- 29 ago 2017

DANIELA ROMERO SOTO #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA

¿Quién es Daniela?

Daniela es una mujer que se ha criado desde las bases, sobre todo bases santandereanas; que tiene varias estructuras muy particulares. Muy dada al servicio. Gran parte de lo que caracteriza a Daniela es el servicio, bajo una consciencia muy particular. Crece en una estructura más bien de estratos muy bajos, con una mamá que sabe que lo que tiene que hacer es sacar adelante a su hija como sea y eso le representa abandonar amores, abandonar pasiones y entregarse a la vida de un ser que trajo al mundo solo por capricho, a sus 22 años. Sufrir el abandono del papá, —que eso lo marca a uno muchísimo— y de ahí llegar al estrato alto de una ciudad que es Bogotá.

Gran parte de lo que creo en la vida es que uno no debe desaprovechar las oportunidades para cambiar las estructuras en las que uno nace. Básicamente lo que hago es proteger el amor, la libertad y la diversidad, en todas sus formas —también por eso la sexualidad—. Es la posibilidad de ser libre en la medida en que me pueda sentir "yo"... y encontrar ese "yo" que creo que es lo más importante —y es lo más difícil—; ese ser sin máscaras, sin pretensiones, sin miedos... Creo que es el ideal.

¿A qué te dedicas?

Hoy por hoy me dedico a... llevar consciencia sobre unas formas distintas de hacer justicia. Que hay formas propias como las tienen las comunidades, que hay otras nociones de justicia, porque considero que la justicia está en este país muy fragmentada, aparte de todo muy... dañada, porque hay un solo prototipo de justicia y al final hablando de diversidad lo que busco es eso: que se entienda la diversidad de formas distintas de lograr eso que para la gente es la justicia, desde una sensación de compensación diferente al daño hacia el otro. Si ya hay un daño, pues creo que la mejor manera no es dañar algo más para arreglar ese daño. Y si la gente la entiende, pues estamos ganando. Ganando paz, ganando tejido, ganando sanación y curación espiritual en el sentido de poder compensar un daño desde lo individual y lo colectivo de otras formas que no impliquen "volver a dañar algo".

Entonces trabajo con comunidades étnicas, con justicia propia. Ahorita estoy ejecutando mi primer proyecto con la comunidad Arhuaca en la Sierra Nevada de Santa Marta, y con los Nasa en el Cauca. Pero creo que eso es transitorio, ¿no? Me dedico realmente a lo primero que dije: al servicio, a cambiar, a generar consciencia. Solo que uno a veces tiene herramientas particulares para lograrlo. En este caso pues la justicia propia.

¿Cuál ha sido tu mayor desafío haciendo lo que haces?

Ponerle esos puntos de quiebre al sistema. Saber dónde hay que poner exactamente eso que es diferente para que ese sistema que ya no funciona se vaya quebrando de a poquitos, para que busque salidas, otras salidas de cambio. Que la gente entienda que los indígenas tienen un conocimiento, que los indígenas SON capaces. Porque a veces el concepto de la discapacidad también se la trasladan a los indígenas. Son "incapaces" porque son "menos" en la evolución —cosa que no comparto—, pero además es que son "menos" porque no tienen el mismo concepto de desarrollo. Creo que es el mayor reto. Que esos puntos de quiebre se pongan de la mejor manera posible para lograr que algo... depronto a 10 años, 20, 30, 50... genere un cambio sistémico.

¿Y como mujer cuál ha sido tu mayor desafío?

En las esferas altas del gobierno... Que te valoren por tu intelecto, por tus capacidades y no por ser una mujer bonita, alta, mona... Adicionalmente, pues tener un equipo donde yo era la jefe —la menor de varios realmente y la que menos pagaban por mucho tiempo—; pero la gente no confía. No confía porque eres mujer, porque eres chiquita y no confía porque acá hay otras maneras que nos han funcionado durante siglos. Si el hombre está molesto y dice "oye, por qué no trabajaste, hay que trabajar"; él es un putas. Pero si uno llega a decir "oye, por qué no entregaste esto" entonces la vieja es una hijueputa, una malgeniada. Ese tipo de cosas todo el tiempo te están permeando. Las mujeres jefes siempre tienen ese estigma "amaneció regluda, o le falta sexo o le falta algo". No solo en esferas altas, en general es muy complejo porque siempre se genera esa poca importancia a tu experiencia y es una barrera que afecta más que nada lo emocional. Porque en lo laboral yo logro los resultados con trabajo y esfuerzo, como lo hacemos todos. Pero en lo emocional no, ¿quién te cura esos flechazos?

¿Cuál es tu noción de justicia?

Para mí llegar a un equilibrio de justicia es tener las herramientas; tener la oportunidad para compensar eso que se desequilibró y creo que básicamente la justicia llega individualmente, o sea, si yo trabajo por mí misma y me sano, al final logro justicia independientemente de qué le pase al otro. Y ahí sí como lo piensa el pueblo Arhuaco: hay algo tengo que compensar que se descompensó y que hace que eso me suceda. Independientemente si la otra persona va a la cárcel o no, se muera o no, al final la justicia es la reconciliación conmigo misma y con ese evento.

¿Cómo ha sido trabajar con las comunidades indígenas, qué es lo que más has aprendido de toda esa experiencia?

Las formas distintas de ver el mundo, de relacionarse con el medio ambiente, con el agua, con las cosas básicas; con el territorio. Las formas de comunicarse con lo inmaterial, con eso que está oculto y escondido. Ellos tienen esa sabiduría. Ellos saben comunicarse con la montaña así como nosotros hablamos por celular. Esos mensajes los conocen ellos sobre todo los Arhuacos y sobre todo en la Sierra. Eso es mágico, lo ancestral es eso: magia.

¿Has observado estructuras patriarcales dentro de las comunidades?

Muchísimo. Pero trato de no permear con nuestra forma de ver el género, de no traer esta lucha que es Occidental, individual y particular y de entender que ellos tienen sus propios tiempos en esa lucha de género. Y trato también de entender el rol que las mujeres cumplen dentro de las comunidades. Pero, sobre todo el tema se ve en el gobierno, en las decisiones internas de gobierno, en las decisiones fundamentales. A las mujeres las respetan, las quieren —algunas comunidades más que otras— pero al final si las sacas del núcleo político pues las estás excluyendo de todo. Una de las cosas que más creo es que cuando las mujeres no son activas en el pueblo indígena, la legitimidad del pueblo es menor. Porque las mujeres influyen mucho en darle esa legitimidad porque crían a los nuevos. Si la mujer está conciliada con su pueblo el pueblo crece, si la mujer no está conciliada el pueblo puede tender a desaparecer. Como la lengua. Esa es mi teoría, si no las incluyes no transformas, no produces, no te extiendes.

¿Cuál crees que es el rol fundamental de la mujer, sea dentro de esta sociedad Occidental o dentro de sociedades ancestrales?

Hay un don de crear y de transformar. Toda la materia, lo que sea que pongas. Se crea en la tierra y se transforma en algo, como la mariposa. Y ponlo en cualquier contexto, ese es el rol. Las mujeres pueden salirse por fuera de lo que solo se ve en lo cotidiano. Eso está ligado con la intuición y ese desarrollo intuitivo viene más de la mujer —no digo que no haya hombres intuitivos, hay hombres MUY intuitivos—, pero ese desarrollo intuitivo viene más de la mujer, de poder leer… la energía que no miente.

¿Qué te motiva a levantarte todos los días?

Mi vida. Como que estoy enamorada realmente de la vida. Me motivan, mis perros. Amo los perros, amo los animales; creo que tengo una relación profunda con ellos de entendimiento. Me motiva darles amor a ellos, darme amor a mí, poder disfrutar del sol, sentirme tranquila y reconciliada con lo que al final del día pasa.

(Pausa)

(Un hombre lanza un gato al mar —dice que lo está castigando porque se comió el pescado)

…Hablando de ese tema animal. Me motiva eso, poder dar un servicio. Y me motiva levantarme por quien soy. Tuve una época en la que tuve una depresión y ese era el mayor problema: no levantarse. Pero al final se levanta uno por uno mismo, porque uno se ama, por nada distinto que el amor que uno se tiene.

¿Cómo crees que podamos trabajar ese amor propio en un mundo en el que amarse a uno mismo es casi un acto de rebeldía?

(Risa). Esa es una pregunta difícil. Creo que hay una necesidad de análisis del origen. De “por qué soy como soy”, “por qué me gusta lo que me gusta” y. aceptarlo profundamente; aceptar ese origen permite reconciliarse. Si soy así eso viene de algún lado y para qué lo quiero cambiar si no es para sentirme más amada. Hay otras vías: recibir el amanecer, eso te da a entender que todo nace y todo muere en un mismo día. Eso hace que se simplifique todo. Uno no es más que un día, que tiene 24 horas y aceptar que ese es el alcance, entonces, ¿pa qué lo quiero agrandar? El día ya al final es perfecto. Algo que me enseñó un gran amigo es que lo imperfecto es perfecto. La imperfección es hermosa.

¿Te sientes bella?

Sí. Cada vez más, antes no tanto. Hay bellezas que le gustan más a otros, ¡a mí me gusta la mía! Creo que la belleza es energía, y a medida en que uno trabaja su propia energía, genera belleza. Ella (señala a una perra playera al lado nuestro) nos cuida porque se dio cuenta que nosotros somos energéticamente bellos, nadie le pidió que lo hiciera.

¿Qué es lo más transgresor que has hecho?

¿Aparte de ser mujer? (Risas). Yo creo que mi sexualidad. Me gustan las mujeres, la libertad, el poliamor, pero no solamente por transgredir. Viene del corazón, el resultado ha sido transgresor. Romper con lo hetero-normativo, romper con lo normativo, lo que se encasilla. Eso es transgresor sobre todo en un campo fundamental que es la familia, eso es transgredir el origen, es transgredir la base. Eso hay que hacerlo, desafortunadamente.

¿Qué te emputa?

Ush. ¡Me emputa que me anulen, como ser humano! Que no me reconozcan como una existencia. Esa anulación le duele a cualquiera y eso tiene mucho que ver con la discriminación, que no te den una validez como ser humano; eso me emputa. Me emputa cuando la gente es poco consciente en cosas comunes. Me emputa que la gente en lo cotidiano se relacione mal y eso es un ejercicio de paciencia grandísimo. La inconsciencia da malgenio. Sería más chévere que estuviéramos más conectados, ¿no?

¿Qué sería conectar?

Ese amor propio. Se conecta uno con uno mismo y por ende con la tierra, con el aire, con la luna, con las estrellas. No tenemos que ser indígenas para podernos conectar, ni tampoco yogis. Aceptarse; asumir lo que uno es. Conectar con los abuelos, con esa enseñanza ancestral que ALGO nos vino a decir, por algo nacimos aquí.

¿Cómo pudiste sanar la ausencia de tu papá?

Lo hice de muchas formas. Terapias, alcohol, weed, fiestas. Me di la oportunidad de conocerlo y cuando lo conocí me di cuenta que no era nada más que un ser humano. Y un día le dije: ¿Sabes qué? Lo más bonito que me ha pasado a mí en la vida fue que usted me hubiera dejado. Se lo dije con todo el amor. Todo lo que pasó no fue casualidad. Hoy tengo una familia increíble, y tengo otros vínculos. Tratar de no quedarse en el pasado. Para qué me peleo con este hecho. Me costó. Eso hay que sanarlo y hay que trabajarlo. El abandono es un hecho que te marca.

Mujeres que admires.

Admiro a mi mamá; a mi abuela: una señora que crió 12 hijos sola. Se pensionó con 500 mil pesos y pudo sacar su casa adelante. Y hoy por hoy sigue preocupada por sus nietos, sirviendo; vuelve y da y retribuye, ¡es una cosa mágica! Mujeres grandiosas hay un montón. Sobre todo admiro a las mujeres cotidianas como nosotras, que cada una tiene sus batallas. No me gusta tanto las personas famosas o que aluden a esos estadios, porque esos modelos a seguir, al final solo terminan dándole más fuerza al “deber ser”. Al final la diversidad está en lo cotidiano.

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