VANESSA ADATTO #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA
¿Quién es Vanessa?
(Risas)… Una compilación de muchas cosas —como todos los seres humanos—. Soy mujer, y es una parte transversal de mi manera de entender el mundo últimamente: Yo cumplí 30 años y fue como wow, qué es la vida, qué es ser mujer y qué quiere decir eso, qué rol cumplimos en la sociedad para que todo en el planeta esté equilibrado; y soy militante gestora del teatro en Bogotá. El teatro ha sido parte de mi vida desde chiquita, yo jugaba a hacer presentaciones con mi hermano todos los viernes en Shabat*. Además mi abuela materna fue una gran influencia para mÍ en cuanto al teatro y la escena. Sin decir que soy una mística, es más como que busco el misticismo en la vida, en todo. Por medio del teatro, de cualquier práctica, de la conexión con los seres humanos. Creo que en el fondo tratar de entender con la mayor humildad posible que todos estamos pasando por un plano entendiendo qué es ser humano desde nuestra propia definición. Por eso para mi el teatro ha sido una manera de entender la vulnerabilidad en cada uno de nosotros.
¿Cómo ha sido tu proceso en el teatro?
Entré en el universo del teatro acá en Bogotá después de estar fuera muchos años. En esta ocasión el teatro volvió a mi vida con otros matices: más desde la gestión y producción ejecutiva. En este proceso me he dado cuenta de que hacen falta mas buenos productores y personas liderando los proyectos, no desde lo creativo o artístico —porque ya hay unos espectaculares en esta ciudad—, sino desde lo financiero: personas que puedan liderar proyectos viables y que tengan proyecciones a futuro.
Es un poco miedoso definirse por medio de lo que uno hace, porque uno es muchas otras cosas, pero para mí es un tema de entrega, eso es lo que quiero hacer y es lo que veo en mis colegas también: logremos que el teatro salga de un estado de pobreza financiera porque en serio la gente se clava mucho para hacer teatro y merecen que se les pague dignamente. Es gente que está involucrando toda su fe, creatividad y emoción para lograr generar un cambio en ellos que genere un cambio en otros y eso es gigante. Yo siento que hay mucho “pudor” con respecto al teatro y al dinero, pero siendo claros acá nadie vive del aire y el arriendo se paga todos los meses, entonces por qué el creador de teatro tiene que tener 15 trabajos para poder en su dieciseisavo trabajo tener tiempo para hacer teatro. He logrado encontrar un formato de teatro pequeño y mediano con el público muy cerca y creo que es una manera de “disturb” por medio del teatro: déjate penetrar, déjate ser vulnerable ante el escenario, déjate llevar.
¿Cómo creciste?
No puedo más que ser agradecida. Crecí muy protegida, con dos padres que siguen juntos hoy en día —mi madre Clara, mi padre Emilio— en un entorno judío: mi familia es judía y yo nací siéndolo. Tuve una adolescencia muy rebelde en contra del judaísmo y en contra de todo lo que fuera un dogma sin cuestionamiento. Y aquí pido perdón a mis padres porque la pasaron re-mal, pues todo era un cuestionamiento: “¿Por qué el judaísmo? Odio el judaísmo, ¿por qué llegar temprano? Voy a romper todas las reglas…” Creo que era una rebeldía con ansias de romper con lo dogmático.
La verdad mi vida fue muy tranquila, por eso creo que siento esa atracción o impulso casi tanático —como dirían en el teatro— hacia la destrucción inherente en el ser humano. A los 18 años me fui a ser actriz en Estados Unidos, estudié teatro en Nueva Orleans durante tres años, y después creo que me dio miedo y pereza (risas) y me fui un año a trabajar en Madrid. Y la verdad la razón principal por la que me fui a trabajar fue porque yo tenía 22 años y nunca me había ganado la vida, y veía a la gente a mi alrededor trabajando, luchando por lo suyo, y aunque estaba agradecida con mis padres pensaba que esa utopía en algún momento se acabaría. En esta crisis me fui a meserear como loca, en cuatro restaurantes a la vez, y después ahorré y me fui a viajar por Europa. Logré canalizar lo que quería ser y la decisión fue terminar Antropología e Historia del Arte. Después de estudiar antropología por tres años me di cuenta que es una versión teórica y mental del teatro, ambos lo que se plantean es una manera de entender cómo el ser humano habita esta tierra, qué nos hace humanos, qué nos hace vulnerables… Siento que en el fondo siempre he querido entender cómo somos seres humanos, pero todo ha ido llevándome a eso.
¿Cuál es el rol de una mujer dentro del judaísmo?
¡El rol de la mujer en el judaísmo es importantísimo! Es una religión muy machista, pero como en muchas tradiciones la mujer es la que mantiene el fuego del hogar: es la que cocina, es la que cuida a los hijos. A mi últimamente me da mamera pensar que eso es machista, hoy en día yo creo que tenemos el poder de escoger porque incluso hay muchos hombres que mantienen el calor del hogar. En mi casa y en mi historia, las mujeres de mi familia han sido mujeres muy fuertes; mi abuela materna era una mujer muy fuerte, muy dominante. Mi madre es una mujer fuertísima también y creo que yo lo aprendí desde la superficie porque lo veo como una necesidad de acertar su fortaleza, pero en los últimos años ha sido todo lo contrario, “cómo me vuelvo más suave, mas vulnerable y menos a la defensiva”. Aunque entiendo de dónde viene toda esa fuerza: mi madre es hija de una sobreviviente del holocausto, de una mujer que llegó a Colombia en un barco después de huir con mi bisabuela de Rusia a Rumania caminando por el bosque y comiendo mantequilla. Ahí por ejemplo no hay oportunidad de ser dócil y tierna, ahí tienes que luchar por tu vida. Yo siento que tengo una conexión muy especial con mi abuela, de hecho hace poco una guía espiritual que tengo me decía que todas las mujeres nacemos en el vientre de nuestras abuelas, porque las mujeres nacemos con nuestros ovarios llenos de los óvulos que vamos a tener durante toda nuestra vida, entonces cuando tu mamá está en el vientre de tu abuela como feto, tú ya estás ahí, por eso el linaje materno muchas veces tiene un llamado tan fuerte en nosotras las mujeres. Volviendo a la pregunta, mi hogar es muy judío, no necesariamente sabemos los rezos en hebreo, pero sí celebramos las festividades de la religión. El judaísmo se trata de tradición, de repetir a través de las generaciones y eso crea un lenguaje universal. En ese orden de ideas la mujer es la responsable de eso, es quien hace los actos repetitivos que mantienen vigente la tradición.
¿Cómo ha sido integrar tu formación judía con todo este universo que estás descubriendo?
Fue entender que la espiritualidad es inherente al ser sin necesariamente tener un lineamiento religioso y poder separar esta idea enseñada y moldeada de un dios, hasta poder quitar la palabra dios de la ecuación y poder creer en una conexión más universal entre todo. El judaísmo no hace parte de mi creencia en términos religiosos, no me conecto en una sinagoga, pero para mí el judaísmo es mi familia y si algo le agradezco es que en el fondo lo que el judaísmo te está tratando de inculcar es que tu familia va antes que cualquier cosa y si los viernes hay Shabat no es porque tienes que sentarte a rezar, es porque vas a compartir con tu familia y a disfrutar con seres que te quieren y tú quieres. Ahora para mí los viernes son sagrados, me parece lo más lindo. Sin embargo tengo una línea espiritual muy diferente a la que ahí se plantea. Tengo unas prácticas propias, el yoga por ejemplo que me ayuda a mantener una estabilidad, o por lo menos lo intento. Este año ha sido de transformación y agradecimiento y mi rezo de este último semestre ha sido invitar la dulzura a la vida, las cosas ya son difíciles entonces todo bien, es así, pero hazlo con dulzura. También he aprendido a poner límites, ¡eso ha sido jodido de aprender! (risas).
¿Cómo defines la vulnerabilidad?
Creo que es pureza con honestidad. “Uy la cagué, más bien asumámoslo”. Muchas veces el mundo exige una fortaleza constante y a veces sencillamente no estás fuerte, entonces siento que la vulnerabilidad es esa habilidad de dejarte permear por lo que está pasando en tu vida de verdad, no por lo que tú quisieras que fuera. Es conciencia pura, esto me pasa, qué hago con esta información. Es conectarse con el presente y abrazarlo. Siento que es una relación con el masculino, es dejarte caer en los brazos de la vida o de alguien y pedir ayuda. Hay otra palabra que no he dicho pero es transversal a mi manera de pensar y es la sencillez: todos estamos en la lucha entonces es no dejar que las cosas que uno hace en el plano material te vuelvan un tirano.
¿Qué opinas de la vulnerabilidad de la mujer dentro del contexto social?
La vulnerabilidad de la que hablaba anteriormente es desde el alma porque en lo personal he vivido mucho desde la dureza. Lo que nos pasa como mujeres en la sociedad machista en la que vivimos... ¡Uf! Nos toca afrontarlo como un colectivo, como la gran mujer que somos todas, y también estar muy atentas a que no se nos vuelva algo militante porque me doy cuenta que en muchas movidas feministas tendemos a excluir a los hombres porque somos sido excluidas por muchísimos siglos. Creo que actualmente estamos en otro grado de conciencia en el que podemos tener la inteligencia en nuestra revolución femenina. Estoy súper en pro que la lideremos las mujeres, porque creo que llegó nuestro momento, pero tengamos cuidado de hacerlo sin tiranía. Me gusta que en esta conversación haya salido el tema de la vulnerabilidad porque es algo en lo que estoy trabajando y me ha costado trabajo llegar ahí. Siento que están pasando cosas en mi vida que me han hecho más sensible ante eso, es muy afortunado acercarme a esa palabra desde un lugar más sano y tranquilo.
¿Tienes alguna experiencia en la que por ser mujer te has sentido vulnerada?
La verdad he sido muy afortunada en ese sentido. He estado rodeada de mujeres maravillosas. Siempre he visto a mujeres haciendo cosas increíbles, vivo con solo mujeres, en teatro trabajo con mujeres, mi mundo ha sido muy femenino. Por eso muchas veces no entiendo que a las mujeres no les dan trabajo o les paguen menos, yo doy muchas gracias porque esas peleas a mí no me han tocado. Estoy rodeada de mujeres trabajadoras. Pero bueno, estamos en Colombia, en Bogotá en pleno 2017 y ciertos aspectos de nuestra sociedad siguen siendo muy primitivos con respecto al género, al sexo y la expresión sexual de las personas, entonces si a veces aunque quisiera salir en minifalda y ombliguera me toca negociar y escoger una de las dos si no quiero ganarme un piropo de mal gusto de camino a Transmilenio. Lo que entiendo es que mejor esas formas de expresión las comparto en mis entornos seguros en donde la gente a mi alrededor va a entender esa manera en la que uno se está expresando. No me siento limitada, siento que es mi realidad.
¿Dónde está tu masculinidad? ¿La sientes en algún lugar del cuerpo?
Yo la relaciono con la energía solar. A veces me siento más masculina que femenina porque mi vida y mi trabajo exigen mucha energía solar: el hacer, liderar, organizar. Y esa creo que es energía muy masculina sin decir que sea de hombre. Mi hacer es muy masculino, pero en la manera en la que cuido mi hacer soy muy femenina, es decir, en el escritorio estoy haciendo, organizando, cuidado presupuestos, aquí y allá, pero como me relaciono con los grupos de trabajo es muy desde el cuidado, de revisar que todo esté listo y todos estén bien, que siempre haya algo de comer, todo esto es muy femenino para mí. Yo siento que soy femenina en mi cuerpo y en mi manera de cuidad mi cuerpo y a mí misma, pero soy muy masculina en mi hacer. Creo que a veces como mujeres cuando tenemos cargos directivos altos tendemos a masculinizarnos y con respecto a eso pienso que se trata de buscar el equilibrio. Lo masculino es obvio: el pene es obvio, pero lo femenino no; es más complejo y hay que buscarlo, pienso que ahí está el equilibrio.
¿Qué admiras de ti?
Admiro mi fuerza. En serio tengo una capacidad de reinventarme, y cuando miro atrás digo "Uff, eso estuvo heavy pero aquí sigo". Admiro mucho mi capacidad de aprender, porque siento que nada pasa en vano. No siempre me han pasado cosas bacanas, han sido aprendizajes muy duros, pero logro ver lo que pasó ayer e integrarlo a lo que soy hoy. Yo soy un ser de la tierra, mi signo del zodiaco es virgo que es tierra, mi luna y ascendente son fuego y toda esta mezcla la siento muy presente en lo que soy. A mí me cuesta trabajo lo elevado, lo airoso, la creatividad y espontaneidad. Admiro la fortaleza con la que me he podido reinventar.
¿Te sientes bella?
La verdad sí, últimamente y como lo dije antes, he estado muy agradecida y esta sensación de profundo agradecimiento me ha hecho sentir bella desde lo más profundo. Me gustan mis vestidos, mis zapatos, mis aretes y mis anillos y desde afuera juego un montón a cómo sentirme bella que es importante, pero ha sido un sentimiento genuino de agradecimiento por mi familia y amigos, y la manera en la que si no dudas y te entregas a esta fe ciega de cómo suceden las cosas todo va pasando. Esa profunda gratitud me ha hecho sentirme muy bella… (risas)
¿A qué mujer admiras?
¡Uy un resto!... voy a reducirlo a personas que han sido muy incluyentes en mí. Sin ser cliché pero siéndolo: mi madre, creo que este sentido de humildad y sencillez lo he aprendido de ella y te juro que eso es lo más importante, ver la sencillez en las personas no importa lo que hagan, y la sencillez lleva al sentido del humor… (risas) Me preguntaste qué es lo que más admiro de mí y antes de todo es, ¡el sentido del humor! Siento que mi madre me enseñó siempre que no importa qué hagas siempre sé querida con todo el mundo. Es algo que ya está en mi ADN.
Isis Tijaro es una mujer que me ha enseñado. Es una mujer que conocí este año y con ella empecé toda una terapia y camino hacia entender el ciclo femenino, y a través de eso entender el poder de transformación y creación que tienes en el útero, no sólo de una vida humana sino de sembrar tus ideas en el útero para que se vuelvan vida. Ese concepto ha cambiado mi vida, entiendo la conexión con lo que sucede con las aguas del útero y del ciclo y además entiendo que todas las mujeres lo tenemos. Isis ha sido re-entenderme.
Diana también es una mujer con la que trabajo algo que llamamos la Geometría Sagrada: ha sido entender que los números están el universo y hay ejercicios que puedes hacer con numerología y respiración en donde siembras tus intenciones. El encuentro entre ellas dos me ha permitido sembrar estas intenciones en mi útero y siento que he ido adaptando mi propia manera de entender cómo unir a estas dos personas que llegaron a mi vida a la vez.
Diego Bernal no es una mujer pero es el ser más femenino que conozco, es mi profesor de yoga y de vida. Así nos conozcamos mucho por medio del mat, lo que Diego nos enseña a todos sus estudiantes es que el yoga no es en el mat, es por fuera de él y chévere ir a práctica y mover el cuerpo, pero la verdadera práctica es afuera y eso él me lo recalca todo el tiempo.
Y bueno, mi prima Alexis que es una mujer a la que admiro —ella no lo sabe, aún le falta ver la gran mujer que es—. Alexis es la definición de sabrosura y claridad, fortaleza y profundidad y el fuego de la salsa (risas). A ella la adoro, ¡es espectacular! Siento una complicidad grandísima en su manera de tomarse el mundo porque no hay nada que la pare, admiro su honestidad y el amor con el que dice las cosas, es una fuente de amor interminable. Alexis es un angelito que anda suelto (risas). Te podría nombrar muchas mujeres más… lo que ustedes están haciendo con MGS, ¡uf! Hay mujeres haciendo cosas muy increíbles en Bogotá, las grandes gestoras y las grandes ideas están a cargo de mujeres tesas, ¡y madres! Muchas madres… ¿Cómo lo hacen? (risas).
¿Qué es lo más transgresor que has hecho?
Te tengo una respuesta muy sencilla y es creer en el teatro. Y ya (risas).
Qué le dirías a Vanessa de hace 10 años?
… (Silencio). Everything is gonna be alright.
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*Shabat: Día sagrado de la tradición judía.
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¿Una canción? Cómo podré disimular, Grupo Niche
¿Un libro? Cien años de soledad, Gabriel Garcia Márquez
¿Un apodo que odiaste? Vanessadora la besadora
¿Tu peor defecto? El perfeccionismo extremo
¿Qué es la sexualidad? La entrega
¿Qué es el pudor? La paciencia
¿Qué es la seguridad? La conciencia
¿La felicidad? Aquí y ahora
¿Qué te molesta? La mediocridad
¿Un sabor? El café
¿Una frase? "Que no sea eterno puesto que es una llama, pero que sea infinito mientras dure" Vinicius de Moraes
¿Una parte del cuerpo? Los labios
¿Qué te enamora? La sencillez y el sentido del humor... Y la comida (risas).
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