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MARÍA CONCHITA ACUÑA #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA


*Foto por Fabio Gomez Avelino

¿Quién es María Conchita?

Bueno, nací en Bogotá, mi familia es costeña. Creo que soy un ser en continuo descubrimiento. Aún no tengo claro quién soy, pero sí tengo claro qué cosas no soy y no quiero. Soy un ser humano trabajando por un sueño que empecé a construir hace relativamente poco. Mi sueño es producto de una época de crisis —un asco—, donde no sabía qué quería hacer. No quería seguir estudiando derecho, ni seguir manteniendo las relaciones que tenía, fue un momento… No soy la misma persona que hubiera respondido hace 3 años. Agradezco lo que fui, pero hoy en día amo lo que estoy siendo. Estoy enfocada en un proyecto en el que creo muchísimo, me ha aterrizado al comprender que nada llega solo, que hay que camellar un montón… Soy una mujer dándole con toda a un sueño.

¿Qué cosas no eres, qué ciclos has cerrado?

No me veo feliz siendo millonaria. Mi felicidad no va a estar ahí. Sí me veo siendo próspera. Antes, mi sueño era casarme, tener hijos y tener de un apartamento increíble. Vengo de una familia que busca eso… Ya no me veo feliz siendo “la profesional”. Peleé mucho contra eso, me di muy duro y soy especialista en darme palo, pero no me veo más ahí. No soy rencorosa. Antes pensaba que era súper perezosa pero no, en la medida en que me sienta motivada hago todo. Hubo un tiempo que quise ser reina de belleza, modelo, pero no, encontré que ahí no estaba mi felicidad. No me veo en una relación donde nos castremos o frustremos…

¿Qué catapultó ese cambio?

Los cambios que uno tiene en la vida no llegan un día de la nada. Son cosas que se van cocinando poco a poco, el universo va mandado señales sutiles, casi imperceptibles pero que te van preparando para cosas que vienen, la cadena de sucesos y decisiones. Me empecé a levantar con una sensación de que no tenía construido nada propio. En ese momento tenía “todo” lo que quería y con lo que soñé muchos años: trabajo próspero, una pareja increíble, apartamento… Pero en realidad no me sentía bien, y no era lo externo, era yo, supongo que el gurú interno que todos llevamos dentro, sabía que algo estaba cambiando en mí, yo estaba cambiando y toso lo que no fuera sólido o no fuera de la mano con ese cambio iba a desaparecer, era todo en la relación conmigo, todo era ahí. Sentía que la envoltura era muy bonita y la caja vacía. Definitivamente hasta ahora que tengo 30 años me estoy atreviendo hacer las cosas que siempre soñé. Antes vivía sin pasión, es decir, buscando como ese lugar dónde me siento cómoda en mi propia piel y creo que el cambio empezó a darse cuando entendí que necesitaba buscar mi camino. Hay que buscar bases reales. Agradezco ese momento que todo se vino encima para espabilar y tomar las riendas a lo inaplazable. La astrología era un poco la respuesta y venía pensándolo hacía mucho, siempre me apasionó pero pues lo seguía y miraba cositas y ya, me lo planteaba como algo que me apasionaba pero ya. Es un tema que suscita todo tipo de opiniones: “la loca, no creo en dios, es magia, en fin, es una ciencia antiquísima” (risas), pero me encanta todo lo que conlleva. Fue quitarme un miedo y lanzarme a hacer algo que quería hacer, lanzarme.

¿Qué expectativas tienes con “La Concha”?

La mayor expectativa que creo se está cumpliendo es que logré empezar a sanarme y perdonarme muchas cosas, ir encontrando mi camino, mi espiritualidad pero en serio viviéndola, estando sola un buen rato, conociéndome de nuevo, volviendo a identificarme con quien soy, con baches, errores pero dándole. Hay cosas que pasaron en mi vida que no lograba darles respuesta y fueron la explicación a muchas cosas, en serio… Aspectos de mi vida y personalidad que no comprendía, que me traían problemas, que me impedían y no me dejaban evolucionar, aún sigo aprendiendo. Siempre tuve la curiosidad de darles un por qué. Creo que la vida que uno lleva es una consecuencia de un montón de acciones y decisiones, bien sea en esta vida o en otro tiempo. Todas son decisiones en cadena. La astrología me permite entenderme y entender a los demás, la compasión, sabes, todos libramos una batalla y somos como niños tirados a vivir, a mirar cómo la logramos sacar avanti, compasión. He encontrado respuesta a cosas y eso me alivia. Cambió mi cosmovisión, darme cuenta que me gusta ayudar y que eso me sana un montón —amo escuchar porque el otro es un espejo mío, hay de ti en mi—. Yo me sano en la medida que puedo escuchar al otro y ayudarle a sanar, solo muestro una posibilidad como las muchas que hay en el universo, es un camino y no una verdad absoluta. Nunca lo había entendido, pero ahora tiene sentido. Hoy en día este trabajo es un espejo de lo que hago por mí misma. Cuando escribo hago catarsis. Inevitablemente es una interpretación desde mis vivencias, las personas no necesitan de mi ayuda, pero sí creo que si puedo vibrar en hermandad todo mejora. Hay que volver a lo básico: indagar en lo emocional/espiritual es importante, sin perder la onda ni ponernos mamertos. Mi contribución es empezar a trabajar la sanación hablando de lo que nos da duro, los miedos, alegrías, el sexo, las muerte, las adicciones, vainas que uno habla con los amigos. Hay que hablar de eso que uno habla con uno mismo, las cosas en las que todos pensamos pero ninguno habla en voz alta por prejuicios, miedos, ser humanos.

¿Consideras que el hecho de ser mujer inspira esa labor?

Sí, total. A mí me gusta hablar de las diferencias, en la medida en que las diferencias enriquezcan. No me gusta decir quién es mejor o peor. En el mundo físico existe la diversidad, pero más allá de lo biológico, somos seres en el mundo. La condición de mujer nos prepara de una cierta forma, por ejemplo: poder parir. Hay un sexto sentido, una intuición que viene ligado a ellos, de un legado que creo de alguna forma influye en lo que hacemos. Hay cosas que no se pueden explicar pero se sienten. Para mí dios existe, no sé explicarlo pero te juro que existe, no lo creo, lo sé. Dios está en todas partes y sé que es así. Las mujeres tenemos el instinto maternal, de suplir a través de las emociones y de una u otra forma me ayuda a conectarme con otra persona. No quiero ser sexista, pero ser mujer brinda cierta sensibilidad para conectar más allá de lo práctico, son energías, pero sé que hay de hombre en mí como hay en un hombre algo de mujer, tenemos de lo mismo. Ayuda, no sé qué sea ser hombre pero desde mi mujer me ha ayudado, esa bruja, loca interna (risitas). Nada está ni bien ni mal, uno es lo que es. Cuando me preguntan si lo que digo es real o no, pienso que no se trata de eso, es una interpretación estudiada desde la antigüedad, los reyes, monarcas, emperadores consultaban a sus astrólogos, a sus brujas, a sus magos, todo que va de la mano de mi intuición, experiencias y conocimiento de algo que me apasiona. Todos estamos aprendiendo. Ahora que tengo 30 años, me siento muy bien con ser mujer, lo he interiorizado más conscientemente. Podemos ser muchas cosas al tiempo.

¿Podrías definir lo femenino?

Ush… ¿Lo femenino? Pues, entiendo que la raíz de la palabra fémina viene de “amamantar”, pero creo que hoy en día está ligado a atributos que a veces son más fáciles de desarrollar siendo mujer o por lo menos así se vende culturalmente. Un hombre puede ser femenino, conozco muchos y no se trata de ser gay o amanerado; es una forma de ser, por ser criados por mujeres, o tienen esa sensibilidad sencillamente… También conozco mujeres con rasgos muy masculinos. Creo que ambos términos van más allá del género.

¿Lo más difícil y fácil de ser chica?

Lo más difícil es sentirse que hay que dar explicaciones por qué uno hace cosas a veces. Dar explicación del por qué usas o no brassier, del por qué saliste así… No es que al hombre le quede más fácil, no creo que sea más fácil para ellos, pero sí creo que lo más difícil es realmente vivir ese llamado “empoderamiento” de hacer las cosas como uno las siente, vivir esa fuerza interior. Hay que creerse el cuento de ser chica pero sin caer en el feminismo culo que también es otra forma de agresión y sexismo. Y lo mejor son todos los retos que tenemos ahora. Estaba teniendo una conversación y me di cuenta de que poco a poco ha sido enfrentar los miedos. Es retar esos miedos, convenciones sociales y reencontrarnos con lo que somos más allá de los estándares. Lo más cool es este momento. Estamos haciendo lo que queremos, por fin.

¿Qué admiras de los hombres?

La practicidad. Ser TAN prácticos.

¿Te sientes bella?

Sí.

¿Cómo ha sido esa relación con la belleza?

Tuve rollos con la comida, fuertes y locos, sufrí mucho, me enfermé de muchas formas, física y emocionalmente, desde chiquita, una locura. Miro atrás y me sorprende. No me sentía bella. Antes la belleza era física para mí. Era sobre lo que se veía. Hoy en día con todo lo que he vivido, mis canas, ojeras, las tetas cambian, he empezado a encontrar la belleza en abrazar todo lo que soy. Lo bello, lo no tan bello, lo heavy. Para mí la belleza es levantarme y decir “estoy viva y tranquila”. Siempre hay cosas por mejorar. Sentirse pleno es belleza. Más que ser lindo es sentirse lindo. Hay que vibrar así. Es una actitud del espíritu.

¿Qué te emputa?

A veces me emputo conmigo misma. Procrastinar. La soberbia en otra persona. Antes me emputaba la desigualdad, pero creo que es circunstancial. Todas son lecciones que uno vino a vivir, nada es dejado al azar. No cumplirme a mí misma me emputa mucho.

¿Tienes un lado oscuro?

Hay varios. El hedonismo, hay mucho de hedonista en mí, estoy trabajando en reemplazar cosas, es mi naturaleza pero encontrarle la comba al palo. Estoy trabajando en transcender eso, la satisfacción inmediata. La inmediatez, el facilismo es un vicio. Aplica con todo.

¿Qué te inspira?

La gente muy echada para adelante. Conozco personas que la tienen dura y la sacan adelante. Eso me inspira. El amor me inspira. Ver parejas hablando bien el uno del otro. Me inspira el perdón, cuando se logran poner las cosas aparte y seguir adelante. El humano me inspira cuando se desarma y es.

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Una canción Procastination, Amy Winehouse

Un libro El Cambio, Wayne Dyer

¿El pudor? No ir en contra de uno

¿El amor? Todo

¿La seguridad? No decirse mentiras

¿La religión? El amor

¿La espiritualidad? El amor

¿La política? Un arte

¿Que te enamora? La inteligencia, pero está cambiando

Un lugar El mar

Un sabor Las lentejas

Una parte del cuerpo Los senos

Una frase “Yo soy”

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Gracias a esta Concha por su amor, tiempo y risas. Lo mejor para tu nuevo proyecto y camino de vida.

@MyGrlStory

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