese real concepto de “hermandad”, nos queremos un montón; desafortunadamente nadie vive acá. De igual forma viajo mucho al Quindío. Crecí con mucha paz, tranquilidad y amor alrededor.

¿Qué valores eran importantes?

Ahora que me estaba definiendo, creo que muchos salen de ahí. El trato justo: mi mamá siempre ha sido muy enfática en esto. Ella podía ver algún suceso y hacerse pasar por ejemplo como una funcionaría del ICBF si veía que maltratan a un niño en la calle (risitas). La generosidad, no sé si sea un valor pero esperaría que sí. Eso ha marcado a mi familia. Yo pueda que sea seria pero el amor siempre ha estado presente, alimentar relaciones sanas y saber llevarme con la gente. Pienso que todo esto ha determinado mi vida.

¿Crees que haber crecido en un familia como la tuya influyó en que decidieras estudiar psicología?

Sí, creo que mi mamá nos inculcó poder servir a la gente desde chiquitas. Llevado al extremo quizá no sea tan bueno, pero siempre ha estado en mí pensar en el otro. Creo que hay que poder respetar al otro y darse el tiempo para entenderlo. Tengo también otra faceta creativa que fue influenciada por mi papá —él trabajo toda la vida con petroleras pero amaba ser carpintero, me hizo todas estas cosas (señala varios muebles de su casa)— y siempre estuvo presente. Todos en casa hacemos algo artístico.

¿Cómo fue tu proceso de “salir del closet”?

Personalmente fue mucho más difícil para mí que para mis papás. Yo me empecé a dar cuenta que sentía cosas diferentes desde que tenía 12 años, pero alguna vez fueron a dar una charla de sexualidad al colegio y la psicóloga dijo que era normal querer pasar mucho tiempo con una amiga, pero que eso era una fase… Yo me quedé en esa fase toda la vida (risitas), pero en realidad duré muchos años intentando que se me pasara. Era complejo entender por qué me pasaba eso a mí. Tuve una época que pude salir con manes, perrear, pero era también una forma de negar mi naturaleza. Entré en un proceso malsano de fiesta, trago, sin ningún autocuidado… Ahora que lo entiendo era una depresión muy fuerte que quería ser tapada. A los 18–19 años, empecé a darme otras oportunidades. Podía considerarme bisexual sin que fuera un gran tema. Me podía dar besos con una chica sin que fuera mal visto y ahí lo empecé a asumir. Yo me gradué de 21 años (risitas) y creo que fue una época fuerte en mi vida, pues era el resultado de falta de motivación y de auto-comprenderme. Cuando lo solté fue muy liberador. Nunca sentí el rechazo de nadie. Mi hermana incluso fue de las primeras en saber y apoyarme. Sin embargo me demoré en decírselo a mis papas. Siempre dije que el día que ellos me lo preguntaran lo diría, sino no tendría la fuerza para contárselos. En efecto, tuve un momento en el que mi mamá me lo preguntó. Lo primero que dijo fue “lo peor”, pero después me abrazó y me dijo que yo era su hija, lo mucho que me amaba, que no cambiaba para ella y que por favor la entendiera pues ahora ella empezaba a de-construir muchas cosas de lo que ella pensaba que iba a ser yo. El entendimiento fue completo desde el día uno. Ella solamente me involucró para que yo también le enseñara y explicara sobre mi proceso para entenderlo mejor. En mi casa la verdad es primordial, entonces hay que decirla sea lo que sea. Fue algo muy bonito. Creo que si lo hubiera sabido, me hubiera ahorrado muchos años de sufrimiento.

¿Qué crees que detiene a las personas de contar?

La familia. Tengo muchos amigos que la viven libremente, pero no se atreven a contarle a sus familias porque aseguran que podrían quedarse sin esta. El tema de la familia es complicado: lo veo en consulta, con amigos… Estamos en un país donde la sociedad está enmarcada en unos conceptos muy… antiguos, y obvio la nueva generación es más fresca pero igual es un tema estigmatizado. La parte de la religión tiene mucha fuerza, donde la tradición y los valores están muy definidos entre lo bueno y malo.

¿Cómo entiendes el tema de la igualdad?

Nace del entender que todos somos humanos, y por eso todos tenemos unos derechos fundamentales. Para nuestra comunidad —LGBTI— es entender que somos como unos ciudadanos de segunda clase, pues siempre están marcando la diferencia entre “ellos” y “nosotros”. Creo que somos “todos nosotros” y no como lo hacen sentir los “desviados” y los “normales”. No hay equidad. Ojalá que no tuviéramos que tener la comunidad para buscar reconocimiento, salir a marchar por unos derechos. Ahí es donde cuestiono la disparidad. Todos somos diversos pero merecemos respeto.

Para tu comunidad, ¿qué crees que ha sido lo más difícil de enfrentar en un país como Colombia?

Más que políticamente, es en términos sociales que se siente la inequidad. Se terminan normalizando cosas que son dañinas. El odio está legitimizado, la homofobia. Todo termina siendo politizado desde la religión y la moral, donde no debería ser. En la educación de las personas es que se ve esa brecha. Muchas veces cuando hablo con alguien que tiene un estigma, veo prejuicios. Son estereotipos que ya tiene en la cabeza de “cómo son las cosas”. No se puede mezclar ser marica y que te guste el rosado o seas amanerado. No tiene que ver. Esa educación cívica y social hace mucha falta en este país.

¿Podrías definir lo femenino/lo masculino?

Socialmente se le atribuyen roles muy específicos a ambos. En un tema personal, no me considero masculina si clavo un tornillo en la pared (risas), son cosas tan básicas que no deberían de necesitar un género. Para mí la ropa es una forma de expresión. Si me gusta algo de hombres no me define como un “hombre”. Creo que podríamos tener la libertad de transitar entre los gustos. Sí, nacemos con un sexo (hablo de la parte biológica), pero eso no determina los gustos. Somos libres de expresarnos como queramos. El tema de género no puede considerarse dentro de los binarios.

¿Cómo entonces podríamos abordar el tema del género?

Es un tema complicado. Si ves el tema de la lengua española, es un lenguaje definido dentro de lo femenino y lo masculino. Tu hablas de “la regla, la botella de agua”… El lenguaje nos limita, se quedó corto en cómo definir si no te identificas dentro del binario. Hay recursos como usar “nosotres, nosotrxs, nosotr@s”, pero aun así es complejo. En inglés es diferente, es mucho más sencillo y no crea una diferenciación “the bottle” no es femenino ni masculino (risitas). El lenguaje seguro que tendrá que evolucionar. Si no hay un lenguaje exacto con el cual podamos expresarnos, tenemos que seguir usando lo que hay.

¿Con cuál definición del género te identificas?

Yo me identifico como “mujer Cisgénero”, es decir, que me identifico con el género que se me asignó al nacer a partir de mi sexo biológico.

¿Crees que el hecho de ser mujer ha dificultado tu experiencia gay?

Nunca lo he sentido así. La única vez que me sentí discriminada fue en una entrevista de trabajo, donde me paré de la entrevista y me fui. En mi hoja de vida salía una práctica en un centro LGBTI, y el tipo me cuestionó el por qué había trabajado ahí. Me preguntó de frente si yo era gay y para mi fue muy sorpresivo pues él no podía hacerme esa pregunta. Me dijo “es que no sé cuál es la política de la empresa en torno a ese tema” y le dije “si usted tiene una política en contra de eso, déjeme decirle que me está dando todos los argumentos para demandarlo, pues eso es ilegal. Además doy por terminada la entrevista pues es un acto directo de discriminación y no me interesa trabajar con usted”. El tipo, siendo el dueño de una empresa muy reconocida de este país. Cuando salí lloré un rato, pero me sentí muy fuerte de ser fiel a mí misma.

¿Qué crees entonces que sea lo más difícil de ser mujer?

Más allá de lo profesional, creo que para todos hay cosas difíciles sin importar el género. Yo soy independiente y siento que he logrado muchas cosas. Quizá para mi esposa, Daniela, puede ser distinto, pues trabaja solo con hombres y ello puede significar a veces que tiene que probarse todo el tiempo. Yo no lo he sentido pero puedo entenderlo.

Cuéntanos de: It Gets Better Colombia.

It Gets Better nace en Colombia, porque vimos que podíamos ayudar no sólo desde lo legal sino desde lo emocional, la parte psicológica. Yo tengo esta área a cargo: prestamos asesorías, talleres que van acompañados de un mensaje de esperanza, pero haciendo también una labor para intentar transformar realidades. Yo fui muy afortunada, con un final feliz y quisiera poder replicar eso. No es que yo sea su salvadora, pero saber que podemos compartir ese amor es fundamental.

¿Cómo funciona IGB a nivel mundial?

La misión en todas partes del mundo de la fundación, son mensajes positivos y alentadores. Es fortalecer la visión de que todo mejora y que todos tenemos pruebas. Cada país se enfoca en unas u otras cosas. En Latinoamérica la mayoría de filiales, están enfocadas en asesorías psicológicas y legales —dado nuestro entorno creo yo—. La necesidad es muy fuerte. Por ejemplo en Estados Unidos la presencia es mucho más fuerte, existe Trevor Project, por ejemplo, quién tiene atención 24 horas. Acá es distinto. Sin embargo existen fundaciones increíbles como la de Sergio Urrego, que ayuda a adolescentes con tendencias suicidas. Pero igual, es más limitado. It Gets Better es otro granito a ampliar esa ayuda.

¿Qué crees que sea fundamental para ayudar a jóvenes en el descubrimiento de su sexualidad?

Me parece difícil llegar a una generalización. Cada individuo y proceso es demasiado particular. Cada quien lo vive de una forma. Creo que es más difícil “salir del closet” o sea socialmente, que definirse. Los jóvenes que hemos tratado, muchos saben desde muy temprano qué les gusta más o con qué se identifican, pero el solo hecho de que se sientan víctimas del matoneo, rechazo familiar, etc., puede evitar que quieran exteriorizarlo. Casi siempre la dificultad está en cómo lo toman los demás. Pienso que la educación sexual debe ser diversa y como normalizarla. Creo que tapar estas cosas solo hace más daño. Por ejemplo, cuando salieron las cartillas del ministerio de educación se formo todo un debate. La supuesta ideología de género no existe, no estamos lavando el cerebro, estamos hablando de las cosas como son, noe s ilegitimo, pero claro, el tema religioso tiene mucho que ver en esta evolución. Quizá el gobierno quiere pero la misma población no se siente lista pues hay mucha desinformación e ignorancia.

¿Qué te inspira?

Creo que nunca he sido el tipo de persona que quiere ser como alguien más —obvio admiro muchas personas, por ejemplo a Miguel Rueda de PINK Consultores, personaje maravilloso; mi esposa Daniela, quien me inspiró a meterme en el tema del activismo desde el altruismo—, creo que me inspira sobre todo ayudar a las personas. La satisfacción de que puedes ser parte de un cambio, poder acompañar, ser un guía. Y entender que lo que me propongo lo logro. Eso es todo.

¿Qué te emputa?

El desorden. Puedo tener un poco de desorden hasta un punto. Soy psicorígida y controladora, entonces todo lo que se salga de mi esquema me la vuela un poco (risitas).

¿Qué cambiarías?

Ser más flexible. Esa es una de mis grandes cosas a cambiar. Esa rigidez no deja disfrutar algunas cosas. No soy obsesivo-compulsiva, pero creo que puedo relajarme más.

¿Te sientes bella?

¿Me siento bella? Algunos días.

¿Cómo vives esa belleza?

Creo que viene de una aceptación de como es uno. No se trata de parecerse a alguien o de lo que está de moda… Nunca lo he sentido desde ahí. Ha sido un recorrido largo, ha sido largo y difícil. Sufrí mucho con mi peso. En una época tenía una obesidad mórbida. Donde obvio lo que veía era la mujer más fea del mundo, pero tomar la decisión de poder cambiar y no sentir que ocupaba toda la silla era necesario. El hecho de haber pasado por todo esto, me hace sentir muy linda. No me siento fea, no me quita ni me pone.

¿Cuál es tu talismán?

Es difícil verbalizarlo. Diría que la espiritualidad, pero muy lejana a la religión. Está muy armada por mí misma. Para unos se llamará dios, para mí se llama energía. Es el sentirme conectada a eso y el confiar en que todo va a salir bien siempre. A eso me aferro. Todo pasa por algún motivo y deja una enseñanza. Comprendo que es una situación y no me ahogo. Soy capaz de soltar las cosas.

_

Una canción Simon, Lifehous

Un libro A path with heart, Jack Kornfield

¿La religión? La tengo en muy mal concepto, a la religión organizada

¿La política? Una mierda

¿El amor? Lo que le doy al otro

¿La seguridad? El amor

¿Un agüero? No pisar tapas de alcantarillas

Un sabor El dulce

Un lugar Madrid

Una parte del cuerpo Las piernas

¿Que te enamora? El trato dulce con las personas, buen trato

//

Sigue su proyecto en: @itgetsbetter

Gracias a Lina por abrirnos el espacio y el tiempo compartido.

@MyGrlStory

Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Black Instagram Icon
bottom of page