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NINA RODRIGUEZ #BOLDWOMAN #TODOPODEROSA


*Foto por Andrés Espinosa

¿Quién es Nina?

¿Quién es Nina?… Nina empezó cuando empecé a pensar en hacer música. Me sentía muy incomoda en donde me desarrollé —modelaje y en un contexto familiar machista—. En las canciones que escribía sentía que tenía el espacio para ser yo misma, decir las cosas que no podía decir en casa… Era un universo muy personal donde desahogaba toda la inconformidad, insatisfacción… Entré al modelaje buscando ser menos tímida —era SUPER tímida— y en poco tiempo tuve reconocimiento. No fue una decisión de vida tan consciente, surgió y se desenvolvió. Cuando menos pensé estaba metida de lleno. Una vez me gradué de diseño industrial y la música empezó a tener más protagonismo en mi vida, decidí dedicarme a hacer música (risas). Fue muy chistoso porque prácticamente me gradué, le entregué el diploma a mi papá y le di la noticia. Ahí me di cuenta que no podía ser la misma persona, tenía que reinventarme. Con Oliver Siegenthaler creamos a Nina Rodríguez. Era mi alter-ego, distante a la mujer del modelaje. Era empezar de cero.

¿Tu nombre real?

Carolina.

Queremos saber un poco más de tu pasado ¿De donde viene Carolina?

Yo vengo de una familia costeña, mi papá es de Montería, mi mamá de Barranquilla. Son una familia muy tradicional, conservadora. Siempre fui la loca, la que cantaba todo el día, súper dramática… La creativa (risitas). Desde muy pequeña entré a la Javeriana al programa de música. Siempre he sentido que la música me llama. Pero en ese entonces no tenía las pelotas para meterme a estudiarla. Llegué a diseño industrial como por mantenerme en una rama creativa que pudiera tener un futuro más “seguro”. Crecí con unas condiciones físicas que hicieron que encajara en muchos círculos frente a lo estético y la belleza… En la costa meterse al reinado es lo mejor que le puede pasar a un padre, mi papá siempre me decía “tienes que ser reina”… Entonces terminé la carrera y me metí al reinado a los 23 años. Fue una experiencia muy loca. Sin embargo siempre estuvo en mí el reforzar que yo era más que lo que se veía afuera. A los 19 años ya era una modelo reconocida y eso me permitió independizarme muy rápido. Tuve hasta una empresa de diseño con mi mamá.

Aparte de la música, ¿qué hizo que quisieras cerrar con el ciclo del modelaje?

Duré 12 años en el modelaje, fue un montón. Empecé un proceso personal, de replantearme muchas cosas. En la música conectar es fundamental, no importa si eres bonito/feo/raro, entonces buscar entender quién era yo se convirtió en una prioridad. Tuve una depresión muy fuerte, que me costó casi 3 años salir de ella, pero que me permitió encontrar un nuevo camino. Durante la depresión, tuve cambios hormonales muy fuertes, subí de peso, me dio acné, y ahí al enfrentarme al salir de los estereotipos de lo que es ser bello, no ser contratada más por la agencia, etc., tuve que buscarme profundamente. Volverme a encontrar no fue fácil. Ya no era ser linda y hacer plata fácilmente… Era enfrentar el engaño, saber que ese “reconocimiento” no es verdadero, pues la aprobación dura hasta cuando les sirves. Al entender que yo no podía ser solo una ficha, fue cuando empezó a haber una reconciliación conmigo misma, mi cuerpo. Aceptar mis tetas… En el modelaje tener tetas grandes era un tema y siempre me sentí mal. Las medidas se vuelven el estándar de la moda y cuando todo se reduce a medidas es muy fuerte. La violencia que había alimentado hacia mi cuerpo fue total y eso debía cambiarlo. La pregunta que siempre rondó fue: ¿Cómo la forma en la que crecí me afectó? La música fue el ancla para sacar esos sentimientos, por lo menos rodearme de otras cosas permitió que entendiera que no tenía que ser lo que se esperaba de mí para ser aceptada. Podía llegar en tennis y sin arreglarme y seguía siendo yo. En el modelaje no pasaba eso. Fue muy bonito compartir con más músicos, conocer talentos diversos manifestándose… Todo eso me nutrió. La última vez que modelé en Colombiamoda, entendí que no podía ir en contra de lo que quería. Parte de cultivar el carácter era ser consecuente con lo que pensaba. Ya no quería tener más el estigma de “la modelito que cantaba”, me persiguió mucho tiempo y quería acabar con eso. El medio del modelaje es muy superficial y fuerte, a veces las críticas no comprenden que hay personas con sentimientos detrás. El mayor reto fue jugármela por la música. Cuando renuncié —sin importar el miedo— empezaron a salir cosas.

¿Te sientes bella?

Es una pregunta difícil de responder. Creo que me he reconciliado muchísimo conmigo misma, mi cuerpo. Dejar de verme como una medida y dejar de lado la obsesión por el peso, a mejorado mucho mi vida. Una persona que me ha ayudado en todo mi proceso se llama Alberto Monti —es mi maestro—, con quién he trabajado mucho el construir estima. Pueda que hayan días que no me sienta bella, pero no me doy tanto palo. No es una imagen tan distorsionada como antes. De igual forma el juego de las redes sociales es complejo, ahí cae uno en el filtro, la pose, la aceptación. Muchas veces se ponen fotos para encontrar likes que suban el ánimo… El conflicto está, pero cada vez importa menos.

Más allá de la puesta en escena, ¿te identificas más con Nina que con Carolina?

Sí, total. Siento que Carolina murió literalmente. Nina fue un ejercicio creativo, que se volvió una realidad. Al principio era extraño, pero me siento completamente identificada con lo que he construido de mí como Nina. Tuve que hacerle duelo a muchas cosas: familia, tradiciones, formas de ver la vida… Enfrentar ese “deber ser” fue muy bello, pues no puedo ser lo que otros esperan.

¿Cuál es tu heroína favorita?

Para mí SIA es un referente artístico súper fuerte. Me encanta su propuesta, el ir más allá, taparse la cara, letras muy… Se nota que fue una infancia muy violentada y aun así logra contarla desde una sensibilidad absoluta. Hay un disco que se llama “People have real problems” y va dirigido a las personas que tienen mucho dinero y que sus conflictos son muy culos… Es contar historias desde lo complejo, lo real, no tapar con banalidades solamente. Todo hace parte de la vida.

Otra heroína, más cercana, es Ana Belíza, mi cuñada. Está embarazada. Fue una sorpesa. La forma como asumió este reto, a pesar de haber “roto el corazón” de su papá; tener le fuerza para enfrentarlo, recibirlo con el mayor amor. Para mí es un acto heroico.

¿En qué valores fuiste criada?

Mis papás han sido personas muy compasivas. Siempre se han preocupado por quienes los rodean. Ambos empezaron de cero. Mi papá es una persona muy perseverante y lo admiro mucho. Mi mamá siempre ha sido el apoyo incondicional. Lo que más tengo presente de ellos es su humildad, nunca creerse más que otra persona. Definitivamente lo perseverante se lo heredé a mi papá, por eso hago lo que hago y por eso él se asusta —nos empecinamos en hacer lo que queremos— (risitas).

¿Qué piensa tu papá de tu carrera musical?

Por haberse hecho de cero, entiende que es comer mierda, pero seguro no quiere que yo la coma (risitas). Soy su única hija mujer —creo que quería algo distinto para mí— pero 8 años después desde que empece este sueño, respeta lo que hago. Ya nos reconciliamos en este tema, siempre habrá algún comentario pero desde el respeto.

Como mujer, ¿cuál ha sido el reto más grande en la música?

Sin duda, quitarme el estigma de la “modelo que canta”. Y el del hecho que uno tenga ciertas características físicas entonces tenga que cantar cierto tipo de género. Es muy loco. MMM. Mucha gente opinó en la primera etapa de mi proceso y perdí mucho tiempo. En vez de escribir mis canciones, me concentré en encontrar el camino más rápido, de más reconocimiento, etc. Este es el primer disco (se refiere a Heroína) en el que aparece mi cara, siempre la había ocultado. Había sido todo un tema y ahora dice mucho de lo que quiero mostrar, mi verdadero yo.

Por otro lado, el tema de las canta-autoras en Colombia creo que va más lento. Hay bandas con voces femeninas que nos han abierto mucho espacio (Andrea-Aterciopelados, Goyo-Chocquibtown, Li-Bomba Estéreo, Catalina-Monsieur Perine), líderes en todo el sentido de la palabra. Pero a quienes vamos solas, nos ha faltado encontrarnos. Creo que falta compartir más. Admiro mucho a Lianna, Delfina Dib… Creo que un ejemplo de unión es Natalia Lafourcade, la labor que ha hecho con otras mujeres. Cuando nos unimos nos fortalecemos. Sabemos que muchas estamos luchando, pero considero que podrían abrirse más puertas si estuviéramos más sintonizadas. Es importante unir energías. Recuerdo la primera vez que canté junto a Delfina… Yo estaba muy nerviosa y apenas ella se subió y se devoró el escenario, sentí como su fuerza me invadía y me inspiró a estar en su mismo nivel. No era competencia, era elevarnos mutuamente. Desde que Mauricio García nos presentó, nos conectamos. Ella es muy auténtica.

¿Cómo definirías la feminidad?

¿Cómo definiría la feminidad? MMM, en medio de todo este proceso me toco reconciliarme con ese término. Me metí en la película que tenía que ser muy hombre para poder ser aceptada. Esa reconciliación va ligada a las figuras femeninas cercanas, que quizá no fueron tan fuertes. En mi caso eran más calladas y sumisas, pero no por ello desde un lugar negativo. Es enfrentar lo que para mi es ser mujer: sensibilidad, emotividad, poder hablar y escuchar —creo que tenemos la naturaleza para contener al otro—. También es dejarse consentir y cuidar. No siempre hay que estar en la lucha del “yo lo puedo todo sola”.

¿Qué admiras en los hombres?

Admiro la perseverancia que admiro en mi padre, pero sobretodo su conexión con el lado femenino. El saber que pueden sentirse vulnerables y que pueden escuchar. Esa capacidad para escuchar es muy bella. Los hombres que también saben admirar y enaltecer a su mujer. Considero esencial cuando el otro inspira a sobresalir.

¿Qué te emputa?

La mentira. La falta de palabra. Qué alguien te mire, te diga algo y no lo cumpla. Me cuesta mucho.

¿Cuál es tu lado oscuro?

¿Cómo se definiría eso? (Silencio prolongado). Soy muy melancólica. Tengo miedo al amor, es algo ahí.

¿Por qué le tienes miedo?

Creo que el acto es muy simple, y uno lo complejiza mucho. A veces uno quiere que las personas sean como uno quiere y no como son. En ese ejercicio de abrirse y mostrase como uno es, hay miedo a ser herido, o lo que uno es no sea lo que el otro desea.

¿De dónde sacas tu fortaleza para el día a día?

Tengo una anécdota. Uno de esos días donde uno siente que nada va a funcionar, que se duda todo, me di cuenta el papel que tienen los fans. Un día, una chica me escribió después de ver un programa donde salía —La Voz—. Me contó que al escuchar mi canción “Busco un doctor” y saber que yo también había pasado por una crisis de depresión, le dio mucha esperanza pues estaba atravesando un mal momento. Eso me tocó. Uno a veces cree que está solo, y no. Saber que con una canción puedo generar ese efecto, es todo. No se trata de resolverle a la gente pero sí es un salvavidas. Andrea y Camila —las que dirigen el club de fans—, son dos seres de pura fuerza que me recuerdan el por qué hago lo que hago. Cuando uno tiene la responsabilidad frente a alguien, hace lo que sea. No hay opción de renunciar, no hay…

¿Qué le dirías a la Nina de hace 10 años?

En este proceso me he encontrado con muchas Ninas chiquitas que han servido de espejo. Creo que me la pasé peleando mucho con encajar. Pasé muchos años en eso y considero que hay que hacer las paces con quién es uno. No parecería tan complejo, pero le diría que hay que empezar YA el trabajo de amarse y respetarse. Uno no está solo nunca, pensar en morirse es muy egoísta. Si hay algo no resuelto hay que hacer hasta lo imposible por resolverlo para encontrar en ese camino una respuesta. Hay que ser.

¿Cuál es la canción más significativa de tu disco?

"Cicatrices", creo que es la más sencilla. La grabamos en mi casa. Habla de ese momento del disco donde el mayor reto era creer en mí. Las heridas también hacen parte de lo que soy.

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Una canción Love is a losing game, Amy Winehouse

Un libro El penúltimo sueño, Angela Becerra

Un agüero No poner la cartera en el piso

¿Qué es la sexualidad? El poder más grande

¿El pudor? No sirve para nada

¿La religión? El bien y el mal como algo moral

¿La política? Me abstengo

¿El amor? La compasión

¿Qué te enamora? Autenticidad

Un sabor Frambuesas

Un lugar Tulum

Una parte del cuerpo La espalda

Una frase "Abre los ojos y no confíes en todos, de diez ovejas nueve son lobos"

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Escucha su disco en:

https://open.spotify.com/album/1Tcw33hw9bFhoW5C7GW7Sl

Gracias Nina por la historia y que nos sigas llenando de música.

@MyGrlStory

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